En este momento estoy perdida, no tengo noción del tiempo, no sé que día es hoy, ni siquiera sé la hora que es, pero por alguna extraña razón no tengo preocupación alguna, a pesar de estar en una habitación vacía y oscura.
-¿Hola?, ¿hay alguien aquí?
Pregunte con mi voz débil y rasposa.
Un silencio inundó la habitación vacía, sabía que no iba a tener una respuesta pero quise intentarlo.
De repente aquel cuarto que era oscuro y tétrico se iluminó, una pantalla apareció y repentinamente una voz femenina me habló.
- Bienvenida a tu memoria Ana.
Me quedé estupefacta por un momento, pero luego le pregunte a aquella voz:
-¿Cómo que estoy en mi memoria?, y ¿por qué?, además ¿quién eres tú?
Aquella voz misteriosa respondió:
-Estas en tu memoria porque has olvidado algunas cosas importantes de tu vida y yo soy tu conciencia, estoy a aquí para recordarte lo que no debiste olvidar.
Le volví a cuestionar:
-¿Y qué se supone que es lo que no debí olvidar?
Me contestó:
-Por eso mismo estás aquí, porque no recuerdas lo que olvidaste, pero lo sabrás más adelante.
Luego de eso mi conciencia me explico lo que estaba sucediendo, me dijo:
- Veraz Ana, ahora mismo tú estás muriendo, todos los que conociste están llorando por ti, tus hijos, esposo, hermanos, nietos, amigos, etc. Pero tú aún no puedes irte por los recuerdos que olvidaste, recuerdos que eran preciados para ti, pero que con el tiempo se fueron borrando hasta que no quedo nada de ellos.
Yo no podía creer lo que estaba diciendo, ¿estaba muriendo?, las preocupaciones me inundaron, me pregunte ¿qué pasará con mi esposo, mis hijos y sobre todo con mis nietos?, ¿Después de un tiempo me recordarán?, ¿se pelearán por el dinero o las tierras, como pasa en el noticiero? y lo más importante ¿qué será de ellos sin mí?
Mi conciencia notó mi angustia y me dijo:
-Deja las preocupaciones a un lado, ellos estarían felices de que tú descanses en paz.
Le pregunté:
-¿No hay manera de que viva un poco más?
Me contestó:
-Eso no lo sé, no soy la muerte, soy tu conciencia, yo no intervengo en esos asuntos.
Hubo un momento de silencio incómodo, ni la voz ni yo hablábamos, yo estaba sumergida en mis pensamientos, mientras ella solo me analizaba de pies a cabeza.
Después del silencio yo fui la primera que hablo. Le pregunté:
-¿Cuántos recuerdos he olvidado?
La conciencia comenzó a contar:
-Veamos, dos, cinco, nueve, once, quince, veintiuno, veintiocho... ¡Ah!, Olvidaste un total de veintinueve recuerdos.
Yo le volví a preguntar:
-¿Y qué se supone que tengo que hacer para recuperar mis recuerdos?
Ella me dijo:
-¿Ves está pantalla?, en ella comenzarán a pasar los veintinueve recuerdos restantes, después de que veas todos comenzarán a reflexionar sobre todos y cada uno de ellos, después de eso nos despediremos y tú podrás descansar en paz.
Yo respondí:
-Entiendo...
Ella dijo:
-¿Te parece si comenzamos de una vez?
Yo respondí:
-¡De acuerdo!
Y así comenzamos a recordar cada pequeño detalle que olvide y junto con ello reflexione sobre mi vida y lo que estaba por venir.