Evander.
La noche a llegado, son tres días, solo tres días, todo lo que la neblina toque morirá y lo que quede de su cuerpo se alzara contra los demás, solo voy a dejar un puñado por ciudad, antes les avisábamos por medio de ángeles o con sueños o le hablábamos como si fuera dios, pero esta vez no quise avisar, quiero la sorpresa y sí que se han sorprendido el sonido del terror es música para mis oídos.
Es el segundo día de oscuridad el sonido empieza a cesar, hay muchos que han muerto, siento el frenesí recorrer mi cuerpo, es hora de bajar, esperemos que el tiempo pase para que el sol salga, y todo lo que el sol toque creado por las tinieblas desaparecerá.
Aún recuerdo cuando creamos las profecías apocalípticas, era tan emocionante, por milenios los humanos vivían preocupados por ella y ante cualquier acto de nosotros pensaban que era el gran día, la verdad no sabíamos cuando iba a llegar la fecha, pero aquí esta, siento tanta emoción, ya me imagino los libros de historia en algunos años, el gran apocalipsis, la noche sin fin.
Lo interesantes es que las cosas no se afectaran, así que conservaran las grandes construcciones para la posteridad, todas las ciudades del mundo están siendo afectadas, acabo de apagar los incendios, no quiero que mueran más animales, son pintorescos y adornan el planeta, en el mío desparecieron hace mucho, así que quienes quieran verlos, vienen acá y hacen un tour, es de los más solicitados por nuestra especie.
La puerta se abre es Kushim, volteo a verla.
- Que noticias me tienes.
- Señor el plan está funcionando con éxito, y todo está listo para su descenso.
- Perfecto.
Veo que se mueve incomoda, como con las palabras atrapada, ella sabe que no me gusta que me digan mentiras ni me oculten información.
- que sucede Kushim.
- Diotima, creo que está escondiendo algo importante.
Asiento mirándola a los ojos.
- Dile a uno de mis hombres que la lleve con ellos, la necesito cerca en tierra, lo que sea que oculta esta allá abajo.
- Sí señor, otra cosa, la portadora de las tinieblas que mando a buscar no la hemos podido encontrar, parece como si no existiera, llevan meses tras ella y no hay rastro.
- Me tocara encargarme personalmente de ello cuando baje, si no hago las cosas yo, nadie las hace bien.
- Algo más señor.
Hago un gesto con la mano, Kushim asiente y se retira.
Camino por los largos pasillos y me lanzo al vacío abriendo mis alas, cuando estoy sobrevolando la tierra, activo todos los amplificadores que hemos puesto para este objetivo, hablo en mi idioma y ellos traducen al que el humano quiera escuchar.
- Humanos habitantes de la tierra, si alguno queda con vida escúchenme, mañana saldrá el sol, y la noche acabara, el apocalipsis terminara, los que sobrevivan a mi cargo quedaran, soy su amo, creador, dueño y dios del universo Evander.
Desde la altura a la que estoy, donde vuelan los aviones, la tierra es un parche negro con azul y zonas salpicadas de verde, todo está siendo tocado por mí, los relámpagos singuen sonando y activo la lluvia, es la última fase, luego todo quedara limpio y los cadáveres molestos son devorados por mi neblina, así que mi planeta estará limpio para mí.
Pensándolo bien, voy a repoblar la tierra con mi especie, es una idea de último minuto, me quedare con algunos humanos molestos solo para reproducirnos, y los sobrevivientes son los más capacitados, los mejores genes para ser pasados.
El intercomunicador se activa. – señor maestro jefe hay una luz extraña parpadeando, es como un faro, parece que la niebla se dispersara en ese punto, creo que es la humana que está buscando.
- Aterricemos en ese punto, todos y mantén a diotima muy cerca, creo que ella sabe de quién se trata.
Marie Ann.
Me despierto de sobresalto por el ruido de afuera, es una voz cavernosa, vieja y malvada. Tiemblo como una hoja el solo escucharla, Abraham está sentado frente a mí.
- pensé que no ibas a despertar, llevas un día durmiendo.
- perdón, ¿dónde estoy?
- en uno de los refugios.
Asiento suevamente. – que fue ese sonido y porque hay tanto silencio ahora.
- Porque creo que casi todos han muerto a hoy, creo que quedamos un puñado en el planeta.
Me ofrece un poco de comida y agua, siento que el calor regresa al cuerpo, cuando termino de comer me mira fijamente a los ojos.
- Marie Ann tu has escuchado lo mismo que yo, tu eres la que tienes el poder de las tinieblas, es ahora o nunca.
Lo miro a los ojos, - no soy capaz, tengo miedo.
- Yo también, pero no quiero que ellos se apoderen de nosotros, de lo que queda.
Asiento ligeramente, me pongo de pie y respiro pesadamente, me dirijo a la puerta del refugio
-no abras la puerta al menos que estés seguro que soy yo.