Se clasifica rutina, a aquel hábito que se adquiere al repetir las mismas actividades una y otra vez.
El "Gran Viaje Espiritual", donde muchachos de 16 a 19 años se anotaban para romper lo cotidiano, aun cuando estarían dos semanas sin señal y videojuegos, era un mal justificable para cualquiera de ellos.
Y, aun así, todos terminarían extrañando la rutina.
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Los grupos, ya asignados previamente, eran hechos mezclando las edades lo más posible, para darles a cada estudiante la oportunidad de hacer "amigos", o más bien conexiones.
A cada grupo, formado por 6 o 7 chicos, les dan una cabaña separada a treinta metros de las otras, para una pequeña semblanza de privacidad; cada estudiante debía mantenerse esas dos semanas, no verían a los profesores muy seguido.
Para Jeon Jungkook, alumno de 16 años, su primer viaje era emocionante, tal vez al fin lograría ser tratado como adulto, si solo demostraba madurez frente a los chicos.
Posiblemente su plan hubiera funcionado, si no fuera por que los demás empezaron a volverse locos y a morderse unos a otros.
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Empezó como día normal de campamento, se suponía que despertaban, se aseaban, preparaban el desayuno y se encontraban junto a los demás en el claro que se encontraba en medio de la ubicación de las cabañas.
Allí encontrarían las indicaciones del día, ya sea ejercicios de superación personal sacados de libros de autoayuda baratos o juegos que supuestamente lograrían el trabajo en equipo.
Realmente nadie quería hacerlos, pero era eso o ser regañados por los profesores.
Jungkook, el menor dentro de su grupo, se había levantado esa mañana para darse cuenta que todos se habían ido, lo dejaron solo otra vez.
Aún no comprendía cual era la razón del rechazo que sus compañeros le tenían, en cada actividad trataba de dar su mayor esfuerzo, aun cuando no quisiera, y, aun así, lo miraban con desdén.
-Tal vez tener amigos no sea lo mío - pensaba mientras salía de la cabaña e iba al punto de encuentro.
Allí estaban todos; su grupo, de los cuales todavía no sabía ni los nombres, estaba apartado de los demás, y sabiendo que no sería bienvenido, decidió sentarse en uno de los asientos de alrededor del fogón.
- ¿El profesor Bernt todavía no llega? - pregunto un chico sentándose a su lado. Jungkook lo miro extrañado de que alguien le hablara. El chico no parecía medir mucho, rubio de ojos grises.
- Emm, aún no - respondió Jungkook algo tímido.
- Perfecto, mis amigos todavía ni se levantan, no deberíamos habernos quedado despiertos hasta tan tarde. Por cierto, soy Park Jimin, mucho gusto - dijo sonriendo mientras le daba su mano.
- Soy Jeon Jungkook - respondió el, dándole la mano. Ambos comenzaron a charlar hasta que fueron interrumpidos por un grupo de cinco chicos, todos casi corriendo, se veían preocupados, de seguro por si el profesor había llegado.
- Heeey Jimin, cómo pudiste irte sin esperarnos? Eso no se hace - grito uno de ellos, mientras le hacía caras a Jimin.
- Jin Hyung, no es mi culpa que ustedes sean tan lentos, por suerte Bernt aún no llega, sino nos hubieran mandado a limpiar los baños - respondió Jimin refunfuñando.
- Jimin, ¿quien es tu amigo? - cortó la discusión uno de los más altos, morocho de ojos marrones.
- Ahhh si, chicos este es Jeon Jungkook. Jungkook, el hyung gritón es Kim SeokJin, el más viejo, a su lado está Jung Hoseok, el bailarín, Kim Taehyung, el fotógrafo, Min Yoongi, el compositor y Kim Namjoon, el poeta -, los presento Jimin, mientras señalaba a cada uno de los chicos del grupo.
- ¡Jimin! ¡¿Como puedes llamar a tu hyung viejo?! Además, no se señala a las personas, ¡y ya dijimos que yo era el más hermoso! - decía Jin mientras los demás saludaban a Jungkook.
- Y, ¿Donde esta tu grupo Jungkook?-, pregunto Hoseok mientras se estiraba.
- Ellos están allá sentados-, respondió este, mientras su grupo los miraba como si estuvieran locos, por Jimin y Jin, los cuales estaban haciéndose muecas.
En ese momento, el profesor Bernt apareció del bosque, moviéndose lentamente mientras arrastraba su pierna izquierda.
Parecía haber estado en una pelea contra un boxeador, su camisa estaba sucia con barro y sangre, su pantalón del lado derecho desgarrado.
Uno de los muchachos del grupo de Jungkook se acercó a él, preocupado por su aspecto, y por el hecho de que parecía haber sangre corriendo por sus brazos.
-Profesor, ¿Que le sucedió? ¿dónde están los demás profesores? - inquirió dándole algo de apoyo.
Entonces, el profesor estiró sus manos, tomo al chico del brazo, y le dio un mordisco, haciendo que algo de sangre saltara.
Todos quedaron completamente helados, hasta que vieron a los demás profesores corriendo hacia ellos, todos con miradas sedientas de carne.
- ¡Levántense! -, gritó Namjoon mientras tomaba del brazo a los dos sentados más cercanos a él, SeokJin y Hoseok.
Jimin tomo a Jungkook, el cual parecía estar en shock.
- Namjoon, vamos a la cabaña, es la más cercana- grito Yoongi, con Taehyung a su lado.
Los siete corrieron hasta la cabaña, tratando de escapar de los caníbales que alguna vez fueron sus profesores.
- ¿¡Que fue eso?! Los profesores simplemente salieron de la nada. - decía SeokJin sentado en la cama, su rostro completamente pálido.
- Algo tenían, Bernt parecía estar bien, pero algunos de los otros tenían mordidas, la profesora Kubrow tenía la mitad izquierda del cuello abierta completamente -, contesto Hoseok, mientras miraba por la ventana junto a Jimin.
- ¿Que haremos ahora? - pregunto Taehyung sentándose junto a Jungkook.
Todos se miraron entre sí.
- No tenemos señal, este bosque está vacío de comunicación, por lo que llamar a alguien para que nos ayude será imposible, lo que nos queda es volver a casa-.
- Jungkook tiene razón, debemos conseguir el transporte escolar o alguno de los autos de los profesores. No podemos quedarnos sentados -, añadió Namjoon.
En eso, se escucharon gritos, que venían del punto de encuentro.
Al acercarse a la ventana, vieron horrorizados como algunos de sus compañeros, principalmente los chicos del grupo de Jungkook, atacaban a otros.
Saltaban sobre ellos, mordían donde podían alcanzar, gruñendo con la vista nublada, algunos tambaleando hacia su próxima víctima.
De repente escucharon golpes y gruñidos en la puerta.
Desde la ventana, pudieron ver a la profesora de biología, la profesora Merk, rasguñando la madera con sus largas uñas postizas de color rojo.
Jin corrió a la puerta y puso todo su peso, tratando de que la profesora no lo escuchará. Yoongi y Namjoon corrieron a ayudarle, mientras Jimin corría las cortinas.
-Jimin, Hobi junten algo de ropa, nuestros celulares y toda la comida y agua que puedan encontrar. Distribuyan todo en una mochila para cada uno, traten de ser silenciosos- susurró Namjoon.
- Tae, Kook busquen palos, cuchillos o lo que sea para defendernos- siguió Nam.
Los chicos comenzaron a moverse, todos en silencio. La tensión y el miedo que había en el ambiente se podían sentir.
El único sonido que había en todo el lugar era gritos de dolor o terror que se alejaban de la cabaña.
Luego de veinte minutos, los gritos y gruñidos se dejaron de escuchar, ni siquiera la Prof. Merk estaba ahí.
-Tenemos que ir a mi cabaña- dijo Jungkook mirando a Tae.
- ¿Cuán lejos estamos de ahí? -
- Más o menos dos cabañas más, allí hay palos de hockey, al menos cinco. Eso más el cuchillo y la raqueta de tenis hará que cada uno pueda defenderse, además los otros habían comprado comida -, Jungkook lo miraba con gran intensidad, tratando de hacerle entender que era importante.
-Iremos a buscar más provisiones en la cabaña de Kook, estaremos a dos cabañas, esperen aquí- avisó Taehyung mientras le pasaba el cuchillo.
- Yo iré con ustedes, necesitaran ayuda para traer todo-, Yoongi dijo mientras tomaba uno de los bolsos grandes que tenían vacíos.
Los otros los miraban preocupados, bien esta podría ser la última vez que vieran a sus tres amigos, pero la promesa de provisiones y armas para defenderse eran necesarias para poder llegar hasta sus casas.
Los tres salieron lentamente, mirando para todos lados, y cerciorándose de que ninguno de los profesores o alumnos estuviese cerca.
Vigilando que nadie se acerca, comenzaron a correr rápidamente hacia la cabaña.
Dentro de esta, Jungkook se abalanzó hacia la pequeña nevera donde sus compañeros escondieron toda la comida y agua que habían traído a escondidas.
-Yoongi, los palos están debajo de la cama de la esquina, Tae hay una mochila grande debajo de la tercera cama, empezare a cargar todo, debemos apurarnos- susurró Kook Mientras comenzaba a cargar todo en su mochila de viaje.
Cada uno se movió por el lugar, inspeccionando cada centímetro, por si encontraban algo de utilidad antes de salir.
- No hay nada más, vámonos- dijo Yoongi abriendo la puerta, y en ese instante, uno de los compañeros de Jungkook se abalanzó sobre él.
- ¡YOONGI! - gritaron ambos asustados.
El zombi estaba sobre Yoongi, tratando de morder donde pudiera alcanzar. Yoongi luchaba contra este, tratando de alejarlo lo más posible, sin ser mordido. Sabía que, si lo llegaban a morder, ese sería su final.
Taehyung reaccionó primero golpeándolo en la espalda, piernas y cabeza, pero el zombi simplemente no paraba.
En eso, para Jungkook fue como si todos los videojuegos que alguna vez hubiera jugado, se le vinieran a la mente a la vez. Corrió hacia la cosa que intentaba terminar con uno de sus nuevos amigos, y enterró el cuchillo en su cabeza hasta el comienzo del mango.
El zombi cayó como si le hubieran cortado los hilos a una marioneta.
Taehyung empujó el cuerpo inerte, y ayudó a Yoongi a levantarse.
Los tres se miraron, pálidos y agradecidos. Yoongi puso sus manos en el hombro de cada chico, apretando un poco y tratando de hacerles entender que estaba sumamente agradecido, sin ellos hubiera muerto.
- Debemos irnos, los demás se preocuparán-, y salió de la cabaña con los palos en mano.
Ambos se posicionaron tras Yoongi, Kook y Tae tenían cada uno una mochila con víveres, y uno con un palo y el otro con el cuchillo en mano. Si alguno de esos muertos se les acercaba, estarían listos para acabarlos.
Luego de unos minutos, al fin llegaron, los demás estaban listos para partir, Hoseok tenía en mano la mochila de Yoongi.
Los gruñidos que casi habían desaparecido en la lejanía, se podían escuchar algo cerca, por lo que comenzaron a andar hacia el comienzo del bosque. Con suerte encontrarían algún auto que los llevará a sus casas, y el terror habría pasado.
Lástima que la realidad y los deseos difícilmente son los mismos.