Katherine-
—Hasta mañana Kat —se despide una de mis compañeras de clase.
Terminó de bajar los escalones que tiene la entrada de la universidad. Hoy ha sido un agotador, no he podido concentrarme desde que ví esa foto. Definitivamente tengo que despejar mi mente.
Me dispongo a caminar hacia mi departamento, observando las tiendas que hay a mi alrededor tratando de distraer mis pensamientos.
Un grupo de personas capta mi atención, se encuentran en frente de una tienda en particular a unos metros de mi. ¿Será que hay una nueva inauguración?.
Aceleró un poco el paso.
Me detengo en frente del grupo de personas, veo un gran letrero en un costado de la tienda. "Photographic" se lee en grandes letras neón.
Saco mi teléfono del bolso, observó la fotografía que ha estado tatuada en mis pupilas desde que la volví a ver.
No habría nada de malo si quisiera sacar una impresión de ella, sería un recuerdo de uno de los momentos felices de mi vida, no va a significar que sigo enamorada de él. Pero si sigo enamorada de él. Desde el momento en que esa notificación sonó mi mente está confusa.
Me decido a entrar el local, y el sonido de una campana en la puerta anuncia mi llegada, me acerco al mostrador y espero que alguien venga atenderme.
—Buenas noches ¿Puedo ayudarla en algo? —me pregunta una muy sonriente chica del otro lado del mostrador. Sonreír de ese modo debe ser malo para su cara.
—Buenas noches —le sonrió ligeramente —. Me preguntaba si aquí se puede imprimir una foto que tengo en mi teléfono —señaló mi teléfono.
—Si, no tenemos problema. Solo tengo que conectar el puerto USB aquí —dice conectando un cable a mi celular —Y tú nos señalas cual de todas esas fotos quieres que te saquemos —dice volteando un poco el monitor para que pueda ver.
Justo ahí está, es la primera foto que parece entre la larga lista de imágenes que guarda mi teléfono. La señaló con el dedo, ella me sonríe y comienza a apretar unos botones, me dice que espere unos minutos y se va a lo que supongo que es una pequeña oficina.
Observó el resto de la tienda, hay todo tipo de personas aquí, pero todas tienen algo en común, lo felices que se ponen al recibir un sobre con sus fotografías. Deben de ser imágenes de personas que son importantes para ellos, personas que ellos aman y que los aman, quisiera al menos por un segundo sentirme igual de felices que ellos.
—Señorita —me llama la chica que me atendió hace unos minutos. Fijo de nuevo la mirada en ella, tiene un sobre en sus manos —Es una hermosa fotografía, su novio y usted se veían muy felices —me dedica una sonrisa.
Una sonrisa triste se asoma por mis labios. —Sí, lo fuimos —digo sin siquiera pensarlo. La chica hace un gesto de confusión ante mis palabras. Le doy las gracias y me retiro de la tienda.
Cuando estoy afuera una persona, parece una chica, choca mi hombro haciendo que se caía el sobre de mis manos.
—Lo siento —es lo primero que dice —De verdad lo siento, es que no te ví —me agachó agarrar el sobre.
—No tranquila, yo tampoco estaba prestando atención —digo subiendo la cabeza y mirando por primera vez a la chica con la que choque —¿Janice? —pregunto pareciendo sorprendida.
—¡Kat! —exclama envolviéndome en un abrazo —¿Cómo estás? —pregunta soltandome.
—Bien ¿Y tú? —le dedicó una sonrisa.
—De maravilla —sonríe mostrando los dientes —. ¿Qué haces aquí? ¿De vacaciones?.
—No, vivo aquí. Me mudé hace un año —hago un gesto con la mano restándole importancia —¿Y tú qué haces aquí?.
—¡Qué bien! Me alegra oírlo. Pues planeo mudarme aquí o más bien ya me mudé, al otro lado de la cuidad, cerca de una playa muy hermosa.
—¿Hablas de esa playa a la que nadie le sabe el nombre? —pregunto comenzando a emocionarme.
—Si, justo esa. Es una hermoso lugar, lástima que no todos vayan hasta allá a verla —dice pensativa.
—Janice ¿Puedo irme contigo? Me gustaría estar un rato en esa playa para así aclarar un poco mi mente —digo mirándola a los ojos.
—Claro, te llevo. Justo iba de camino a casa —hace una pausa y observa a todos lados —Por allá dejé mi auto, vamos —comienza a caminar.
Voy detrás de ella aún con el sobre en mi mano.
—¿Qué te trajo hasta Santa Barbara? —pregunta Janice después de unos minutos de silencio.
Nos encontramos en su auto camino a nuestros respectivos destinos, no me había preocupado en entablar una conversación con ella ya que la música de la radio me ha tenido distraída imaginándome miles de escenarios y despertando millones de recuerdos.
Maravilloso, ahora soy una mujer que no puede sacar a su ex- novio de su mente y como si eso fuera poco, también me he convertido en mal educada o descortés por no intentar al menos tener algo de conversación con la persona que me está haciendo el favor de llevarme a una playa que solo va hacer que siga dirigiendo mis pensamientos hacia él.
Eso se llama masoquismo, simple masoquismo.
Siento la mirada insistente de Janice. Carajo había olvidado que me había echó una pregunta, distraída como siempre.
—Vine a escapar —digo sin pensarlo, ella me observa de reojo mientras conduce, así que continuo. —Quería huir de Michigan habían muchos recuerdos ahí, tantos que me consumían y me hacían tener esperanza de algo que no va a suceder.
—Te refieres a Jared —dice asintiendo con la cabeza. No tengo que ocultarlo con ella, fuimos amigas en la preparatoria, ella conoció a Jared cuando comenzamos a salir y estuvo ahí casi en todos nuestros grandes momentos.
Aclaró la garganta para alejar mis pensamientos. —¿Qué te trajo hasta aquí, Janice?.
—Pues me gustan muchos las playas de aquí, la zona es muy bonita igual que el clima y lo que más me gusta es que queda justo a 2 horas y 12 minutos de los Ángeles —una sonrisa se posa en sus labios al decir esa última frase.