Perséfone volteó para encontrar la mirada de su padre
—¿Padre que hace aquí?
Vio como su padre caminaba hasta pararse enfrente de ella
—El rey mandó a buscarme para notificarme que Reluminium había sido herido
Los dos voltearon a ver a Reluminium, él cual seguía inconsciente sobre la cama mientras aquella mujer pasaba el trapo por su frente bajando por su mejilla hasta casi rozar su cuello
—¡Basta! —exclamó Perséfone mientras se acercaba a ella y le quitaba el paño —, vete yo lo haré
Aquella muchacha sólo la miró para luego ver al rey de los vampiros asentir. Cuando aquella mujer salió el rey pudo ver a su hija; aquella imponente guerrera limpiar con ternura el rostro y el cuello de aquel muchacho
—Estoy unida a él —hablo Perséfone sin mirarlo
—Lo sé, sus destinos se cruzaron del día que nacieron
Tras aquella confección ella volteó su cabeza para mirarlo
—¿Nuevamente ellos han decidido? —ella negó —. ¡No lo acepto!
Ella se levantó furiosa, no podía; más bien no quería que su destino lo controlaran ellos. No podía permitirlo, tantas veces había jurado que nunca iban a controlar su destino; un juramento que fue hecho el mismo día que se enteró de la verdad
—Hija, comprende —trató de acercarse a su hija
—¿Comprender que padre? —soltó una risa carente de humor —, ¿Qué debo comprender? Que ellos van hacer con mi vida lo que les plazca, que yo tome un camino para construir mi destino y ellos simplemente lo destruirán por que no es lo que ellos quieren. Perdóname padre pero yo no estoy dispuesta a someterme a la voluntad de ellos. Yo lucharé con todas mis fuerzas para cambiar el destino que ellos quieren
—¿Entonces lo dejarás a él? —señaló a Reluminium con una inclinación de cabeza —. Por que él es tu destino, permitirás que sea otra quien este a su lado. Que alguien más obtenga su amor hasta su vida misma si ella lo quiere, ¿Estas dispuesta a renunciar a todo eso? Por que al renunciar a tu destino también estás renunciando a él
Ella no dijo palabra alguna, simplemente observo aquel hombre recostado en la cama. Pero aún así la respuesta vino a su mente tanta rápido y sin dudar. No, no permitiría que alguien más estuviera a su lado por que a pesar que no quiere que controlen su destino tampoco quiere alejarse de él
—Deja de luchar hija —escucho a su espalda la voz de su padre antes de antes de sentir sus manos en sus hombros —. Luego te puedes arrepentir por estar luchando con lo que sientes y perder valioso tiempo que no volverá
—Mamá decía que tenía que vivir la vida como si no importara nada —una lágrima rodo por su mejilla —, pero siento que ella no lo hizo
—Ella lo hizo hija, de eso no tengo duda —beso su cabeza —. Ahora es momento de que tu lo hagas. Déjate llevar y descubrirás que todo será lo mejor por ti
Con aquellas palabras le dio un beso en la mejilla y se dio la vuelta para salir de aquella cabaña. Perséfone miraba aquel hombre que empezaba a removerse mientras negaba
—No, Perséfone —escuchó que balbucea —. No, déjala ¡Perséfone!
Cuando gritó su nombre se incorporó con el cuerpo bañado de sudor mientras respiraba agitado
—¿Estas bien? —escuchó que le preguntaban
Volteó para encontrarse con el rostro de Perséfone, sintió un alivio al verla hay… a salvo. Por eso sin pensarlo la estrechó entre sus brazos mientras apoyaba su cabeza sobre la suya, agarrándola por sorpresa
—Gracias a los dioses estas bien —le susurró mientras la estrechaba aún más a su cuerpo —, pensé…
Él no termino la frase, pero la apartó levemente para observar aquellos ojos y con delicadeza alzó su mano posándola en su mejilla para dar suaves caricias con su pulgar mientras le daba fugaces miradas a sus labios
—¿Qué…?
No pudo continuar cuando sus labios se vieron presos por los de él, un beso cargado de necesidad pero sobre todo amor. Era una lucha donde los sentimientos le ganaba a la razón, pero así como comenzó así de rápido termino cuando ella se aparto negando
—No Reluminium, no puedo
—¿Tu sabías lo que siento? No es así
—No, no es lo que sientes es lo que ellos quieren que sientas —lo miro —, esto no es real. Todo es obra de los dioses que quiere hacer con nosotros su voluntad
—Entonces es algo que tiene que ocurrir —se levanto —, es lo mejor para los dos
—Tal vez tu aceptes que controlen tu vida, pero yo no —lo miro molesta —. Yo no puedo ni quiero que ellos controlen mi vida, por que yo voy a elegir mi propio destino y…
—Y yo no estoy en el
Aseguro Reluminium dolido y ella negó pero las palabras se negaron a salir de su boca
—Ahora comprendo, muchas gracias por aclarármelo —busco su camisa y se la coloco para salir —. Esto que yo siento por ti si es real, y no es producto de los dioses son mis sentimientos hacia ti
Con eso salió sin mirar atrás dejando a Perséfone con un nudo en la garganta y una inmensa tristeza. Al salir los rayos del sol lo recibió pudo ver que aún seguían el reino humano, apenas iba a dar unos pasos cuando el rey de los vampiro se acercó
—Me alegro que ya estés mejor —observo la herida que aún estaba con vendajes —, ¿Te duele?
Soltó una pequeña risa ¿Dolor? Si, mucho pero no por la razón que él imaginaba
—Estoy bien —le aseguro y el rey asintió
—Bien en ese entonces quiero presentarte a alguien
Poso su mano en su espalda para guiarlo hasta un arrollo
—¿Me quieres presentar el arrollo?
—No, a ella
Y como si la hubieran invocado una mujer apreció entre el agua con una luz blanca alrededor de ella
—Ella es Serena —ella hizo una inclinación —, la primera hechicera. La portadora de luz
—Hola su majestad, por fin tengo el privilegio de conocerte
—¿Eres mi antepasado?
Ella sonrió y al hacerlo le trasmitió a Relumini tanta paz
—No su majestad, yo no he tenido descendencia alguna —caminó hasta pararse atrás de el y le susurró al oído —, yo no he encontrado a quien amar. Como tu ya lo has hecho