Zombis entre mundos.

Capítulo 11

Yami seguía tomando un café en la cocina de la casa del lado limpio. Las tres de la tarde indica el reloj.

—Falta poco para la siguiente hora de terapia —dice Yami.

 

Angélica escucha y se sienta a su lado.

—Yo pensaba que tenias un horario apretado —dice Angélica.

—Si, pero mi hora de café es el tiempo que me doy para relajarme. Además, espero que no te quitara un poco de café instantáneo —dice mientras señala el envase de café instantáneo.   

—No importa, a fin de cuentas, van a atraer más la siguiente semana. Siéntate tranquilo de tomar lo que quieras.

—Bueno, cambiando de tema, dime, ¿tienes alguna duda de todo lo que se habló?

—Si, ¿todos los de sangre dorada son terapeutas milagrosos?

—No, pero yo no soy una sangre dorada de nacimiento. Mi sangre de AB negativo, cambio misteriosamente y no soy el único caso.

—¿De verdad? —pregunta con una cara de sorpresa.

—Si, y creo que somos los favoritos de Dios, ya que, bueno…

 

 

Se queda pensando un momento y decide contarle una historia:

 

“El hospital se llenó al tope. Los doctores no daban abasto, ni en personal, ni en medicamento. Pronto se puso peor, tampoco había suficiente sangre para las transfusiones y menos pedir ayuda.

—Doctor, el paciente de la habitación ocho, está grabe. Se necesita operación inmediata —dice una enferma gritando.

—¿Cuál es diagnóstico? —pregunta el doctor con desesperación.

—Todas sus extremidades rotas. Necesitaremos también trasfusiones de sangre, pero solo queda del tipo O positivo.

—¿Qué tipo de sangre tiene? —pregunta el doctor.

—AB negativo —le contesta la enfermera.

—Es mi sangre, yo le donare—dice el doctor sin pensarlo.  

—Bien, buscare a personal para que lo atiendan.

 

Pasaron semanas desde el inicio del brote de los muertos vivientes. Nadie de dónde aparecieron y menos la razón.  En los hospitales la situación era critica, a tal punto que se volvieron refugios que el ejercito trato de proteger, pero obviamente no lo lograron en todos los casos.

—Listo para sacar la sangre —dice la enfermera.

 

Los policías se ponían en la puerta armados, para proteger los médicos en el procedimiento.

—Saquen la que necesiten —ordena el doctor.

—Solo sacaré una unidad, doctor—dice la enfermera.

 

El procedimiento inicia, los policías atentos y un ruido llama la atención.

 

Otro paciente convertido y otro oficial le dispara en la cabeza, pero aún seguía moviéndose.

—¿No debería ser suficiente con darle un tiro en la cabeza?   —preguntó el policía.

 

La criatura seguía moviéndose y tuvieron que atarla a la cama.

— ¡Vean como destruirla! ¡Qué la cama se necesita para otro paciente! —grita un enfermero del lugar.

 

El policía le da más balazos y la criatura no se muere.

 

Los familiares del paciente están devastados.

 

*********

 

Con el pasar de los minutos, el procedimiento terminó y la enfermera se retiro junto con uno de los policías.

—Señor, yo lo protegeré —dice el policía.

—¿Cómo está la situación afuera? —pregunta el doctor.

—No muy bien, las criaturas aparecen de la nada. Dicen que es el fin del mundo, pero me imaginaba un fin del mundo peor.

—La situación no es muy fea.

—Exacto, y no sé la razón, pero me decepciona. Quería que todo fuera con más caos.

 

Tanto el doctor como el policía se ríen de lo comentado.

—Ya basta de risas —empieza hablar el policía—. Necesitas descansar.

—No lo creo, no me siento cansado de alguna manera— dice el doctor.

 

Incluso si uno ríe se ha de cansar, aunque sea un poco, pero no es así.

—Es extraño —se cuestiona el doctor.

—Señor debe descansar —dice el policía.

—No lo haré, no me siento cansado y no sé por qué. Me sacaron un poco más de una sola unidad de sangre.

 

Dicho eso, el doctor decide seguir trabajando a pesar de lo que dijo el policía, pero éste no se alejara de él, ya que, no puede dejar de protegerlo.

 

Pasa el día y el doctor no se siente cansado. Atendió a pacientes, hizo sus dos operaciones programadas y estuvo en la reunión, en dónde hablo de su situación.

—Compañeros—empieza hablar el doctor—, tal vez no lo sepan, pero mi tipo de sangre es AB negativo y un paciente necesitaba una unidad para su operación. Yo le done mi sangre y aun puedo trabajar como si no me hubieran sacado ni una sola gota.

 

El personal médico en la reunión, no le creían.

—Yo lo confirmo —empieza hablar la enfermera—, yo misma le saque la sangre y tengo a estos dos policías como testigos.

 

El personal médico seguía sin entender la razón.

—Me estás diciendo que, a pesar de que, diste una unidad de sangre, no sufriste cansancio, ¿eso es lo que tratas de decir? —pregunta un doctor.

—Exacto—le contesta el doctor.

—No podemos tomar esto a la liguera, ¿qué tal si eso hace que te conviertas en un zombi? Digo un síntoma de ello —pregunta otro doctor.

—Ya lo he pensado, revise al paciente y no se ha convertido en un zombi—le responde.

—No me siento seguro sin analizar tu sangre. No sea que te vallas a convertir o sea un síntoma para eso, pero que seas asintomático— sugiere un doctor.




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