—Hay varios alumnos nuevos ¿no lo crees? — susurra mi amiga a mi lado.
La maestra se gira rápidamente, nosotras nos hacemos las que estamos leyendo la pagina que ella ha indicado. Miro a mi alrededor, algunos de los nuevos se nos han quedado viendo.
—Demasiados — susurro — y todos con una increíble audición — le doy una sonrisa forzada, ella queda roja de la vergüenza y mira a nuestro alrededor.
Lo malo de estudiar con seres mitológicos, es que la mayoría tienen un oído muy delicado y es por ese mismo motivo por el cual jamás tendrás una conversación muy privada en este lugar, a no ser que te vayas a cien metros de distancia, pero para la mala suerte de todos, siempre hay una persona que esta pendiente de tu vida, aunque tu jamás lo hayas visto. Así son las personas. Humanas o no.
Ambas ponemos atención a lo que la maestra esta explicando, ella anota las fechas de las evaluaciones y adelanta algunos temas. Nada demasiado importante. Amira me extiende su cuaderno, me giro para verla, pero ella finge estar poniendo atención a la mujer.
“Tú tienes mejor olfato que yo ¿sabes cuantos lobos o vampiros hay entre nosotros? Yo solo siento dos chupas sangre y cuatro lobitos.”
Ladeo mi cabeza un poco y miro a mi alrededor, nadie me esta prestando demasiada atención. Comienzo a olfatear el aire e intento disimular que lo estoy haciendo, no me gustaría que alguien se percatara de lo que hago. Tomo su cuaderno y comienzo a escribir la respuesta que ella quiere.
“Ocho lobos, seis vampiros, dos elfos y nueve dríadas.”
Esta toma rápidamente el cuaderno y la veo arrugar su nariz. Comienzo a anotar las fechas de las evaluaciones y tomo apunte de algunas cosas que va diciendo. Esta maestra es bastante exigente.
¿Dríadas? ¿Enserio?
Ruedo mis ojos y suelto un suspiro, no se que problema tiene ella con esa especie en particular. A mi me parecen tiernos. No me deja responder, pues me quita el cuaderno y comienza a escribir rápidamente, se le nota de lejos el enojo que siente.
“Realmente no entiendo como es que el director les permite entrar a este colegio, si yo fuera la encargada de ver eso, jamás dejaría que pusieran un pie dentro; son asquerosos, los odio.”
La maestra enfoca su mirada en la mía, me comienzo a poner nerviosa e intento ocultar un poco el cuaderno. No me gusta que las personas se me queden viendo así.
—Señorita Astor… — el tono de su voz me da escalofrió, ella me da miedo, siento que me odia — le recuerdo que este colegio es para que los estudiantes salgan con notas excelentes y sean alguien productivo para el futuro, no venimos aquí a mandarnos mensajes por un cuaderno… eso no es correcto. Usted debe comportarse acorde a como la han criado, no me gustaría tener que llamar al señor Bell y contarle respecto a su conducta académica.
Un nudo se forma en mi garganta y mis nervios se hacen más grandes, a mí tampoco me gustaría que ella lo llamara. Siento las miradas de los demás en mí, que copuchentos.
Todos sabemos que ella lo único que quieres es tener a Dante cerca — gruñe Lara.
—Pido perdón por mi comportamiento… — me muerdo el labio nerviosa y muevo mi pierna de arriba hacia abajo — me comportare correctamente desde ahora en adelante…
—¿Dante Bell? — pregunta una nueva alumna, una de cabellera rubia, se gira para verme bien.
—El mismo señorita — responde la maestra por mí.
—¿Acaso vives con él? — levanta una de sus bien cuidadas cejas.
—Ese no es asunto tuyo — intento que mi voz salga lo mas calmada posible, pero teniendo en cuenta de la repugnancia con la que ella suelta el nombre de Dante, me cuesta bastante.
—Dime ¿acaso eres su juguete sexual? — abro mis ojos sorprendida, sé que los demás están igual que yo, hasta la maestra mira con asombro a la rubia — seguro lo eres.
—¡Señorita Greene! — le llama la atención la mujer — no puede decir ese tipo de cosas ¿Qué clase de educación le han dado en su casa?
—Solo sigo la verdad… — la rubia mueve su perfecta melena hacia un lado — todos aquí sabemos que los que pasan por la mansión de aquel vampiro, son mujeres que el utiliza como juguete sexual. No es una novedad.
Ella se me queda viendo fijamente a mí, supongo que lo que realmente quiere es provocarme. Lo ha logrado. Me ha llamado juguete sexual dos veces y esta hablando mal de una persona que no conoce, una por la cual yo daría mi vida.
—No deberías hablar de cosas que no sabes y que solo has escuchado de gente sin vida propia — suelto un gruñido.
Ella sonríe con malicia, se ha percatado ya de que el tema me esta causando bastante enojo, supongo que la forma en la que la observo también me ha delatado.
—¿Tanto te molesta que diga la verdad? — se acomoda mejor en su silla, mis ojos se vuelven amarillos — él solo te utiliza, igual que a todas las demás…
Y sin que nadie se lo espere, pego un salto a la misma vez que mi cuerpo se comienza a transformar, ella reacciona más rápido que los demás y también se convierte en un animal de color café bastante claro. Al momento de caer encima de ella, algunas mesas a nuestro alrededor saltan, pero gracias a que solo se encontraban vampiros cerca, lograron salir ilesos. Ambas comenzamos a atacarnos, causando así gritos emocionados de los demás alumnos.