Zion

Capítulo quince

Capítulo quince

 

Libre

Abrí un ojo y miré alrededor, relajé los hombros y suspiré.

—No pasó nada.

—Tal vez hay que presionar más los ojos —comentó Alec haciendo esa acción.

—Alec...

—Bien, el siguiente paso es la graduación.

—¡¡Abran la puerta!! —gritó alguien desde el exterior. Miré a Alec, que solo puso su dedo sobre sus labios.

—Es Arnold. ¿Qué hace aquí?

—¿Recuerdas que te recogieron aquí una vez? Lo había olvidado por completo.

—¿Y ahora qué hacemos? —Presioné las manos, preocupada.

—Vamos a «la casa de mis abuelos».

—¿Qué?

—Sígueme.

Tomó mi mano y bajamos por la puerta de la cocina, donde había un jardín bastante grande.

—¿Qué es esto?

—Te dije que mis «abuelos» tenían una casa aquí dentro, ¿no?

—Sí.

—Ven, entremos y allá te explico. Tenemos que escondernos.

Al entrar, se veía una pequeña y bonita casa.

—¿Por qué hiciste todo esto?

—No lo sé, pasaba mucho tiempo sin hacer nada. Es divertido hacer estar cosas cuando tienes el poder y el tiempo.

—¡Georgia! ¡¿Dónde estás?! —gritó Arnold entrando a la casa. Me escondí de la ventana automáticamente—. ¡Devuélveme a mi hija!

—Ellos no pueden vernos, Gia.

—¿Qué?

—Mira. —Tomó su cuaderno y me mostró uno de los dibujos. «La casa del escondite».

—¡Wow! ¿Y cómo es que no nos ven?

—Tiene la misma burbuja que no me dejaba acercarme al inicio. Es como un campo de protección.

—Así que... ¿No ve la casa?

—No, él ve un árbol.

—Viene hacia acá. —Mi corazón se aceleró. Aunque no nos podía ver, era algo inexplicable.

—Tranquila. —Tomó mi mano y me acerqué a abrazarlo.

—¡No! ¡No están aquí! —Le gritó a alguien por su teléfono—. Ni siquiera puedo llamar a la policía, ¿qué les voy a decir? ¿Que esto es un libro y la escritora está suplantando a mi hija? Ella está loca. Eso del libro es una mentira, Katherine. Tenemos que llevarla con un especialista. Ese tipo secuestró a nuestra hija.

—¿Qué? —hablé enojada—. ¡Está diciendo que me secuestraste!

—Se contradice, creo que está confundido... Cree en lo que pasa, pero no quiere aceptarlo. Por eso no llama a la policía.

—¡Y cree que estoy loca!

—Bueno, un poquito, sí.

—¡No es momento! —Le pegué en el brazo.

—Bueno, no lo sé. Aquí no están. Tendré que buscar en otro lugar —murmuró Arnold colgando el teléfono, entonces caminó derrotado hacia la puerta y la cerró.

—¿Qué haces? —pregunté al verlo dibujar.

—Estoy reforzando las cerraduras de la casa.

—Pero ya sabe que estamos aquí, ¿y si nos vamos a otro lugar?

—Solo quedan dos días. No es necesario.

Entonces, con miedo, pasamos dos días encerrados en esa casa. Habíamos visto tantas películas en Nextflip que no podíamos más.

El día de la graduación había llegado, y no sabía qué hacer, pero al parecer, Alec sí.

—¿Estás loco? No podemos ir, ahí estará Arnold.

—Gia, es la única manera de terminar con esto. Ahí termina tu libro, vas a salvarte de esto. —Tomó mi rostro entre sus manos—. No te preocupes.

—¿Por qué sigues diciendo que voy a salvarme? ¿Estás ocultando algo? ¿Y tú?

—No te preocupes por mí.

—No me digas eso, voy a preocuparme más. Dime qué estás planeando, Alec.

—No estoy planeando nada. —Rio negando con la cabeza, y besó mi frente.

—Estás actuando muy extraño, Alec. Además…

—¿Qué? —Él me miró atento.

—Pensé en algo… Si yo soy un personaje y mi historia se basa en regresar siempre a este libro...

—Voy a cambiar eso, Gia. Verás que todo saldrá bien. Será mejor que nos arreglemos para esa graduación, ¿no?

—No, solo quiero que esto acabe de una vez. Aunque...

—¿Aunque? —Me miró y suspiré. Caminé alrededor y terminé abrazándolo desde su espalda.

—Eso significaría que... no te volvería a ver más.

—Lo sé, he pensado tanto en eso. —Giró y acabé abrazándolo por la cintura—. Eres la única persona que me ha aceptado tal cual soy.

—Y no soy real...

—Sí lo eres, Gia. Te convertiste en alguien real. Y digo que te convertiste porque no te pareces al personaje.

—¿Tienes los borradores? Me gustaría leer...

—Sí, están en mi cuaderno. ¿Realmente quieres leerlos?

—Claro que sí.

Entonces sacó el cuaderno y me lo entregó. Estuve varios minutos leyendo escenas del libro y Alec tenía razón, había cambiado de una forma bastante grande. No reconocía al cien por ciento a la Gia de esa historia.

—Déjame ver el final, por favor. —Alec leyó las últimas páginas y asintió con seriedad.

—¿Qué pasa?

—¿Sabes cómo termina el libro?

—Claro, Georgia besa a Shawn luego de lanzar los birretes y pide el deseo de vivir juntos por siempre.

—¿Ahora entiendes?

—No, ¿de qué hablas?

—Lee lo que dice aquí —mencionó señalando algo en su cuaderno.

—«El cuaderno de Gia a veces tiene decisiones propias, como no permitir que algunos personajes se vayan o que revierta las situaciones varias veces seguidas».

—Es decir, ¿recuerdas esa vez que dijiste algo y todo volvió al primer día?

—Sí.

—¿Qué pasó ahí? ¿En algún momento quisiste volver al mismo lugar?

—Bueno, recuerdo que quise revertirlo porque no estabas en la escuela... Pero no sabía cómo.

—¿En serio? —Sonrió y asentí—. Bueno, ese es un ejemplo. No pudiste revertirlo ahí mismo porque ya habías usado recientemente el poder de revertir. Con Shawn pasa lo siguiente: quieras o no, es el otro protagonista de la historia. No lo puedes desaparecer.

—Y ¿entonces?

Alec me miró, luego señaló el cuaderno y yo me negué.

—De ninguna manera.

—Tienes qué.

—¡No quiero ir a esa graduación y besar a Shawn!

—¡Puedes usar ese deseo para volver a casa!




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