GIRASOL NÚMERO 18
Sarah Mancini.
Necesito dinero.
Mi tía y yo hemos estado teniendo bastantes gastos y... bueno, necesitamos dinero.
Justo ahora voy caminando por las calles en dirección a la florería de la señora Greyson a comprar girasoles, debo ir a la universidad y ya no me quedan. Planeo también preguntarle si quizá necesita una trabajadora, me encantaría poder estar con ella todos los días después de la universidad.
La señora Greyson es todo lo que está bien en este mundo, en serio me agrada muchísimo. Es encantadora, realmente tierna y me encantaría escuchar diariamente sus alocadas historias de juventud, además mi sueño es poner una florería, creo que sería el trabajo ideal.
Llego a la florería y veo a la señora Greyson echándole agua a unos arreglos florales.
—¡Sarah, querida!— saluda emocionada en cuanto me ve, le dedico una sonrisa de inmediatov Qué hermosa te vez, dame un abrazo— dice estirando sus brazos, felizmente me acerco a ella y la rodeo con los míos.
—Siempre es un gusto verla, señora Greyson.
—Oh, Sé que vienes seguido, pero te extraño cuando no te veo, perdona a esta vieja sentimental.
—Yo también la extraño, Señora Greyson. El resto de los días me falta un toque de su dulzura.
—Oh, mi niña. Tu eres lo más dulce que tiene este mundo. ¿Quieres el ramo de siempre?— pregunta y asiento, lo va a buscar y la sigo.
—¿Señora Greyson?
—Dime, amor.
—De casualidad... ¿Estará usted buscando un poco de ayuda? ¿Una trabajadora?— le pregunto y se gira a mirarme.
—¿Necesitas dinero?
Sonrío— Si... mi tía y yo hemos estado teniendo muchos gastos.
—Me encantaría darte empleo, mi niña. Pero verás, tengo a mis hijos de treinta años llenándome de deudas... no tengo el dinero para pagarle a alguien más. Aunque no me haría mal, este dolor de espalda me está matando.— dice llevando su mano al lugar afectado.
La miro triste al verla tan cansada, la señora Greyson no debería trabajar tanto.
—Me encantaría ayudarle de todos modos, puedo venir tres veces a la semana. No cobraría nada.— le digo con una sonrisa.
—Oh, no, jamás podría permitir algo así.
—Quiero hacerlo. Por favor, me sentiría muy triste si no me deja, además... me encanta pasar tiempo con usted.
Me dedica una de las sonrisas más sinceras que he visto.
—En serio eres un ángel— dice tomándome una mano— Bien, aceptaré con gusto que vengas a ayudarme.
—¡Genial! Puedo empezar hoy mismo, vendré luego de la universidad.
—Aquí te espero.
Conversamos mientras arregla el ramo de girasoles y yo le ayudo. Me cuenta de su nieta de diez años y lo inteligente que es, también tiene un nieto de seis años. Me contó que su hijo y su novia salen mucho y ella debe cuidarlos.
No me gusta hablar de personas que no conozco o emitir un juicio inadecuado, pero no he podido evitar pensar que es algo desconsiderado, la señora Greyson está agotada y necesita descansar, sus hijos podrían pensar más en su salud.
No he podido evitar ofrecerme a cuidarlos cuando necesite una niñera sin necesidad de que me pague. Soy muy buena con los niños y me encantaría poder ayudar a la señora Greyson en todo lo que pueda, odiaría verla enferma algún día.
Ella me agradeció por todo, cuando le di el dinero no quiso aceptarlo, pero insistí tanto que finalmente lo recibió.
Me despedí de la señora Greyson con un abrazo y luego salí de la florería, comencé a caminar en dirección a la universidad mirando por todos lados, quizá encontraba algún restaurante donde necesiten alguna camarera o algo así.
Entonces la vi y me detuve de inmediato.
Una tienda llamada "De todo un poco" Es pequeña y adentro pareciera que estuvieran todas las cosas amontonadas de manera desordenada. El cartel que estaba afuera fue lo que llamó mi atención.
SE NECESITA VENDEDORA.
Sonrío, veo la hora y me doy cuenta de que falta para mi primera clase, así que entro a preguntar.
Okay, definitivamente se era mi lugar.
Era perfecto, la dueña me hizo una pequeña entrevista y quedó encantada, me comentó que tenía ese cartel de hace meses y nadie se había presentado, así que me dejó de inmediato. Lo negativo de la situación es que me pidió que me quedara en ese momento para probar como trabajo. Aparte de eso los horarios coincidían muy bien con la universidad, los servicios que comenzaré a prestarle a la señora Greyson y las demás cosas que ocupan mi tiempo.
Decidí que no sería tan terrible faltar a clases un día. Después de todo tengo calificaciones y asistencia casi perfectas.
Andrea, mi probablemente nueva jefa, me llevó a mi casillero, ahí guardé mi mochila y el ramo de girasoles, luego me puse un delantal azul (el color del logo de la tienda) y fui a la caja a esperar por un cliente, así se me pasaron las horas.
Cuando no entraba nadie revisaba las listas donde estaban los precios y toda la mercancía de la tienda. De verdad tenían de todo un poco; Libros, cd's, pintura, cosas de fotografía... es una tienda bastante genial.
Cuando faltaba una hora para poder irme e ir con la señora Greyson, la puerta se abre nuevamente con un nuevo cliente, así que pongo mi mejor sonrisa.
No tardo en darme cuenta de quién entra.
—¡Zayn!— sonrío contenta y le saludo animadamente con la mano desde detrás de la caja.
Zayn no me había notado, estaba concentrado mirando unas latas de pintura en aerosol, cuando le hablo levanta su mirada a verme y cierra los ojos durante unos segundos en un gesto irritado.
—Debe ser una jodida broma— murmura, pero no lo suficientemente bajo.
Vuelve a abrir los ojos, saca cinco latas de pinturas en aerosol y las deja en la caja.
—¿Ahora trabajas aquí?—pregunta cansado— Ya pensaba yo que era un milagro del cielo que no me hayas jodido en la universidad.