1770kfj: Tras la sombra de los Palafox [libro 1]

CAPÍTULO 14: Veleda

Nia

 

—¡Ya se ha despertado! —la voz de Sophie me confundió mucho.

—¿Qué ha pasado? —logré decir.

—Esperábamos que nos lo dijeses tú. Has gritado y luego te has desmayado—respondió Lucy.

Miré a mi alrededor, estábamos en la playa, no muy lejos del Carnaval, por lo que todavía se escuchaba la música de fondo, solo que esta vez volvía a sonar normal, como antes de que me desmayase. Me habían rodeado con los frasquitos de arena. Entonces lo recordé, la chica.

—Yo… Me vais a llamar loca si os lo cuento.

—¿El qué?— preguntó Allison preocupada.

—Llevo un par de días sintiéndome extraña, como si me observaran—empecé tratando de buscar las palabras adecuadas y muy atenta a sus reacciones, me pareció que Ali palidecía un poco, pero siempre había sido muy miedosa—. Y también he… visto algo.

—¿Algo como qué? —inquirió Sophie.

—Era una chica, tenía el pelo castaño claro e iba con un vestido blanco, con sangre.

Guarde silencio y las miré, esperando que me llamaran loca, que imaginaba cosas y que estaba alucinando. Sin embargo Ali con mirada preocupante y miedosa respondió.

—Yo he sentido algo parecido, no lo he dicho porque no quería parecer una loca, pero he estado sintiendo cosas parecidas. Me sentía observabada y como si me siguieran. Sin embargo, no he visto nada, aunque eso no cambie el hecho de que siga siendo escalofriante.

—¿Crees que es la misma chica? —pregunté.

—El mismo fantasma querrás decir—intervino Sophie.

Nos volvimos hacia ella incrédulas.

—¿Qué? Habéis dicho que os observa, os sigue, que se te aparece y que está pálida y cubierta de sangre. Entra perfectamente en la descripción de fantasma.

—¿Insinuas que nos acosa un fantasma? —dije.

—Sí.

—Y yo pensaba que la que se estaba volviendo loca era yo— dijo Ali.

—No, pero tiene sentido—intervino Lucy—. Sophie tuvo un sueño extraño y ahora vosotras notáis o veis cosas extrañas.

—Eso no justifica nada— dije.

—No, pero quizás Sophie tenga razón y hay algo sobrenatural siguiendoos—cogió uno de los frasquitos de cristal verde y me lo dio—. No olvides ponerlo esta noche, por si acaso.

—Venga ya, ¿es enserio? —alcé un poco el tarro—. Esto solo es una tradición tonta.

—Bueno, pero si es una tradición será por algo, ¿no? Y no es la única tradición que tiene que ver con fantasmas.

—Este pueblo es famoso por los fantasmas y lo sobrenatural, pero solo son historias. Yo no estoy relacionada con ningún fantasma. Chorradas.— respondió Ali.

—Bueno, yo he hablado con mi tía, mejor preguntarle a ella.

—Está bien, pero no creo que haya fantasmas acosándonos—cedí finalmente.

—No perdemos nada por comprobarlo—dijo Lucy, mientras me ayudaba a levantarme del suelo.

—Además, ¿por qué un fantasma querría acosarnos a nosotras precisamente? —pregunté mientras me sacudía la arena de los pantalones.

—Tal vez tenga sus razones.

—Podemos dejar de hablar de fantasmas, digo chorradas—dijo Ali.

—Sí, tranquila. ¿Volvemos a la fiesta?


 

Allison

 

Después de estar una semana ocultando lo que me asustaba, resulta que no era la única. Y siendo sincera, eso me tranquilizaba un poco. Aunque creo que lo de Nia es peor, porque ve al fantasma, yo al menos solo lo siento, que tampoco es poco, yo seguía con la idea de que era una chorrada, por mucho que me asustase. Jamás pensé que tendría una reunión con una vidente, pero para situaciones desesperadas, soluciones desesperadas.

Lucy organizó la reunión con su tía para el domingo.

Me puse una sudadera gris y unos vaqueros y salí de casa con la excusa de ir a estudiar a casa de Lucy.

Cuando llegué Nia ya había llegado y estaba sentada delante de la puerta y se sobresaltó un poco al verme.

—¿Por qué no has entrado? —pregunté.

—No quería estar sola ahí dentro—respondió.

—Pero está Lucy.

—Ya, pero no sé, este asunto de fantasmas y la tía vidente me da mal rollo— se justificó sacudiéndose el polvo de los pantalones y ajustándose la chaqueta azul que llevaba—. ¿Entramos?

—¿Y Sophie?

—No ha llegado aún, ¿no has mirado el móvil, no? Ha dicho que va ha llegar un poco más tarde, por hockey.

Cierto, Sophie hacía hockey los domingos. Nia también hace ballet los domingos, pero se lo ha saltado y eso que nunca se ha saltado una clase de ballet. Bueno, de esta reunión algo bueno tendríamos que sacar, así que llamamos a la puerta y Lucy no tardó en abrirnos con una sonrisa. Un olor a incienso y a velas nos golpeó de lleno en la cara. Entramos en la sala, Veleda estaba sentada en una mesa redonda. En el centro había una bola de cristal rodeada de velas alargadas de color rojo, en los muebles cercanos había encendido varias barras de incienso.

—Son para purificar el ambiente—dijo Veleda al verme observar el incienso.

Se levantó a saludarme, era más joven de lo que había esperado. Llevaba puesto un chal de bordados verdes por encima de la ropa y un pañuelo del mismo color en la cabeza.

Se volvió a sentar en su asiento y nos pidió que tomáramos asiento también.

—Falta otra amiga, ¿no? —notificó entonces.

—Sí, Sophie. Está en hockey, no tardará en llegar.

—Podemos empezar sin ella, al menos el reconocimiento.

Asentimos y nos cogimos de las manos como nos pidió después.

Entonces un escalofrío me recorrió la espalda y noté como bajaba la temperatura del ambiente, miré a Nia, también lo había notado y estaba mirando aterrada a un punto en concreto, miré en su dirección pero yo no veía nada. Nia seguía pálida y vi como giraba la cabeza como si siguiese a algo que se movía con la mirada. Entonces soltó un respingo y Veleda se desplomó sobre la silla. Solo fue un segundo, de pronto abrió los ojos, sus pupilas se habían vuelto completamente negras y su cara había palidecido. Miro la estancia con desdén hasta que se fijó en Nia y comenzó a gritar.



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En el texto hay: misterio, fantasma, amigas

Editado: 01.06.2024

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