Yerin se encontraba echada en su cama manteniendo la vista fija en el techo. Tenía muchas cosas en las qué concentrarse como sus tareas y más, pero no dejaba de pensar en aquellas cartas que había recibido.
Sí. Durante el lunes de aquella semana de agosto recibió su primera carta. Acababa de llegar a Estados Unidos y ya tenía... ¿Fans? ¿Admiradoras? ¡No! Lo que ella era es una acosadora. Sí. ¡Acosadora!
¿Quién vergas la seguiría a su casa si no era una acosadora? Al parecer era una acosadora psicópata.
Todos estos pensamientos rondaban en la mente de Yerin.
Uno quizás resaltó entre todos: ¿Así se habrá sentido Sinb cuando le enviaba cartas?
—Bah. —Resoplo sentándose en la orilla de su cama. —No vale la pena pensar en una persona que me hizo mucho daño.
Su vista se fue directo hacía su mesa de estudio donde se encontraban un par de libros abiertos, su laptop, unos lapiceros y las tres cartas que recibió.
Se paró y las tomó acercándose al cesto de basura. No tenía planes de enamorarse de nuevo, ya había sufrido mucho en el pasado y no pensaba volver a hacerlo.
—Es la mejor decisión. —Yerin piso el botón para que se abriera el tacho siendo interrumpida por Sowon llamando a su puerta. Guardó las cartas dentro de un cajón de su mesa de estudio y se dirigió a abrir la puerta. — ¿Necesitas algo?
—Necesito hablar contigo. —Sowon no espero que le dieran permiso para ingresar, tan solo lo hizo. Total, esa casa la había comprado junto con Eunha, pero ella había dado el ochenta y cuatro por ciento del monto requerido.
— ¿Pasó algo?
—Sí, bueno no. No sé, últimamente tu hermana está muy pendiente al celular y a veces sale de casa sin decir algo. Tengo miedo de que-
— ¡Kim Sojung! —Yerin la interrumpió antes de que Sowon pudiera terminar de hablar. — ¿Te estás escuchando? Eunha te ama, se van a casar dentro de unos meses y tú estás dudando de ella.
— ¡Lo sé! Sé que no debería hacerlo, pero la duda me mata. A veces quisiera tomar su celular y revisarlo pero no quiero armar un lío con ella. No soportaría el hecho de perderla.
—Si se van a casar, ¿La confianza y comunicación no debería sobrar en su relación? Habla con ella, aprovecha cuando te la tiras para hacerlo.
—El sexo es sagrado.
—Hace mucho no me acuesto con nadie, creo que ya hasta olvidé qué se siente.
— ¿No tuviste una novia en prisión?
—Oh sí, Amber fue una buena novia pero no hicimos mucho de nada. Besos y abrazos.
—No quiero preguntarte esto, pero ¿Extrañas a Sinb?
—A veces la pienso, con cariño eso sí. Pero el amor se fue, principalmente porque por su culpa terminé en prisión.
—Entonces, ¿Si pudieras verla otra vez no te volverías a enamorar?
— ¿A qué vienen todas esas preguntas?
—Duda, nada más. —Mentira, Sowon lo decía por aquella vez que se encontró con Sinb.
—Entonces es un no.
—Bueno, no importa. ¿Qué piensas hacer con la chica de las cartas?
—Pensaba echar las cartas a la basura y buscarla para dejarle en claro mis intenciones.
— ¿Cuáles son?
—No quiero tener nada con nadie. Ya tuve mucho en mi vida amorosa, quiero dedicarme a otras cosas como mi carrera en estos momentos.
—Puedo ayudarte si quieres, podemos buscar a la responsable juntas.
— ¿Enserio? —Sojung asintió. —Gracias. Solo espero no lastimar los sentimientos de ella. Sé lo que se siente.
—Eso lo decides tú. O quizás podrías darle una oportunidad y dejar el pasado atrás, es una buena idea.
— ¿Cómo encontrarla? Ella misma deja las cartas en los recibos y otras cosas que nos llegan. Es como si todo estuviera calculado anticipadamente pero no le encuentro sentido.
—Al menos sabemos que es una chica, es tu menor y que te lleva unos ciclos. Eso puede decir mucho.
—No dice mucho de nada, la verdad.
—No te desesperes, mujer. Recién son tres cartas, quizás en las siguientes te dice quién es o te da más datos y la sacas más rápido de lo que crees.
—No quiero tener nada con nadie. Tampoco domino mucho el inglés que digamos, dudo que llevemos una relación duradera y fluida.
—Yo tampoco sé tanto inglés pero me puedo comunicar. ─Sojung se justificó. —Soy malísima en este idioma pero hago mi esfuerzo y me entienden.
—Para mí que te entienden por pena.
— ¡Oye!
Ambas comenzaron a reír, Sojung siempre fue mala en idiomas extranjeros y el inglés era una de sus peores pesadillas. Mudarse a Estados Unidos fue un gran reto que tuvo que tomar al ser trasladada por sus buenas notas, pero lo logró.
— ¿Pedimos pizza? No tengo ganas de cocinar.
— ¿Crees que a Eunha le moleste?
—Si compramos un par de hamburguesas no dirá nada.
Ambas asintieron y ordenaron pizza. Source'Pizza era la mejor cadena de comida rápida en aquella ciudad.
Se dirigieron a la cocina a preparar palomitas, ya que decidieron ver una película hasta que llegue Eunha o la pizza. Cualquier opción era buena.
— ¿Estás segura de casarte? —Preguntó Yerin con el tazón de palomitas llegando al sofá para acomodarse bien y disfrutar la película.
—Si te soy sincera, al principio estuve aterrada pero entendí que no puedo vivir sin tu hermana. La quiero como patos.
— ¿Cómo patos?
—Pato la vida. —Sojung sonrió tomando una mano de palomitas.
—Seré su testigo. ¿No?
—Me gustaría de que lo fueras, pero tiene que ser una persona que no sea directamente de nuestra familia.
—Acabas de lastimarme. —Yerin se quitó una lágrima falsa. —Me duele, me quema, me lastimaaaa. —Exageró.
—Deja tus dramas, Yerin. —Sojung le tiró un poco de palomitas en su rostro obteniendo un puchero. —A mí también me duele no ser la que firme en tu matrimonio cuando te cases.
— ¿Puedo ser la madrina de mis futuros sobrinos?
—No lo dudes, tendremos cuatro hijos.