#2 La batalla por el reino

No define

N/A: les aclaro que las visiones de Perséfone serán escritas en cursiva y en negritas mientras que los recuerdos y pensamientos serán solo en cursiva, y las ilusiones serán en negritas. Para que no se confundan, si más que disfruten de la lectura. Un beso y un abrazo

*********
—No

Exclamo Perséfone mientras se alejaba de su contacto mientras Reluminium lo miraba extraño

—No es posible que nuestro destino esté unido

La mujer mayor la observo y una sonrisa triste se asomó por sus labios. Con tranquilidad miro al rey, el cual después de ver a los ojos de la anciana rodó rodo los suyos para ponerlos en blanco justo cuando inclino la cabeza en aprobación. La mujer se acercó a Perséfone

—Mi niña, podemos hablar en privado

Por un momento Perséfone quiso negarse pero observó la mirada confusa de Reluminium sabiendo que tenía mil preguntas, las misma que ella no podía contestar o al menos no en ese momento. Así que con un poco de recelo acepto siguiendo a la anciana hasta lo que parecía los jardines del palacio ya que después de caminar un tramos pudo observar una fila de hermosas flores de diferentes colores en eso un recuerdo llego a su memoria

Flashback

Perséfone se encontraba corriendo por todas las habitaciones del castillo buscando sin parara, pero no encontraba a la persona que estaba buscando. En eso corrió hacia la dirección de los jardines hasta que chocó con alguien haciendo que con el impacto casi caiga sentada si no fuera por unos fuertes brazos que la sostuvieron al momento que la envolvía

—¿A dónde vas princesas?

—Papá, bájame tengo que ir —se revolvió en sus brazos

—¿Primero dime a donde ibas?

—Voy a buscarla papá, bájame

—¿Aquien vas a buscar? —le pregunto con una sonrisa que se le borró cuando la escucho

—A mamá, tu dijiste que en primavera la podríamos ver —le dijo cuando la dejo nuevamente en el piso — y mira ya es primavera. Ya las flores que planté ya florecieron

Le informo mientras lo llevaba hasta los jardines para mostrarle las flores

—Lo ves papá, mamá estará orgullosa de mi he cuidado muy bien de las flores —le dijo con una gran sonrisa sin imaginar el dolor que su padre sentía

—Mi amor —la tomo por los hombros —, tu madre… tu madre

Para el no era fácil decir a su hija la verdad por que ni el mismo podía aceptarla

—Papá ¿Por qué estás llorando? —le pregunto cuando una lágrima recorrió su mejilla y ella la limpió

—Mi pequeña princesa —acaricio su cabello 
—. Tu madre… ella ya no va a volver

Fin del flashback

Perséfone volvió a la realidad cuando escucho la voz de aquella mujer

—Hermosas ¿No? —ella solo sonrió mientras pensaba

“Se están marchitando” Pensó con una sonrisa amena. En eso vio como la señora la observaba con una sonrisa

—¿Q-que pasa? —preguntó entrecortadamente ya que sintió algo extraño en su mirada

—Dilo —ella sonrió —, di lo que ya sabes. Se están marchitando, aún que yo diga que son hermosas las personas que saben de las flores sabrán identificar ese pequeño detalle que para nosotros los inexpertos no es fácil de apreciar. Lo mismo hiciste observaste pero al no saber piensas e imaginas las cosas que no son

—¿Qué está queriendo decirme?

—¿Yo? —le resto importancia —, nada. La pregunta es ¿Qué quieres escuchar?

—Nada —contesto mientras olvida la vista hacia las flores —. Por que con eso nada cambiaría, aunque yo escuchara y todo por que ellos no cambiarían nada

—Entonces, ¿Por qué no cambiarlo tu?

Ella solo soltó una risa sin ánimos

—Si, claro

—Con esa actitud no podrás hacer nada —le aseguro —, primero tienes que descubrir quien eres

—Tu lo dijiste soy la hija…

—Yo dije hija de quien eres más no quien eres, eso solo lo puedes descubrir tu. Por qué la sangre no define quien eres y en quien te convertirás —sonrío cálidamente —. Solo tienes que aprender a perdonar y aceptar lo que te están entregando

Reluminium se encontraba observando varias veces por donde se había ido Perséfone, como si en cualquier momento ella cruzara aquella puerta y corriera a su brazos. No pudo evitar soltar una risa ante sus pensamientos tan absurdos

—Nunca pensé en conocer al nieto de Enrique —escuchó a sus espaldas al rey

—¿Conoció a mi abuelo? —pregunto sorprendido

En es momento le puso atención, era un hombre alto de piel medio clara las pocas canas en su rubio cabello le hacían ver que si era posible que tuviera la misma edad que tendría su abuelo si estuviera con vida

—En efecto yo conocí a Enrique —miró hacia un cuadro donde al parecer era la familia real —, el era un médico muy famoso aquí en el palacio. Todos en el palacio lo respetaban incluso mi padre quería que formara parte de la familia por eso le comunico el deseo de que se casara con mi hermana, él se negó diciendo que no se casaría si no era por amor. Mi padre se enojó y lo destituyó de su puesto de médico real. El acepto gustosamente y se internó en las afueras del reino dedicando su vida a los pobres poco tiempo después me entre que estaba casado y su esposa había dado a luz a una niña —lo miro a los ojos —, tu madre. Fui yo personalmente a buscarlo pero supe que ya había pasado dos años desde su muerte, pregunte por tu madre pero nadie supo decirme nada fue hace un año que ella vino aquí a pedirme un favor

—¿Un favor?

El rey asintió y fue hasta donde había una gran cómodo sacando un cofre

—Ella dijo que vendrías ante mí, asegurando que tu sabrías que hacer con esto —extendió el cofre —, que llegado el momento sabrías que es lo más importante

Tomo el cofre y justo cuando iba a abrirlo vio la figura de Perséfone aterrada

—Nos atacan —murmuró justo cuando las trompetas de guerra sonaron 
 




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