GIRASOL NÚMERO 33
Sarah Macini
Ya ha pasado una semana de que no voy a la universidad y por fin puedo volver. Es algo aburrido quedarse en casa y encima enferma, pero al menos he podido ver algunas series y películas.
Ya maquillada me hago una coleta alta, me pongo un sweater amarillo que me queda algo grande por los kilos que he perdido, unos jeans negros sujetados por un cinturón y con unos leggins deportivos debajo, también me pongo mis botas blancas y finalmente tomo mi mochila para salir de mi habitación.
—¿Segura que te sientes bien?— pregunta mi tía cuando dejo mi mochila en el sofá y me siento con ella a desayunar.
—Si, hoy he amanecido bien.
—¿Segura? Podemos llamar al doctor.
—Estoy bien, tía. En serio.
—Bien. Mejor come, he preparado todo con mucho cariño.
Sonrío—Se nota, se ve delicioso.
En la mesa hay jugo de naranja natural y panqueques con dulce de leche, recordándome a cuando estuve en el departamento de Zayn e hice algunos para él. Recuerdo perfectamente que, aunque no quiso admitirlo, le encantaron.
—¿Cómo va la universidad? ¿Te conseguiste lo que pasaron estos días que no fuiste?
Asiento— Si, una compañera me lo ha mandado por correo. La universidad va de maravilla, tengo buenas calificaciones. Esta semana fue algo aburrida, extrañé a Liam y a Julie, a la señora Greyson e incluso a Andrea, mi jefa. Me sentí algo mal por faltar con licencia cuando apenas empecé.
—Pero está justificado, cariño. Tranquila. La verdad no sé si me encanta que estés trabajando tanto.
—El trabajo en la tienda lo necesitamos y no puedo dejar que la señora Greyson enferme del cansancio.
—Bien. Te conozco y sé que no dejarás de hacerlo.
Seguimos comiendo, acabamos y antes de salir lavo mis dientes.
Como siempre, tardo al rededor de media hora en llegar, lo primero que hago es dejar mi girasol pegado con cinta junto a una notita en el casillero de Zayn. Ya puedo hacerlo como siempre y no pagándole a alguien para que lo vaya a dejar a su departamento.
Voy a los casilleros y como es costumbre, Julie y Liam están discutiendo, pero se detienen cuando me ven.
—¡Sarah! Te hemos extrañado mucho— dice Julie y me abraza, Liam me abraza después.
—Julie y yo casi nos asesinamos el uno al otro sin ti para calmar nuestras discusiones— dice Liam y sonrío
—Agradezco que no hayan heridos en mi ausencia.
—No, pero casi, justo ahora quiero golpear a Liam por haberse comido un chocolate que un chico me regaló.
Miro a Julie y alzo ambas cejas— ¿Un chico te regalón un chocolate?—pregunto con una sonrisa.
—Ella dice que es su amigo, pero es obvio que el tipo está interesado de otras formas— dice Liam cruzándose de brazos— Y el chocolate estaba asqueroso.
—¡Te lo comiste todo!— grita Julie
—Pues tenía que confirmar si realmente estaba malo.
Sonrío y comienzo a sacar algunos cuadernos de mi casillero.
—Hey, ¿Qué te pasó?— pregunta Liam mirando mi brazo, me doy cuenta de que al moverme la manga de mi sweater se subió, dejando al descubierto mi piel blanca con un par de hematomas.
—Oh... me caí, no es nada— digo negando con la cabeza.
—¿Te caíste? ¿Cómo?— pregunta Julie preocupada.
—De la escalera, solo tropecé— digo y trago grueso nerviosa.
—Pues camina con más cuidado, tu piel pálida hace que los hematomas se vean espantosos— dice Liam y le sonrío.
—Si, está bien.
—¿Te duele?— pregunta Julie
—No, de verdad, solo fue una torpe caída. No es grave.
Ambos asienten.
—Nuestros salones quedan lejos, ya debemos irnos— dice Liam, me despido de ambos y los veo alejarse.
Me concentro en ordenar un par de cosas en mi casillero hasta que siento una garganta aclararse a mi lado, cuando giro mi rostro veo a Zayn.
—Hola— le sonrío.
Asiente con la cabeza como saludo.
—Tengo que aclarar que aún no te soporto, pero sé admitir cuando me equivoco y lo hice el otro día, no debí meterme con algo tan delicado de tu vida. Quería...— traga grueso y mira para otro lado un segundo, luego vuelve a dirigir su mirada a mi— Pedirte disculpas o lo que sea.
No puedo evitar sonreír.
—Está bien, no estaba enojada, así que acepto tus disculpas.
Y es verdad, no estaba enojada. Pero sí triste, la verdad es que la forma en la que usó la palabra padre y asesinar en una misma oración... me golpeó muy fuerte. Sé y soy consciente de lo que pasó ese día, pero sé quién era mi padre.
Un hombre bueno con una vida difícil.
Asiente— Genial— dice sin mucho animo— Que sepas que esto no cambia nada, sigues sin agradarme e irritarme y aún te odio. Si lo sabes, ¿No?
Asiento— Si, lo sé.
—Bien— dice dándose la vuelta y alejándose de mi, bajo la vista al girasol que trae en su mano y veo como lo lanza al basurero... lo ha hecho por que sabe que lo miraría.
Suelto un suspiro y entrecierro mis ojos mientras saco un libro y cierro el casillero.