Podría ser infinito por ti, pero solo si me permites acompañarte, no puedo pensar cómo pudo formarse el universo sin tu esencia en él y cómo pude yo caer tan fácil en tu sensible mirada la cual jamás será inundada de tristeza mientras esté cerca. Tu alma solo conocerá la luz, tu corazón se presionará solo de amor divino e inmortal, ¡Bienaventurado sea nuestro camino a lo prohibido y nuestro regreso sin perversión innecesaria! Todo lo que pidas será entregado, de eso me haré cargo, déjame morir en tus brazos, volar en tus besos, nacer en tus caderas y viviré de nuevo en tu corazón, si es preciso y solo si tú estás a favor, destruiré y maldeciré a quien no sea de tu agrado, si posible lo imposible quieres, posible será y en el fin de los tiempos te recordare todo lo bueno y lo malo y aquello que está prohibido, esos son mis votos hacia ti.
—Increíble, ¿De dónde has sacado eso? —me preguntó Vincenzo, hermano de Letizia, mi futura esposa, mi futura guía, mi futura acompañante, mi futuro en sí.
—Pero ¡qué dices hombre! Eso lo he sacado desde adentro —le respondí con una sonrisa de oreja a oreja, la felicidad me desbordaba.
—Me alegro, como se nota que amas a mi hermanita, cuídala colega, no te lo pido porque sé que lo harás.
—Tú me conoces, ella lo es todo para mí, si han pasado ya 6 años para casarnos es porque ella quiso, era su petición para mí y yo la verdad es que no me he podido negar, necesitaba sentirme preparado para todo esto, de la forma mental ya que por supuesto, sentimentalmente ya soy suyo.
—Pues ya solo quedan menos de tres días para hacer sus sueños realidad. Me han escrito un mensaje, van en camino a su reunión de solteras.
— ¿Y qué me tenéis preparado para mañana?
—Bueno yo sé que te gusta mucho el póker, ¡Vamos a Mónaco! A multiplicar dinero.
—Ahora sí me tienes, será la última vez que lo haga, a Letizia no le gustan las apuestas.
— ¡Exacto! Es por eso que lo he planeado todo.
— ¿Y sabes dónde van ellas?
—Van a un Spa no muy lejos de aquí.
— ¿A qué hora es nuestro vuelo?
—Mañana a las 10:45, primera clase, porque lo merecemos.
—Tú yo, ¿y quién más?
—Tú y yo hombre, ¿quién más? ¿Acaso alguien más acá está ayudándote a escribir tus votos? No que yo sepa.
—Deberíamos llevar a alguien, bueno, que no tome, conductor designado, ¿Me entiendes?
—Por eso eres el puto amo, te quiero hermano.
—Deberíamos acostarnos a dormir— dije riéndome —estoy muy cansado y ya hemos acabado con tres botellas.
—Quedan dos— Me dijo intentado hacer que me quedase.
—E irán a quedar esas dos, me voy a acostar.
Ya acostado en mi cama, debajo de mi almohada duermen mis ambiciones, mis pesadillas, mis temores, mis sueños, mis esperanzas y todo lo que me profana y lo que alimenta mi resiliencia innata; aquello que busco por años, también aquello que deseo asesinar y dar acto sepulcral. En vida dual he trascendido, pero una sola vía verá mi última palabra ya que en el día que ella y yo unamos nuestras almas, será el día que mi perversidad muera.
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Editado: 11.04.2021