Choi era un idiota.
Un idiota bien enamorado.
Cada vez que veía a esa persona pasar delante de él, sonreía como bobo, dejando en evidencia que estaba enamorado frente a sus mejores amigos, Jong Hyun y Jinki.
—Deberías decirle.
—No, ¿y si lo rechaza?—soltó Jinki preocupado—No quiero tener que consolarlo. ¿Tú sí?
Jong Hyun se lo pensó por varios segundos—La verdad no. No lo hagas, Minho.
Choi rodó los ojos—Qué buenos amigos que tengo—volviendo a la seriedad—Tengo planeado escribirle una carta y dejársela en el casillero.
Sus amigos se echaron a reír.
—¿Qué les pasa?
—¿Qué te pasa a ti?—Jinki se limpió las lágrimas—Pareces un chico de primaria.
—Opinen lo que quieran.
Se levantó decidido a escribir esa carta.
***
Cuando llegó de la escuela, tiró su mochila a un lado y se tiró en su cama—¿Será una buena idea? ¿Y si me rechaza?
Bueno ya, a la mierda.
Agarró una hoja y un papel y se dispuso a escribir.
"No estoy seguro de cómo empezar esta carta, pero quería decir que me pareces la persona más hermosa que he visto en mi vida.
Brillas cada vez que te veo pasar.
Te conozco hace unos años, aunque nunca tuve la oportunidad de hablar contigo.
Pareces una persona tan dulce que me dan ganas de hablarte, pero soy muy cobarde como para hacerlo. Por eso escribo esta carta, aunque parezca muy cliché, creo que sería más "romántico" que un simple mensaje o una llamada.
Aunque no tengo tu número.
Si algún día te gustaría salir conmigo, por favor háblame.
Eres... simplemente una obra de arte.
-Choi Minho."
Minho suspiró al escribir su nombre, era vergonzoso confesarse, más cuando Irene, la chica que le gustaba, nunca había hablado con él.
Pero sí ha visto cientos de veces, la ha visto sonreír, llorar, reír, enojarse y hasta ayudar a los demás.
Claro que, de lejos.
Probablemente Irene ni siquiera supiera de su existencia, pero valía la pena intentarlo, ¿o no?
Mañana sí o sí pondría esa nota en su casillero.
***
Llegó la mañana y otro día pesado de clases; sus amigos esperaban con ansias lo de la carta.
Para reírse, como buenos amigos que son, claro.
—Ya lo busqué y su casillero es el azul que está a la derecha.
—¿Eres idiota Jong Hyun? Todos son azules.
Jinki se carcajeó de ambos.
Estaban acechando el "supuesto casillero" de Irene.
Y sí, "supuesto" porque Jong Hyun no estaba seguro de si era o no.
Pero eso, él no lo dijo.
—¡Es ese!—gritó lo más bajo posible señalando uno, concretamente el último casillero de la derecha—Estoy... seguro—se distrajo cuando un chico flaco, de pelo color negro y esbelto pasó delante de ellos.
Él era el único babeando como un perro que miraba para allá, mientras que Minho se moría de los nervios.
Cuando Jinki lo vio babeando le pegó un codazo hasta que finalmente el otro reaccionó.
—Oh, lo siento.
—Si tanto te gusta Kibum, deberías hablar con él, o pídele a su amigo su número.
—¿Su amigo?
Jinki dudó—No sé su nombre, pero tiene el cabello color beige y es más flaco que él. Y es... un poco... extraño.
—¿Extraño cómo?—preguntó Jong Hyun confundido.
Minho los interrumpió.
—¿Podrían callarse? Estoy a punto de hacer o lo más inteligente o lo más estúpido de mi vida.
—Definitivamente, lo segundo—habló Jong Hyun.
—¡Ve y hazlo!
—Bien, bien. Aquí voy.
***
El día transcurrió normal.
Irene no se acercó a él ni nada por el estilo. Ni siquiera lo miró.
Como siempre.
Minho simplemente pensó que aún no había leído la carta.
—¿Y si eso significa que te está rechazando?
—No lo animes tanto, Jong—sarcásticamente soltó Jinki.
Él sólo se encogió de hombros.
Minho pegó su cabeza a la mesa.
Estaba condenado.
***
A la hora de la salida, mientras esperaba a sus amigos (ya que éstos salían una hora más tarde que él, porque estaban en clases distintas) un chico bastante alto se acercó a él.
Mechones de color beige danzando con el viento, caderas moviéndose al compás del mismo y unos ojos penetrantes acechando a su (interesante) presa.
Taemin siempre tuvo un gran defecto.
Se ilusionaba con cualquier chico, aún sin ser intencional. Cada vez que ponía la mira en uno, jugaba con él, hasta que se aburría y lo dejaba de lado.
Claramente el chico quedaba desilusionado y triste al ver que éste había pasado de él.
Pero no podía evitarlo.
Amaba la atención.
Cuando abrió su casillero lo primero que vio, fue como un sobre de papel caía al piso. Alguien le había dejado una carta.
Taemin leía lo que había el papel una y otra vez en su mente con los ojos abiertos, y cuando su amigo Kibum se acercó a él y le preguntó qué era eso que tenía en las manos, Taemin simplemente silbó y se fue dejando a su amigo con la duda.
Tenía una idea de quién era Choi Minho.
Sí que la tenía. Uno de los chicos más atractivos de toda la escuela, y bastante decente, no era de esos que lo comían con la mirada, era de esos que evitaban mirar.
Mejor aún.
Choi Minho estaba en la lista de "chicos difíciles" de todas las chicas.
Y de él.
Sólo habló una vez con él en toda su vida. Cuando le pidió un lápiz en la clase.
Hasta ahora.
—¿Tú me escribiste esto, guapo?—Taemin prendió su "modo pervertido". Le gustaba usarlo con los difíciles. Aunque nunca nadie le había escrito una carta. Eso sí que era nuevo.
Minho lo miró confundido. Taemin se lamió los labios bajo la mirada atenta de Choi; le enseñó la carta y en cuánto éste la vio sintió como su mundo se caía en pedazos.
Editado: 25.07.2020