Dos almas condenadas a vivir en el mismo entorno, pero separadas, penados a verse cada día, a cada momento, pero obligados a estar cada quien con sus respectivas virtudes. Sus pechos dolían, sus corazones sufrían, pero sus mentes imaginaban un destino en el cual estuvieran juntos, ninguno de los dos tenía idea de lo que pensaba el uno del otro, no sabían que ese amor si era correspondido. Quizás era mejor dejar las cosas como estaban y seguir adelante, para así no poder dañar esa relación de amistad que tenían desde hace más de 10 años.
Pero entonces comenzaron los dolores en su pecho, el nudo en la garganta, el inevitable alejamiento entre ellos cada vez que se veían; ambos necesitaban ser discretos, no debían levantar sospechas de ningún tipo, porque al fin y al cabo, los dos tenían ese secreto. Estaban enamorados pero aun así, nadie podía saberlo.
Y ese era su mayor secreto.