Taemin no veía la hora de largarse de ese dormitorio, ya no lo soportaba.
El tipo era un chiste.
Y no uno precisamente gracioso.
—¿Por qué esa cara tan amargada, Taeminnie?
—No me llames así, ojos saltones.
—Oye.
Taemin lo miró, y Minho le mostró el dedo medio mientras reía.
Si se preguntan si su relación era así, pues están en lo correcto. Era así.
Si bien los dos tenían más de veinte años, e iban a la universidad, el hecho de ser mayores no influía en su comportamiento. Simplemente se llevaban así. Es como si estuviera escrito en su código genético: “Debes odiar al idiota éste”.
Cuando Taemin quiso reclamar sobre el reparto de habitaciones, el chico encargado no lo quiso escuchar. Lee Jin Ki sólo lo despachó haciendo excusas tontas de que no habían más habitaciones disponibles y blah blah blah.
—¿Llegará el día en el que no seas una mierda?—comentó Minho mientras se tiraba en su cama.
—Mira quién habla—susurró cerrando su libro—¿Por qué no te vas a jugar básquetbol y me dejas en paz?
—Es imposible no molestarte, eres adictivo.
Taemin le lanzó el libro a la cara y Minho rápidamente se llevó la mano a la cara. Taemin le había dejado un pequeño corte cerca del ojo.
Cuando se dio cuenta bufó y se levantó. Buscó hielo en el mini refrigerador que había en la habitación y se lo tendió a Minho.
—Ten, lo siento. Pero te lo merecías.
—Qué amable, hazte cargo tú.
Taemin lo miró furioso.
—¿Por qué? ¿Acaso no tienes manos?
Minho se mordió seductoramente el labio mientras Taemin se removía incómodo. Ese era otro punto que faltaba aclarar.
Su día a día con Minho era como convivir con un acosador sexual.
Varias veces lo agarró viéndole el trasero o hasta lo escuchaba masturbándose en la noche, y lo segundo era super incómodo, ya que sus camas estaban a sólo cinco metros.
Taemin dormía totalmente forrado en sábanas aun con el calor que hacía, sólo por el simple hecho del caliente de su compañero.
—No quiero, hazlo tú. Debo irme—le dejó el hielo en la mesita de luz y agarró su celular listo para salir de la habitación.
Taemin nunca rompería o tiraría su celular al suelo, en aquella cajita electrónica se encontraba la mitad de su vida social.
Pero por un auto reflejo se vio obligado a hacerlo mientras sentía cómo Minho lo pegaba bruscamente a la puerta del dormitorio.
No, piedad.
—Suéltame, pervertido.
Taemin estaba totalmente pegado a la puerta, mirando hacia la derecha, mientras Minho estaba sonriendo metiendo una de sus manos en los calzoncillos de su compañero.
—Minho, hablo en serio. Voy a gritar.
Sonrió gustoso.
—Oh, claro que lo harás.
Comentario que hizo enrojecer a Taemin.
—No me refería a eso, déjame ir.
—¿Nunca te diste cuenta?
Taemin pestañeó varias veces—¿De qué hablas? No eres nada discreto.
Minho sonrió y le mordió el cuello dejándole una serie de chupones.
—Pú... drete—Taemin intentó forcejear mientras que lo único que lograba era mover su trasero pegado al bulto de Minho, encendiéndolo aún más.
Voy a joder tu hermoso trasero.
—No debiste haber hecho eso.
Taemin lo desafió volviéndolo a hacer mientras escuchaba los suspiros de Minho en su oído. Sentía como su parte delantera se movía a su gusto mientras Minho le manoseaba el trasero.
No puede ser. No. Definitivamente no. No estoy erecto. No por él.
—Minho... basta—¿Quién se detendría cuando dices esas palabras suspirando de esa forma tan provocativa? Nadie tenía tanta fuerza de voluntad para hacerlo. Ni siquiera Minho.
Por sobretodo Minho, quien quería joder a su compañero desde el primer día en que compartieron cuarto.
Dejó de apretar las nalgas bien redondas del menor y se aventuró a bajarle hasta las rodillas el calzón, con pantalón y todo.
Taemin empezó a darse cabezazos contra la puerta para intentar “despertarse” a sí mismo mientras el mayor lo veía riéndose.
—Detén eso, te vas a lastimar.
—Mientras no me toques, no hay problema.
Minho acercó su boca a centímetros de la de Taemin.
—Ambos sabemos... que debíamos haber hecho esto hace meses.
Escuchó cómo Minho se bajaba un poco su ropa, y sintió sus manos en sus caderas, las cuales tiraban de su trasero hacia atrás.
—Minho...
—Shh.
Minho aspiró el olor de su shampoo mientras posicionaba su miembro erecto en la entrada de Taemin. Si Taemin iba a gritar, Minho no lo detendría. Pero sorpresivamente Taemin no dijo nada, simplemente sacó aún más el trasero mientras Minho se reía bajito.
—Cállate.
—Yo no dije nada.
—No, pero lo- ¡Oh, Dios!—no pudo terminar de hablar cuando un calor brusco entró en su zona baja. Ardía y dolía como el infierno para él, mientras que Minho la pasaba de diez.
Aún así, tuvo compasión y esperó unos segundos para que no le doliera demasiado.
—Espera, espera, espera. Duele, mierda—Minho le giró el rostro y le plantó un beso con lengua que casi lo hace tambalearse.
Si le hubieran dicho que un día estaría siendo empotrado por su compañero en la puerta de su dormitorio, se reiría sin fin.
Minho siguió sin moverse mientras besaba a Taemin, quien estaba totalmente avergonzado por la situación.
Aunque luego era él el que se movía más cerca de Minho, aún con las manos pegadas en la puerta.
—Quiero que gimas mi nombre.
—No puedo, es muy vergonzoso—confesó mirando de costado a Minho.
—Lo vas a hacer.
Eso no era una pregunta.
Cuando comenzó con los movimientos, Taemin se preguntó a sí mismo cuánto tiempo tardaría en volver a caminar después de esto. Minho era un potro salvaje, y era poco para decir.
Mientras marcaba con sus dedos la cadera de su compañero, le dejaba chupones en la nuca a Taemin y se adentraba en él, rápido y fuerte, mientras lo tenía pegado a la puerta gimiendo.
Editado: 25.07.2020