1. Oscuros: el libro prohibido

Capítulo 22

 

Jane

 

Los elementos de aquella lista me parecían completamente difíciles de encontrar, cosas que hasta no deben ni existir, sabía que me costaría demasiado encontrar aquellos elementos. Por alguna razón Elif necesitaba una pluma de ángel, gracia angelical, corazón de un ángel y sangre de demonio. Sabía que para encontrar todo esto estaría horas o demás. Me fui lentamente caminando observando las catacumbas del infierno, la entrada de éste. Sabía con claridad que aquí encontraría lo necesario, lo que me faltaba. Al llegar un demonio me miro directamente a los ojos con una sonrisa amplia en aquel asqueroso rostro, sus dientes amarillos podridos y astillados eran asquerosos, pero sus ojos eran realmente hermosos. Me quedé unos segundos anonadada por aquello asqueroso y bello en un mismo sector, era una cosa demasiada rara pero no presté demasiada atención y me acerqué a él con el ceño fruncido sabiendo bien y con claridad lo que debía pedirle, lo que debía tener de aquel demonio.

 

— ¿Qué haces aquí, Jane? —Pregunto él con el ceño fruncido.

 

—Sabes con claridad lo que estoy buscando, deja de hablar y entrégalo, a menos claro que quieras morir en mis manos… tú lo decides —Dije con una voz autoritaria.

 

No me daba miedo aquel demonio ya que simplemente era un verdadero idiota que no sabía ni cómo salir por un alma, ni se preocupó por hacer un trato y salir de aquí. Era bastante evidente que él no quería morir, pero no hacía nada para que eso suceda, lo cual me parece demasiado extraño. Pero preferí no decir nada acerca de eso, no importaba eso ahora.

Sabía con claridad que habría muchas pruebas en el camino pero no importaba, lo importante en éste caso eran los ingredientes necesarios para acabar con toda ésta locura, era demasiado necesario y por ese motivo me era mucho más importante conseguirlo. Necesitaba que todo volviera a la normalidad, sabía con claridad que nada malo sucedería de ahora en más ya que próximamente tendría los ingredientes.

 

—Necesito los ingredientes… déjame entrar —Dije con una pequeña sonrisa en mi rostro.

 

Él me miró directamente a los ojos y se hizo a un lado para que yo lograra pasar.

Me sentía completamente feliz ya que nadie decía nada sobre mis acciones, debo admitir que me agradaba la sensación de hacer lo que deseo, pero sabía que mis acciones tendrían muchas consecuencias.

Comencé a caminar con lentitud ya que no sabía cómo era el terreno aquí, jamás había estado en éste lugar y por lo tanto no tenía ni la menor idea de lo que había aquí adentro o si en algún momento lograría salir de aquí. Simplemente lo deseaba, deseaba salir de aquí con los ingredientes en mis manos. Caminaba lento por un puente, uno grande que parecía no tener final, me detuve a ver qué tan alto podría caer y fue ahí cuando me di cuenta que si caía, caería al vacío. Por alguna razón miedo se apodero de todo mi cuerpo, mis manos sudaban y lentamente una pequeña gota callo de mi frente con disimulo. Continúe con el camino agarrándome de la baranda que se encontraba oxidada pero aun así me daba alegría saber que tengo un apoyo y que o caeré.

Al llegar por fin al último tramo caminé con lentitud y por ese modo tenía mucho más conocimiento y sabía que estaría bien y que nada malo sucedería, sabía que encontraría los ingredientes, no pensaba nada más que encontrar los ingredientes. No necesitaba ayuda o al menos nunca lo había pensado hasta ahora, pero al notar como un demonio de clase alta llegaba a mí con una extraña espada. No me agradaba aquello ya que el demonio se acercaba a mí con rapidez. Observe sus ojos eran azules, un azul intenso que lentamente se tornaba de un destello morado, un morado que jamás había visto antes. Él parecía tener cabello rubio pero no lo notaba porque la extraña niebla no me dejaba verlo con claridad, pero pude notar algo demasiado extraño, algo que mejor dicho era gracia angelical y por ese modo el miedo se apoderó de mi e lentamente y comencé a retroceder, pero él se apresuró a mí y tomó mis hombros con fuerza.

 

— ¡Déjame! —Murmuro mirando sus ojos.

 

—Te daré lo que necesitas, sé con claridad lo que es. Sal de aquí e lo encontraras en la puerta —Dijo él con un tono dominante.

 

El joven me soltó con cuidado y me miró directamente a los ojos. Yo simplemente asentí e comencé a correr a la salida lo más rápido que podía. Al llegar a la entrada tomé los ingredientes. Tenía todo listo para regresar a dar los ingredientes, sólo faltaba la sangre de demonio, me teletransporto directamente hacia su lugar, en ese momento vi como ambos se callaron, era demasiado fácil saber que ocultaban demasiado en su interior.
Tenían el rostro de terror, al parecer creían que había oído lo que no debía. En realidad no fue así, pero ahora que los veo de esta manera me hubiera gustado poder oír de lo que hablan.




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