Minho lo alzó y el menor lo miró sorprendido. Entraron a la habitación y el mayor lo depositó sobre la cama.
Taemin separó los labios con la intención de decirle algo, pero ver al mayor comenzando a desvestirse, lo distrajo.
Aunque eso no lo calmaba, sino todo lo contrario.
—Minho, espera—el mayor no lo escuchó y trepó sobre él, dejando su espalda pegada al colchón. Taemin colocó sus manos en su pecho, intentando frenarlo o alejarlo, pero no logró ninguna de las dos.
—Quiero hacerte el amor.
Besó lentamente su cuello y la desesperación invadió al menor. Observó sus mechones largos castaños desparramados a su alrededor.
Minho sólo quería darle su noche de bodas, pero estaba olvidando que el menor tenía miedo, incluso con él, su ahora esposo.
La parte superior de su esmoquin quedó a un lado de la cama y el de Taemin estaba siendo removido de lugar. Sin embargo, frenó todos sus movimientos al ver que un par de lágrimas caían por sus mejillas. Inmediatamente la culpa y el arrepentimiento invadieron su mente.
—Lo siento, bebé—limpió con sus pulgares sus lágrimas—Discúlpame, lo siento—lo besó en las mejillas repetidamente y se quitó de encima.
Taemin no le respondió, no es que se hubiera enojado con Minho, sino que se había enojado con él mismo.
Una experiencia tóxica del pasado lo había empujado a ser como era actualmente.
Cada vez que le pedía a su anterior pareja que parara, éste lo ignoraba, y hacía lo que quería con él. Desde tumbarlo sin su consentimiento, hasta penetrarlo bruscamente, hiriéndolo en el acto.
Eso lo marcó.
Cuando conoció a Minho, su mundo se había iluminado. Sin embargo, nunca habían avanzado más de unos besos y algunos pequeños roces entre ellos. Nada subido de tono. Minho entendía perfectamente eso, podía esperar por él, porque lo amaba. Aunque a veces deseaba poder expresarle su amor físicamente.
Taemin estaba enfadado consigo mismo. Quería relajarse y entregarse al mayor, porque sabía que él nunca lo lastimaría, pero aún en su interior tenía miedo.
—¿Estás bien?—Taemin asintió mientras Minho terminaba de limpiarle las lágrimas.
—Perdón—se tapó con ambas manos la cara—Lo hice de nuevo—arrepentido.
—Tú no debes disculparte—Minho le sonrió antes de plantarle un dulce beso—No tienes la culpa de nada.
Taemin le sonrió y Minho se acostó a su lado, abrazándolo.
Se quedaron de ese modo durante unos minutos hasta que Minho se acercó hacia él y le depositó un beso en la frente, antes de levantarse y dirigirse al baño. Miró accidentalmente hacia abajo y lo que vio lo hizo sentir culpable. La excitación estaba presente en él, y no pudo aliviarse a causa de él.
Taemin tragó saliva al pensar en lo que haría allí.
Él estaba siendo egoísta, y odiaba aquello.
***
Quedaba un día de su luna de miel, y Taemin tenía intenciones de compensar a su esposo. No sólo por haberlo frenado el día anterior, sino por haberlo apoyado y por haber respetado sus decisiones en el pasado.
O al menos pretendía intentarlo.
Aunque además de asustadizo, era tímido, doble problema.
Se sentó a su lado en el sillón y Minho pasó su brazo sobre sus hombros, aún mirando la televisión. Taemin miró a todos lados, sin saber cómo empezar, o sin saber siquiera si su cuerpo se calmaría. Sólo ante la simple idea de hacer algo sexual, la tensión volvía a instalarse en él.
Relájate por favor, es Minho.
Pero sus propias palabras parecían no surtir efecto en él.
Respiró varias veces antes de mirarlo de reojo y mover su mano cohibidamente hasta dejarla sobre su muslo. Minho lo miró instantáneamente, dejando de lado el programa que estaba viendo.
No dijo nada, pero Taemin tampoco lo hizo. No quitó ni movió su mano, sólo esperó que Minho fuera el que dijera algo, pero los segundos pasaban y sus mejillas se volvían cada vez más rojizas.
Sus ojos se posaron en la tímida mano en su pierna y volvieron a subir hacia sus brillosos ojos.
—Taemin—éste miró sus labios. Minho comenzó a rozar inconscientemente sus cabellos, separando cada mechón castaño hasta dejarlos caer sobre su espalda.
Acercó lentamente su cuerpo sobre él hasta posar su respiración sobre su cuello y Taemin cerró los ojos. La forma en la que los apretó, le dijo que se estaba forzando a hacerlo.
—No.
La voz firme de Minho hizo que abriera sus ojos y lo mirara desconcertado. Lo vio pararse y tomó su mano reteniéndolo.
—Minho.
—No voy a tocarte si estás asustado.
Suspiró luego de decir eso y bajó hasta su rostro, besando su mejilla de manera cariñosa.
—Te amo. No te presiones, puedo esperarte.
Y lo que dijo, lo hizo recordar por qué se había enamorado de él. Bueno, nunca lo había olvidado.
Sin embargo, su estómago seguía picando. Miró su mano izquierda y admiró su anillo de compromiso afectivamente.
Yo también te amo.
***
Minho salió de la ducha con una toalla alrededor de su cintura. Con otra, secó su cabello para luego salir del baño y dirigirse a la habitación que compartía con Taemin.
Le extrañó no verlo en la sala, pero en cuanto abrió la puerta de la habitación, lo vio sentado en medio de la cama matrimonial.
Desnudo.
Su rostro ruborizado y su piel delicada, lo hicieron ver aún más irresistible y tentador. No pasaron más de cinco segundos hasta que su erección fue el centro de atención de Taemin.
Santa virgen, no podía dejar de verlo.
La intensidad que tenía la mirada de Minho sobre él, lo estremecía, y de a poco su miembro también respondía.
—Tae... —no sabía qué decir, ni por qué su esposo estaba haciendo eso.
Taemin separó ligeramente sus piernas al oír su voz, fue un auto reflejo—Ven aquí—tímido.
—No—tragó saliva, no convencido de sus propias palabras.
Editado: 25.07.2020