Zigor

SIETE

Llevo mucho tiempo sentada viendo la caja de regalo y la invitación sin saber qué hacer, mis pensamientos viajan a una chica desaparecida y aun despampanante chico con una belleza singular. No sé qué hacer  ¿ir o no ir?, la familia se tomó la molestia de mandar un vestido y no tengo excusa por la ropa pero... en realidad mi morbo por saber de esa familia es grande y sé que mi entrometimiento solo traerá problemas.

Al carajo los problemas, voy a ir a esa fiesta.

Tomo mi celular y le llamo a la única persona que no está despierta a las tres de la tarde.

– ¿Domi? –contesta Marce con una voz adormilada.

–Necesito que vengas a mi casa, es importante.

–Dormir es importante ¿lo sabias?, tengo una resaca horrible.

–Marcela. Por favor, es urgente.

–Ugg, bien...llego en cinco.

Al colgar la llamada siento de nuevo la sensación de ser observada, es algo con lo que eh comenzado a acostumbrarme por malo que eso sea. Tocan la puerta de mi casa y dejo mi teléfono en la mesa de centro para ir a abrir.


–Enserio espero que sea importante. – Marce está en la puerta de mi casa con unos lentes de sol más grandes que su cabeza y un café en mano. Sí que se ve mal.

–Wow, te vez terrible– le digo examinándola de arriba para abajo, nunca había visto a Marce en tan deplorable estado.

–Vine porque tenías algo importante que decirme, no a que me criticaras mujer–se abre paso para entrar a mi casa y lanzar su bolso mi sofá para después voltear a verme con cara de pocos amigos.

Cierro la puerta para dirigirme al centro de mi sala y agarrar la invitación ante su mirada.


–Me llego esta caja de regalo hoy en la mañana y dentro venia esto. – le extiendo el sobre con la invitación para que lo viera.


Ella ve el sobre con curiosidad antes de agarrarlo. Al verlo detenidamente su cuerpo se tensa y aprieta los dientes, su mano libre se aprieta tanto que sus nudillos se ponen blancos.

– ¿Estas bien? – mi pregunta parece sacarla del trance ya que suelta su mano y fuerza una sonrisa para contestar.

–Sí, estoy bien. ¿Piensas ir al baile? –contesta entre dientes, viendo la carta con recelo.

–Pues ese es el plan, planeo ir y ver de qué se trata todo esto. –le digo tomando el antifaz y mostrárselo.

–No deberías de ir, es una familia un poco extraña y no tienes vestidos.

Entrecierro los ojos en su dirección, le molesto la invitación y hay algo más que le molesta, su rostro no refleja algo más en el lugar del enojo.

–No te preocupes por eso, ellos enviaron uno. –alzo el vestido para mostrárselo.

Ella alza las cejas por la sorpresa pero rápidamente las hunde.

–Que considerados. – sonríe pero esta no llega a sus ojos y a kilómetros se ve la falsedad en ella.


–¿Tienes algún problema?, ¿Algo te molesto? O qué diablos te pasa– ya estaba desesperada de su actitud sin motivo.

–Pues sí, si me pasa algo y me pasa que yo eh querido ir a esas fiestas porque solo se invitan a los más relevantes, eh querido ir desde hace mucho y me parece injusto que llegues tú y te quedes con mi lugar. Esa invitación me debió de llegar a mí y no a ti. –respiraba de una forma agitada, su pecho subía y bajaba, sus puños estaban apretados y su cara roja de enojo.

Sin decir nada más tomo su bolso y se fue de mi casa dando un fuerte portazo haciendo que me sobresaltara. Segundos después entro Trevor confundido.

–¿Y a esta que le paso?.

–Un estúpido baile fue lo que paso.

–¿Baile?, ¿Qué baile?.

Le doy la invitación para mostrarle el motivo del enojo de Marcela.

–No lo sé Dominick, esto no me da buena espina, esa familia es muy extraña. –dice viendo la invitación con desconfianza.

–Es extraña en el hecho de que hacen una fiesta con su hija desaparecida, sé que hay algo mal con esas personas Trev– tomo la invitación de sus manos para verla.

–Y aun así piensas ir, te estas metiendo en terreno peligroso hermosa.

–lo se.

–hermosa... –Trevor me llama la atención mientras se toca la nuca.

–¿Qué pasa?.

–Mi madre se enfermó y tengo que cuidarla por unos días, no quiero dejarte sola. –su cara transmite culpabilidad y vergüenza.

–Trevor, sé que quieres protegerme pero tu familia es primero, se cómo cuidarme sola–le digo dándole un apretón en el hombro para intentar transmitirle tranquilidad.

–Prometí que estaría contigo en lo que esto se resolvía o mientras tu madre llegaba, pero no tengo un buen presentimiento sobre dejarte sola–sus ojos reflejan la preocupación.


–Estaré bien, lo prometo. No tienes de que preocuparte –le doy una sonrisa y eso parece calmarlo ya que sus hombros se relajan y deja salir un suspiro.

–Bien...confiere en que te encerraras por las noches. Me tengo que ir a la cafetería mi descanso termino, llámame en caso de que algo pase por favor. – yo asiento y el me da un abrazo antes de irse.

Mi mirada vuelve a caer en la caja de regalo. Necesito ir a ese baile, necesito saber cómo es que esas personas pueden hacer un baile con su hija desaparecida; me parece despreciable que ellos hagan algo así, su hija puede estar muerta o sufriendo abuso y ellos haciendo fiestas.

A veces no disfrutamos los momentos con las personas que queremos, sin saber que el día de mañana ya no cruzaran esa puerta y no los volverás a ver. Lo peor es cuando llega la culpa y el enojo por todas esas veces que no tomaste en cuenta su presencia.


–No, todo está bien por aquí. ¿Cómo va el trabajo? ¿Ya te dijeron cuando regresas? –Mi madre llamo hace media hora y no ha dejado de preguntar por mi bienestar.


–Pues las cosas están muy ajetreadas por aquí, aun no me dicen cuando es el vuelo de regreso pero no debo de durar más de dos semanas aquí, me estoy volviendo loca. Te extraño mi bebe. –esto último lo dice con cierto pesar en su tono de voz.  


– Y yo a ti, ma tengo que colgar, se me está quemando la cena. – digo corriendo hacia la cocina a apagar la estufa antes de que la alarma de incendio se active por el humo.




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