Taemin rodó los ojos por la presencia de Minho. Jinki miró a ambos como si estuviera viendo un partido de tenis.
La tensión estaba en el aire, y ninguno de los dos parecía ser alérgico.
Desde que habían terminado, el mayor se pasaba casi todo el tiempo molestándolo, buscando hacerle perder los estribos a más no poder.
No se odiaban, era sólo que...
Convivir con quien antes era su amigo, luego su novio, y ahora su ex, era raro.
Pero, ¿por qué no se alejaba de él?
Fácil. Jinki era amigo de ambos.
No obstante, esa situación era incómoda para todos.
—Taemin—Jinki lo llamó intentando aliviar la situación—¿Cómo te fue en el examen?
El rubio chistó.
—Ni idea, tal vez mal—seco.
—Já. Siempre dices que te va mal, pero terminas sacándote dieces—lo cuestionó.
—¿Tienes algún problema con eso?—Taemin le respondió irritado.
—No, tengo un problema contigo—Minho se acercó amenazante hacia él.
Taemin pretendió hacerlo, pero Jinki puso un brazo delante de cada uno, frenándolos.
—¡Basta!—dejaron caer sus espaldas en las sillas al mismo tiempo—¿Qué les sucede?
Ninguno respondió.
En su lugar se miraron con cierto rechazo.
Del amor al odio, sólo hay un paso.
***
Practicó la rutina por tercera vez mientras Kai lo miraba atentamente. El rubio no lo notó, pero su mirada mostraba más interés en él que en la coreografía.
En cuanto terminó de danzar, los aplausos de su amigo no tardaron en aparecer. Taemin le sonrió y acto seguido comenzó a estirar.
Lo hacía antes y después de bailar.
Kai ladeó la cabeza mirando de arriba a abajo el cuerpo delgado del chico presumiendo involuntariamente su parte trasera.
Se acercó a él e inmediatamente se recompuso.
—¿Qué sucede?—Taemin lo miró curioso.
Kai negó sonriendo—Nada.
Esperó pacientemente a que el tipo saliera por la otra puerta, y cuando lo hizo, ingresó a la sala de ensayo.
Taemin llevó su mirada hacia él inmediatamente. A penas se dio cuenta de quién había entrado, desvió su mirada.
—¿Qué haces aquí?
Minho se dirigía hacia él.
—¿Importa?—lo cuestionó.
—Sí, tú no bailas, así que no puedes estar aquí—giró al mayor y lo dirigió hacia la puerta. Cuando ya estaba cerca de ella, se giró y cambió de posición para luego dejar a Taemin acorralado contra la pared.
El rubio lo miró fijamente—Déjame.
—No pasaron más de dos meses y ya andas zorreando con otros tipos.
Taemin lo miró indignado.
—¿Cuál es tu maldito problema?—golpeó su pecho, pero Minho no se inmutó—¿Y qué te importa si “zorreo” o no con otros hombres?
Minho no le respondió, simplemente acercó su rostro aún más. Taemin giró el suyo.
Aunque quisiera negarlo, el mayor aún tenía cierto poder sobre él.
—Muévete.
—No—finalmente habló—Tenemos que hablar.
—No tengo nada que decir—miró hacia los pies del mayor.
—Taemin.
—No.
—Tae.
Carajo.
Eso hasta había sonado... dulce.
El rostro de Taemin no reflejaba ninguna emoción, su expresión estaba neutra, pero en su interior, era una tormenta de emociones. No sabía qué pensar.
Finalmente apareció una expresión en su rostro, y eso gracias a que Minho posara su cara en su cuello.
Taemin no se movió, tampoco atinó a hacerlo.
Cerró los ojos por la sensación que le producía la respiración de Minho en su cuello.
¿Cuántas veces han tenido este tipo de intimidad?
Nunca. Al menos no de este estilo.
Las manos del rubio se movieron lentamente hacia el pecho del mayor y lo tomaron de la ropa.
—Taemin—Minho quitó su rostro de su cuello y lo miró a los ojos. No veía ganas de discutir en ellos, todo lo contrario.
Era la mirada más sincera que le había otorgado en el último mes.
Taemin conectó ambas miradas y sentía cómo sus latidos aumentaban.
Eso no estaba bien. No debía sentirse así por Minho. Ya no debía hacerlo.
Pero, ¿por qué?
La llamada de su hermano Taesun interrumpió aquel momento íntimo, obligando al mayor a separarse de él.
Taemin se salió inmediatamente de la sala, pero aún tenía una sensación cálida en las mejillas.
Sonrojado a más no poder.
***
Minho se sentó al lado de Jinki y miró a cada lado esperando (o no) la presencia del menor.
—¿A quién buscas?—Jinki preguntó curioso.
—A nadie—respondió rápidamente a la defensiva.
Jinki arqueó una ceja.
—No parece.
—¿Taemin habló contigo?—ignoró su comentario y le soltó una pregunta.
Jinki negó—¿Por qué? ¿Qué pasó?
—Es... —su voz se detuvo al ver al menor a lo lejos—Después hablamos, adiós.
Últimamente no se ponían de acuerdo en nada, pero si había algo por lo que ambos estaban pasando, era el hecho de que ninguno sabía qué era lo que quería.
Minho caminó más rápido hasta ponerse a escasos metros detrás del menor, lo siguió hasta el baño, y en cuanto entraron, cerró la puerta.
Taemin se dio vuelta alarmado. Minho estaba apoyado en la puerta con los brazos cruzados y una de sus piernas estaba sosteniéndose en la puerta.
—Minho—comenzó—Abre la puerta.
Éste negó. En su lugar se acercó hacia él y logró que Taemin retrocediera.
—Taemin—la espalda del rubio se pegó a una de las paredes del extenso baño.
No respondió ante su llamado.
En su lugar, llevó su mirada al cuerpo fornido del mayor, apreciando como éste volvía a apresarlo.
Pegó ambos cuerpos y Taemin se removió incómodo, sin embargo, al hacerlo, frotó aún más sus bultos.
Dejó escapar un suspiro placentero y la mirada de Minho se posó en sus labios. En cuanto Taemin alzó la vista, el mayor posó su mano en su nuca y lo atrajo desde allí para besarlo.
El rubio no hizo nada para frenarlo, en su lugar cerró los ojos al sentir cómo sus labios eran succionados por los del contrario.
Editado: 25.07.2020