GIRASOL NÚMERO 8
Sarah Mancini
Estoy en el estudio de ballet que queda a un par de cuadras de mi casa, hace un par de años lo practicaba muchísimo, ahora solo vengo cada un par de semanas a recordar viejos tiempos.
Me encanta el ballet, amo las melodías, los trajes y esto de presentar un arte tan lindo. De niña soñaba con bailar para estas compañías gigantes de ballet en Rusia, pero lo dejé.
—Qué extraño verte por aquí— dice Johan a mis espaldas, me giro sonriendo.
Conozco a Johan desde que llegué a esta ciudad y me inscribí aquí, fue mi compañero de ballet hasta que dejé de venir a la academia.
—Solo jugaba un poco— digo avergonzada— La señorita Rissell me dejó entrar.
Asiente— Hace mucho que no nos vemos, ¿Cómo has estado?— pregunta sentándose en el suelo de piernas cruzadas, decido sentarme junto a él.
—Entré a la universidad estatal, en administración de empresas.
—¿Y eso?
—Planeo poner mi propia florería, mis padres querían que estudiara, así que pensé que saber administración me ayudaría.
Asiente— Eso sí suena a ti.
—¿Y tu?
—Entré a Julliard.
—¿¡Qué!? ¡Oh por Dios, es una locura!
Asiente— Si, lo es. Estoy viviendo en Nueva York, vine por el fin de semana a ver a mis padres.
—Dios mío, ¡Felicidades!
Sonríe— Gracias, fui con Ana, mi nueva compañera. Me hubiera encantado ir contigo.
Asiento cabizbaja.
—Habría sido divertido.— comento.
—Pero en fin, ¿Te parece jugar un rato como en los viejos tiempos?— pregunta poniéndose en pie y tendiéndome la mano, sonrío y se la tomo, me ayuda a ponerme en pie.
—Bien, pero en un ritmo lento, no tengo la misma condición física de hace dos años y medio.
Ríe— Claro, anciana. Vamos.
Sonrío, Johan y yo pasamos una grandiosa tarde recordando nuestras antiguas coreografías de ballet.
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Ya es lunes y voy entrando a la universidad, mientras más me acerco al lugar donde está mi casillero, junto con los de Liam y Julie me sorprendo más y más al verlos discutiendo, ¿Qué ocurre?
—¡Hey! ¿Qué les pasa?— pregunto
—¿Recuerdas que te invitamos ayer al cine y dijiste que no porque irías a tu antigua academia?— me pregunta Julie y asiento— Pues Liam y yo iríamos juntos y llevó a Laura, ¡A Laura!
—Es una linda chica.— dice Liam
—Si, pero yo la odio. ¡La odio, no la soporto!
—Laura es bastante amable— digo, Julie me mira con odio.
—Te amo, Sarah, pero para ti todo el mundo es amable, no sabes ver la maldad en las personas, pero yo sí y Laura es mala, es malvada, su alma es negro puro.
—Exageras— dice Liam.
—¡No exagero! ¿¡Por qué tenías que llevarla!?
—Dijo que no haría nada en el día y la invité.
—Dios mío, no puedo creerlo, ¡Eres un idiota!— grita Julie molesta y se va caminando a quien sabe donde, miro a Liam.
—¿Y a esta qué le pasa? Se volvió loca. La perdimos, definitivamente— dice Liam y sonrío.
—Se le va a pasar si le regalas chocolates, créeme.
Asiente— Buena idea— dice, me desordena el cabello y se aleja, hago un puchero y vuelvo a peinarme.
Miro a mi al rededor y lentamente camino al casillero de Zayn, una vez ahí saco los tres girasoles. Uno por el sábado, otro por el domingo y el de hoy, pego los tres junto con una notita que dice "¡Te un buen día!"
Me alejo y vuelvo a mi casillero a guardar unas cosas y sacar otras, después de un rato Zayn entra al lugar y llega a su casillero, no puedo evitar mirarlo disimuladamente.
Zayn suelta un bufido, despega los girasoles, abre el casillero, saca un par de cosas y deja los girasoles dentro, cierra el casillero y comienza a caminar por los pasillos, al pasar por mi lado me lanza el dedo medio.
—Aún me debes el dinero de la droga, niña italiana— dice molesto.
—Non lo farò se non mi prometti che non comprerai più di quella cosa assassina, ragazzo britannico.
—¿Eso significa que me lo darás ahora?— pregunta y me tiende la mano.
Niego con la cabeza.
Traducción: No hasta que me prometas que no comprarás más de esa cosa asesina, chico británico.
—No, significa que cuidaré de ti, mi amigo.— le digo sonriente, cierro mi casillero y comienzo a caminar por los pasillos, me sigue.
—Primero, no somos amigos y segundo es un robo, tu eres una niña buena, vas a la iglesia y esa mierda, no robas, estoy seguro de que algo sale en ese libro contra robar, así que dame mi dinero.
—No voy a la iglesia en realidad, muchos creen que si, pero no soy una chica religiosa.
—Como sea, dame mi dinero.
—Nop.
Suelta un suspiro.
—¿Sabes qué? Da igual. Estoy completamente decepcionado.
Suelto una pequeña risa mientras lo veo caminando rápidamente a no sé qué lugar.
Desde que tenía cinco años que vi a mi padre luchar contra la droga, lo intentó dejar un par de veces y en su etapa de abstinencia la casa era un infierno, él estaba agresivo, a veces mareado y en fin, con muchas otras consecuencias, no lo resistía así que volvía a recaer y así durante muchos años hasta que chocó el auto con mi mamá dentro, por culpa de la droga los perdí a ambos.
Nunca culpé a mi padre, era un adicto, si, pero era un buen hombre y un excelente padre. Era una muy buena persona, pero con muchos problemas, mamá y yo siempre lo amamos y le apoyamos.
No conozco a Zayn pero desde que lo vi en ese callejón algo dentro de mi me dijo que debía acercarme, sentí que está pasando por un mal momento y creo que al menos puedo intentar apoyarlo aunque no me conozca, además si tiene la intención de comenzar con la droga intentaré impedirlo, odiaría que cualquier otra persona viva por lo que vivió mi padre, no se lo deseo a nadie.