Pov's Shayla.
Dejo que Lara sea libre, después de todo, ella se merece este respiro. Algunas ramas se cruzan delante de mi cara, golpeándome fuertemente, pero no por eso andaré con más cuidado, mucho menos lo hará Lara. Cuando estábamos hablando con Dante, o, mejor dicho, cuando él hablaba, Lara deseaba salir corriendo de ahí enseguida. Intente mantenerla dentro mío, pero claramente ella ha ganado. Mi loba estaba muy nerviosa con la presencia del vampiro, y aunque yo también lo estaba, si hubiese sido por mí me habría quedado con él en la cocina.
¿Ya te encuentras un poco mejor? — pregunta jadeante, mientras pega saltos esquivando troncos en el suelo.
Algo — respondo.
Las dos seguimos con nuestra huida hasta que ambas llegamos a la cima de una hermosa montaña, una a la que le llega una gran cantidad de sol, mas abajo hay un pequeño riachuelo y hay una extensa vegetación. Los pájaros cantan y las mariposas beben del polen de las flores. Me transformo en humana, tomo asiento en medio de unos arbustos y me quedo viendo todo a mi alrededor. La brisa golpea mi piel desnuda. Este lugar, por mas hermoso que sea, es donde se han llevado a cabo muchas guerras en el pasado. En donde pasa el arroyo, siempre se puede encontrar algún enemigo, no es buena idea estar aquí sola, pero desde pequeña que siempre me he sentido relajada en este sitio. Me visto y me tiro con todo hacia atrás. A pesar de que mi olfato es sensible y puedo sentir a cualquiera a kilómetros, me mantengo bien atenta a cualquier ruido a la distancia. Algunos vampiros pueden camuflar su aroma, al igual que un par de lobos, pero eso no es lo que realmente me inquieta, si no que por aquí suelen andar diferentes tipos de seres mitológicos. De pequeña, recuerdo haberme encontrado con una bruja, la cual no me hizo absolutamente nada, pero si me dijo algo, lo cual no lo he podido olvidar hasta los días de hoy.
—Shayla… no pierdas la esperanza y mucho menos te amarres a la persona que te acoge en su hogar. Se que un fututo, él se convertirá en tu mayor anhelo… pero recuerda esto, él no es para ti. No te aferres, no por ahora. Él va a lastimarte y lastimara a las personas que amas — al tener solo nueve años, no comprendí enseguida a lo que se refería, pero de todas formas recordé esas palabras durante mucho tiempo, intentando descifrar a que se refería con ellas.
—¿Me tengo que alejar?
—Por el momento no, pero llegará el día en el que lo tengas que hacer… — susurro la mujer mientras me da una leve sonrisa — sé que tendrás miedo de hacerlo, pues se convertirá en alguien importante en tu vida, pero tengo la certeza de que lo lograras. Tengo fe en ti pequeña lobita.
Luego de esa conversación, recuerdo haber venido unas cuentas veces mas a este sitio a ver si es que lograba encontrarme una vez mas a aquella bruja, pero no lo hice, mucho menos recuerdo con mucha claridad su rostro. Lo que no se ha ido de mi mente, aparte de sus palabras, fue la forma en la que me las dijo. Su voz era suave, dulce y armoniosa, lo mas probable es que haya cantado como los mismos dioses, su mirada sincera te trasmitía una paz completa y esa sonrisa con la que te miraba te permitía tener confianza en ella sin siquiera conocerla del todo.
Cierro mis ojos dejándome llevar por mi alrededor. Mis sentidos están mas agudos que de costumbre, sé que, si alguien se acerca a mí, lo sentiré. Todos cometemos un error cuando nos encontramos ocultándonos y es ahí cuando me puedo convertir en loba para atacar. Separo mis parpados lentamente, las nubes en el cielo no tienen forma alguna y se mueven bastante rápido que de costumbre.
—Dime… ¿acaso piensas estar mas tiempo oculto en los arboles observándome como un acosador? — no dejo de observar el cielo.
Puedo oír claramente como maldice por lo bajo, a la misma vez que salta del árbol en donde se encuentra. Giro mi cabeza un poco para poder verlo, es un joven lobo de mas o menos mi edad, el cual se encuentra bastante nervioso, lo se por la forma en la que se toma sus manos.
—Lo siento — se apresura en hablar mientras me siento en el césped, él desvía la mirada avergonzado — no quería parecer un depravado, pero es que te vi tan tranquila que no quería molestar… aunque a pesar de que tenia las intenciones de marcharme, no lo quería hacer del todo después de que te vi — el chico se sonroja rápidamente y solo me mira unos cuantos segundos.
—¿Por qué? — sonrió de medio lado — ¿alguien te ha enviado a asesinarme y te has arrepentido? — me observa sorprendido, la vergüenza ya no está.
—¡No, claro que no! — mueve sus manos de un lado a otro alarmado por la pregunta que le he hecho — es solo que yo estaba de pase… y cuando te vi, me llamaste la atención. No se suelen ver muchas chicas por estas partes, mucho menos tan lindas.