#1 Criada por el vampiro.

Capítulo 53

Abro lentamente mis ojos y me acostumbro a la luz de la lámpara a un lado de la cama. Ya es de noche.

—¿Dónde…? — me pongo de pies y miro a todos lados, un poco confundida por no estar en el calabozo.

Camino hasta la puerta de la habitación. La mansión está en completo silencio. Recorro el pasillo hasta que llego a la puerta de una habitación en particular. Dudo unos segundos en entrar, pero por el latido de su corazón, sé que está despierto. Lentamente, abro la puerta. Él tiene la luz de su lámpara encendida, las cortinas cerradas y se encuentra sin polera, pero con un parche en su abdomen, ese que siempre he querido ver. Es hasta mejor de lo que me imagine.

—Me siento acosado… — susurra. Avergonzada, corro la mirada y aplano mis labios — ¿no vas a entrar?

Dudo unos segundos, pero al final termino entrando y cerrando la puerta detrás de mí. Se hace a un lado en la cama dejándome un puesto en ella ¿Mailen dormirá aquí también? ¿Ese será el lado de su cama? Tras unos segundos, prefiero dejar de pensar en ese tipo de cosas y me acomodo a su lado.

—¿Te duele?

—Ya se está sanando… — susurra — habría sido peor si es que no hubieras llegado a ayudarme.

—Asesine a tres personas hoy Dante… — junto mis manos nerviosa y asustada. Recordar lo que paso no me alegra para nada.

—Y vendrán más — susurra, lo miro molesta, pero él tiene una sonrisa en sus labios.

Me lo quedo viendo. Sus grises ojos, esa mirada que la mayoría de las veces tuve que apreciar de lejos, no se despega en estos momentos de mí. Es como si estuviera analizando algo. Dante es perfecto y lampiño. A él nunca le sale barba y tampoco tiene pelo en el pecho, sus piernas no las puedo ver porque lleva pantalones de pijama largos, pero tengo una leve sospecha de que tampoco hay mucho vello.

Bajo un poco la mirada, reconozco la nota en sus manos y mi letra “también me gustas Dante Bell”. Mis mejillas se sonrojan, pero no desvió la mirada y solo sonrió.

—Dante… — aplano mis labios cuando el chico posa una de sus manos en mi mejilla, acariciando mi rostro.

—Lamento no ser lo suficientemente fuerte Shayla — susurra — por mi culpa has tenido que acabar con la vida de tres personas. Lo lamento mucho.

Sonrió más, lo que causa que mis ojos se achinen un poco. Dejo mi mano en la de él y me lo quedo viendo fijamente. Qué momento más íntimo. Me encanta.

—No pasa nada… tarde o temprano iba a tener que asesinar a alguien y no me arrepiento de lo que hice. Ellos te estaban haciendo daño. Yo tenía que hacer algo por ti — me muerdo un poco el labio — y cabe mencionar también que tenía una deuda contigo. Tú llegaste antes de que me asesinaran aquellos vampiros a inicios de clases.

—Lo siento… — mira todo mi rostro con mucho esmero — por todo lo que te hice pasar. Por el futuro sufrimiento que seguro que hare pasar.

Y me besa. Me besa de una manera tierna, suave y llena de cariño. Me gusta. Me encanta. Paso mis manos por detrás de su cuello acercándolo más a mí. Un cosquilleo se instala en mi abdomen. Él, con muy poca dificultad, me toma de las piernas y me deja encima de él.

—Me gustas, me gustas mucho Dante Bell — susurro en sus labios, esos que forman una sonrisa y me vuelven a besar.

Nunca pensé que esto iba a llegar pasar, mucho menos que ahora se encuentra con Mailen, pero ¿a quién le importa esa asquerosa rubia? Correcto, a nadie. Paso mis manos por su pecho, él mete una de sus manos por debajo de mi polera, mientras que la otra está en mi cintura.

Tantos años soñando con esto, anhelando probar los labios del vampiro. Saber si besa bien o no. Claramente que lo hace, es increíble, el mejor de todos. Todos estos años de vida le han servido de mucho.

Tomándome por sorpresa, me comienza a mover encima de él, causando que su miembro se comience a erecta con velocidad.

Dante deja mis labios hinchados, aunque los de él también lo están, y pasa a besarme el cuello mientras sigue acariciando mi espalda, pero ahora su mano que se encontraba en mi cintura, se ha abierto camino hasta quedar en una de mis nalgas, al solo andar con un pantalón corto de pijama, él puede acariciarlo sin la necesidad de que un trozo de tela interfiera en su camino.

En medio de los besos y manoseos, Dante suelta un leve quejido adolorido, pero lo suficientemente fuerte para que me baje de encima suyo y quedarme viéndolo preocupada.

—Lo lamento mucho — mis ojos se pasan a su herida, la cual ha comenzado a sangrar levemente — enserio. No ha sido intencional…

—Shayla — me llama asique guardo silencio rápidamente, tiene una sonrisa en sus labios y gracias a ella, sé que ya no le duele — tranquila. He sido yo el que te ha puesto encima de mí — acaricia mi mejilla y me da un breve beso — ¿quieres quedarte a dormir conmigo? — tiene su frente pegada a la mía. Sus ojos están cerrados.

—¿Puedo?

—Por eso te lo ofrezco — ríe — ¿Y? ¿Qué dices?

Sonrió más aun y me acomodo en la cama, dándole la espalda. El ríe por eso. Apaga la luz y me abraza por detrás, juntando su cuerpo al mío. Me besa tiernamente el cuello y susurra un buenas noches.




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