Zombis entre mundos.

Prólogo

Aparecieron los muertos vivientes de la noche a la mañana. En un principio parecía un rumor falso, de tantos que se hacen virales. Las primeras muertes eran explicadas como las de siempre: asesinatos, suicidios, sobredosis, accidentes, entre otras mentiras. En la casa, cualquiera revisa el internet y puede creer o no lo que ahí está escrito, pero en la vida real es otra historia.

Personas grababan sucesos extraños que sucedían en la calle. Grabaron videos de accidentes, en que los involucrados obviamente debieron morir, principalmente como quedo su cuerpo, que, cualquiera diría que murió al instante, pero no era así. Muchas personas que se acercaban para ayudar y los morbosos que lo grababan para tener videos con muchas visitas.

Fue cuestión de tiempo, para que todos se dieran cuenta que los muertos volvían a caminar. Pacientes de hospital que habían muerto, al rato se levantaron y los familiares se alegraban al saber que no habían muerto. Las morgues dejaron de ser silenciosas. La gente no quería acercarse a los enfermos, por temor a que se convirtieran en esos seres del mal. Las personas emperezaron a comprar víveres y otros a saquear.

Para este momento, las películas de zombis y todo lo que tenga que ver con esas criaturas, era algo que la gente ya tenía conocimiento. Se evitaba ser mordido y si eso sucedía, le cortaban la extremidad, pero se descubrió que la mordida ni te convierte, ni te mata. Cuando alguien moría, le daban un disparo en la cabeza para evitar que se convirtiera, pero no era necesario en varios casos. Algunos se refugiaron en los campamentos del ejército, pero otros pensaron que, estos no podrían contra esos muertos vivientes y se fueron por su propio rumbo. Esta vez, el ejército si pudo contra esos seres, a diferencia de las películas.   

El internet empezó a llenarse de falsas respuestas, especulaciones y no faltó quien culpara a los herejes, homosexuales, transexuales, feministas y otros grupos. Lo peor fue que, empezaron las cacerías de brujas y esos muertos vivientes pasaron a segundo plano.

En cuestión de tiempo, ya no había señal de televisión, teléfono e internet. Lo único que quedaba por hacer es sobrevivir.  

******

Mientras amanecía, dos personas hacen reconocimiento de zona y con armas en mano, están preparados para lo inesperados.

— ¿Dónde estamos hoy? –pregunta una mujer mientras observa bien a su al rededor.

—En la colonia Balderrama. Hay que buscar casas disponibles, ya sea para almacén o guarida—le responde un hombre.

—Lo de siempre, ¿no saqueamos recursos?

—Hoy no, María.  Hoy es reconocimiento de la zona, ya que, no hay sobrevivientes que cuenten como es este lugar.

—No creo correr por con todo este armamento.

—Descuida, mujer, solo cargamos las armas y unas municiones. Estacione el auto cerca de aquí. Daremos solamente vueltas.

— ¿Si nos atrapan?

— ¿Es tu primera vez en este tipo de misión?

—No, pero no me gusta. Prefiero saquear lugares.

—Mejor nos concentramos en el reconocimiento.

—Reconocimiento, zonas… ¿no hay mapas en la app?

—Ya no hay internet. Un mundo sin internet, pero con zombis.

—En el pasado, no les hubiera importado un mundo sin internet, siempre y cuando hubiese zombis.

—Cierto y más cierto decir que se arrepintieron de sus propias palabras.

—Bueno, yo era alguien al que le gustaba esos juegos de zombis, pero no me atreví a dañar a un ser humano.

—Te aclaro, de nuevo, que no son humanos – respira lenta y profundamente—.  A mí también me gustaba esos videojuegos, y si pude eliminar a esas criaturas, pero todo cambió, cuando me toco eliminar a un familiar.  

— ¿Un familiar? Eso no lo sabía. Lo lamento, no debí sacar el tema.

—Descuida, siempre hablamos de este tipo de temas y eso es bueno.

 

Después de hablar, siguieron su camino, por la calle Ventura G. Tena, hasta que llegaron a la calle Guadalupe Victoria. Miraron a su alrededor y entre las casas entraron a una que no parecía tan deteriorada.  La puerta es de metal y está algo oxidada, por lo cual pudieron abrirla. En el patio delantero vieron un pickup que, a pesar del polvo, es un buen auto que pensaron que debían de llevárselo.  Proceden a entrar a la casa, la siguiente puerta es de madera y la pudieron abrir de una patada.

 

Adentro de la casa parecía todo normal, pero con una buena capa de polvo. Al entrar a la izquierda había una puerta de madera trozada y ese cuarto parecía la cocina.

 

— ¿Tienes hambre? – pregunta María.   

—Si encuentras algo bueno, dímelo. Tenemos horas caminado, sería bueno un bocadillo – le contesta el hombre.

—Si, ya que trajimos armas y municiones, pero no botanas.

—Si quieres revisa la cocina y agarra todo el alimento que sirve, que yo buscare las llaves del auto.

—Si no abrimos la reja grande no podremos sacar el auto. Además, la casa parece bien para refugio, no podemos dejarla abierta para las criaturas.

—Pues, hay que reparar la primera puerta que abrimos.




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