Vigésimo noveno día de encierre total. Domingo 9 de abril del 2045.
—¿Y cómo vas?—pregunté mientras veía como se ponía de los nervios en frente de mi ordenador.
—Ya no puedo más—Su cabeza toco la mesa blanca con la que estaba apoyado el ordenador y otras cosas. —No encuentro nada.
—Al menos no tienes la presión de esconderte en casa.
—Os estoy vigilando—dijo mi madre desde la escalera.
—Oye, mira Lara, te agradezco que no me hayas delatado y que estés intentando ayudar y todo eso, pero yo tengo partes de mi que son robotizadas, eso significa que me pueden haber puesto un chip de localización y cuanto más tiempo pase aquí, más peligroso será todo esto.
—¿Quieres irte?
—No es que quiera, es que tengo que irme.
—Bueno, si pasa cualquier cosa ya sabes dónde estamos, total, no podemos salir.
—Podría colarme en centrales de información, alomejor encuentro algo.
—¿Que buscas exactamente?
—Al profesor Borroso, por supuesto. Desapareció después de que muriese su hija.
—¿El profesor Borroso ha desaparecido?
—Mamá, ¿nos estabas escuchando?
—Si el profesor Borroso ha desaparecido deberíamos poner una denuncia.
—Sería inútil, las personas del video serian los que os pararían, hay que hacerlo entre las sombras y mostrarlo al mundo
—Por eso me dejaste escoger sobre si publicarlo o no.
—Sí pero creo que es mejor que no lo hagas tu, tu foto sale ahí y tal como te he encontrado yo, lo puede hacer otra máquina más desarrollada que yo.
—Entonces ¿Qué hacemos?
—Yo me voy a bajo, cualquier cosa me informáis.
—Sí, mamá, no te preocupes.
—Que no me preocupe dice, madre mía Lara, como se nota que no eres madre.
—Te quiero.
—Sí, sí, yo también te quiero—mi madre a veces es una dramática, pero es verdad que mi cara estaba expuesta al mundo al tener un canal de internet, donde me expongo a mi misma y tal como Fiona me ha encontrado, lo puede hacer otra persona experta en eso.
Sonó el timbre de repente, Fiona y yo nos miramos temerosas. —Ya están aquí.
—¿Quienes?
—Ellos.
—Especifica, ¿esa gente que te busca? ¿Los científicos del video?
—Quédate aquí y no saques la cabeza—dijo mientras miraba por la ventana.
—¿Que vas a hacer?
—Lo que debí hacer hace días. Separarlos de vosotros—dijo antes de saltar por la ventana. Llegó a la calle donde aparentemente no la vieron.
—Ten cuidado…—Pensé.
—¡Hey! ¿Qué me buscabais?—Esa voz era la de Fiona, los había llamado la atención para despistar.
—Disculpen las molestias—se disculparon con mi madre por la cámara de seguridad y la persiguieron. Espero que esté bien.
—¿Que ha sido eso?—preguntó mi padre abriendo la puerta. —¿Estas bien?
—Sí, estoy bien, Fi… F12020F1 los ha despistado. No creo que vuelvan.
—¿Eran ellos? Deberíamos llamar a la policía.
—No papá, eso solo empeoraría las cosas, de momento no podemos hacer nada más que esperar.
—¿Esperar a que? ¿A que vuelvan?
—No van a volver.
—¿Como lo sabes?
—Ella no lo permitirá.