164 Girasoles

17.Dime que pasa

Sarah Mancini

Liam me ha pedido que lo acompañe a comprar algo para Julie, solo es un regalo como amigo por ahora para levantarle el ánimo. Sigue algo triste por lo de Ian.

—¿Estos le gustarán?— me pregunta Liam señalando unos chocolates de oreo, sonrío.

—Esos le encantan.

Asiente— Recordé aquella vez que comimos oreos en mi casa y ella se chupeteaba los dedos— dice y suelta una pequeña risa.

—Liam, ¿Por qué me pediste ayuda? Mientras caminamos no dejas de mencionar todo lo que le encanta. Liam, la conoces tanto como yo y cuando ella vea la forma en la que la quieres... algo especial va a pasar, créeme.

—¿Y si me rechaza?

—Julie está un poco loca, pero no es tonta. Tienes que darle el tiempo debido para que lo procese todo y créeme que va a reaccionar.

—¿Y si no soy lo suficientemente bueno para ella?— pregunta y suelto una carcajada.

—Liam, eres lo suficientemente bueno para cualquier chica. Incluyéndome— digo sonriendo.

Niega con la cabeza— Nadie es lo suficientemente bueno para ti— dice y chasconea mi cabello. Sonrío y me vuelvo a peinar.

Seguimos caminando cuando de pronto siento un dolor... en todos lados. Llevo mi mano al brazo de Liam dejando de caminar.

—¿Qué pasa?

Trago grueso y mis ojos se llenan de lágrimas.

Frunce el ceño— Sarah, ¿Qué ocurre?

Abro mucho mis labios y comienzo a caer al suelo, me siento en él y Liam se acuclilla a un lado.

—Hey, Sarah— dice preocupado— ¡Sarah! Me estás preocupando.

Mis ojos se quieren cerrar.

—Sarah, estás sangrando de la nariz. Dios, dime qué hago.

No puedo decir nada, no tengo fuerzas.

Liam suelta un suspiro y pasa un brazo por debajo de mi espalda y el otro por debajo de mis rodillas, comienza a caminar rápidamente.


 

• ────── ✾ ────── •


 

Mis ojos se abren lentamente, miro a mi alrededor y noto que estoy en el hospital. Suelto un suspiro.

Dios, no...

Mis ojos se dirigen inmediatamente a la puerta cuando esta se abre y el doctor Collins entra. 

—Hola, Sarah— saluda, sonrío.

—Hola, doctor Collins.

—¿Cómo te sientes?—pregunta viendo las máquinas a mis lados.

—Un poco débil, pero bien.

—Okay...— susurra anotando algo en su porta papeles.

—Doctor, antes de desmayarme estaba con un amigo...

—Si, él te llevó al hospital del otro lado de la ciudad y luego te trajeron conmigo. Soy tu doctor, yo tengo tu expediente, así que nadie podría cuidarte mejor.— dice, sonríe y me guiña un ojo. También sonrío.

—¿Usted... le dijo algo? De lo que me pasa.

Niega con la cabeza—Se que lo quieres mantener en privado, así que le he dicho cualquier cosa de una gripe. Palabreo de doctor que sé que no entendió.

Asiento— Gracias.

—No fue nada. 

—¿Tendré que quedarme?

—No, te haremos un par de chequeos más y podrás irte.

Asiento— Menos mal.

—Tu tía ha llamado y le he dicho que no fue nada grave, ¿Si?— dice y asiento con una sonrisa.

Unas dos horas mas tarde salgo de la habitación en silla de ruedas que el doctor guía. Liam se pone en pie de inmediato en la sala de espera. Se nota muy nervioso.

—Pueden llevarse esta silla de ruedas. Ella estará débil, así que pueden usarla para que no tenga que caminar demasiado— dice el doctor, Liam asiente.— Sarah, recuerda mis recomendaciones— me dice y asiento, luego se despide y se va.

—Dios, Sarah, me preocupaste muchísimo— dice Liam, le sonrío.

—Estoy bien.

Asiente— Si, menos mal. Deja que te llevo en esta silla.

—Gracias.

Liam me lleva a su auto, me ayuda a subirme y luego guarda la silla atrás.

—¿Qué ha sido todo eso?—me pregunta poniendo el auto en marcha.

—Ya te ha dicho el doctor, la gripe...

—Sarah, eso no ha sido de una gripe. Vi el rostro del doctor, se preocupó mucho cuando te vio.

Suelto un suspiro.

—Además, se nota que te conoce de hace tiempo. ¿Vienes mucho?— pregunta y miro por la ventana.— Sarah.—insiste

—No, solo... solo ha sido una gripe.

—No ha sido una gripe.

—Si, lo ha sido.

—No, no es una gripe. Estoy seguro.

—¿Por qué no me crees?—le pregunto

—Porque Sarah... no te viste, la forma en que me miraste... joder, fue como sintieras un dolor insoportable y luego la sangre, el rostro del doctor, la forma en que te intercambiaron de hospital tan desesperadamente... no hacen todo eso por una simple gripe.

Trago grueso— Fue una gripe.

—Sarah, ¿Por qué no me quieres decir la verdad?

—Liam... fue una gripe— digo y me sorprendo a mi misma cuando mi voz se rompe.. estoy llorando. 

—¿Por qué siempre tienes que apoyarnos a Julie y a mi con todo y no nos dejas hacer lo mismo contigo? Te queremos, Sarah, queremos estar ahí cuando lo necesites. Dime qué es lo que ocurre.

Llevo mis manos a mi rostro. Mis lágrimas no dejan de caer.

Yo... había estado intentando ignorar este tema.

—Liam...—digo volviendo a dejar mis manos sobre mi muslo— Por favor, cree que solo fue una gripe.

Suelta un bufido, estaciona el auto a un lado de una calle y gira su cuerpo para mirarme, mi mirada se mantiene al frente.

—Sarah, mírate... necesitas consuelo, déjame dártelo. Dime que está ocurriendo.

Trago grueso.

—Por favor— susurra finalmente.

—Liam, yo...— digo y las lágrimas no me dejan seguir hablando— Los hematomas... no son por caídas— digo e intento dejar de llorar, pero no lo logro.— Los mareos, el sangrado, la forma en la que he bajado de peso... El dolor.

—Dime que pasa— susurra cuando me detengo.

—Cuando tenía quince años... me diagnosticaron leucemia— dije finalmente, tomo aire para seguir hablando— No iba tan mal con los tratamientos, comenzaban a funcionar, pero... hace un año ya no respondo correctamente y... muy probablemente...— suelto un suspiro y giro solo mi rostro para verlo, sus labios están entreabiertos y sus ojos están llenos de lágrimas.



#24657 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amor, sadstory

Editado: 05.09.2021

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