No había pasado mucho tiempo desde que se habían visto, pero Minho no tardó demasiado en encontrarlo.
Ninguno de los dos se había sacado ese beso de la mente. Taemin casi no quería hablar de eso, y por suerte Heechul no lo descubrió, o no pararía de molestarlo. Pero en cuanto volvió a ver al lobo, la escena de su beso se reproducía una y otra vez en su mente.
No estaba arrepentido, pero... no sabía exactamente qué sentir.
Aprisionó a Taemin en el callejón y éste ni siquiera se alarmó. Minho no era una amenaza después de todo. Pero en cuanto lo besó, se quedó inmóvil, sintiendo sus manos una a cada lado de su rostro, evitando que cortara el beso.
Taemin llevó sus propias manos al pecho del licántropo intentando alejarlo mientras éste devoraba su boca. Fue inútil, ya que no logró alejarlo, pero en respuesta, Minho movió una mano hacia su trasero, apretándolo y atrayéndolo a él. Taemin gimió, sorprendiéndose tanto él como Minho, quien separó sus bocas para analizar su expresión.
—No fue lo que crees—dijo rápidamente, pero Minho no le creyó, sólo sonrió altanero. Volvió a unir sus bocas y Taemin dejó de intentar alejarlo. Dejó sus manos inmóviles una a cada lado de su cuerpo permitiéndole al lobo dominar su boca.
Se separó para respirar y Taemin tranquilizó su respiración a medida que hablaba—¿Harás esto cada vez que quieras a partir de ahora?—Minho le sonrió.
—No pareces odiarlo—se ganó el silencio del vampiro. Taemin lo miró atentamente con sus ojos carmesí cuando colocaba ambas manos contra la pared, a su alrededor, sin tocarlo a él. Aproximó su rostro al suyo y Taemin siguió mirándolo sin saber qué hacer, si frenarlo o permitirle continuar.
Cerró los ojos cuando los labios de Minho estuvieron a centímetros de los suyos, pero al abrirlos, el lobo sólo se lo quedó mirando, aunque aún seguía sobre él.
—¿Sabes?—Minho admiró cada centímetro de piel de su rostro y Taemin separó ligeramente sus labios, respirando por la boca—Te estás derritiendo—sonó como un chiste para el propio Minho, incluso lo dijo sonriendo, pero no lo dijo con esa intención, además de que esas palabras quedaron en la mente de Taemin por un buen rato, incluso cuando el lobo ya se había marchado.
***
Entró por la ventana evitando encontrarse con Heechul y se encerró en el baño. Respiró profundamente y cerró los ojos al sentir su olor. Estaba impregnado en su ropa, en su rostro.
Recordó sus palabras, su tacto, y sus labios, y le fue imposible dejar de pensar en él.
Se deslizó en la puerta, hasta caer al suelo y atrajo sus piernas hacia sí, apoyando su cabeza en ellas, mientras era invadido de dudas.
“Te estás derritiendo”.
***
Apenas cruzó la puerta y la mirada de Sulli se posó en él. Arrugó su entrecejo al ver a su hermano en esas condiciones—¿Estuviste en una pelea?—preocupada, y luego curiosa al ver la sonrisa idiota que tenía en su cara—¿Y por qué estás sonriendo? Das miedo...
Minho ignoró sus preguntas y continuó con aquella expresión hasta ingresar a su cuarto.
Definitivamente su rostro tenía la marca de Lee Taemin por todas partes.
Se recostó en su cama y recordó cada detalle de él. Sus escasas expresiones, su rostro, sus labios, el gemido que dejó escapar accidentalmente y el tacto de su mano sobre su trasero, el cual lo encendió.
Pensamientos sucios comenzaron a llegar a su mente y su mano cada vez se fue deslizando más abajo, abriendo su cierre e invadiendo su ropa interior. Frotó por unos momentos su excitación y procedió a subir y a bajar su mano en su falo, imaginando que era Taemin quien lo masturbaba. Con su mano e incluso con su boca, arrodillado ante él, esperando por su esperma.
Su gemido aumentó enormemente su calentura y se imaginó a sí mismo sobre él, entre sus piernas, arremetiendo contra su próstata, mientras el vampiro no podía hacer nada más que gemir y pedir por más. Incluso lo imaginó en distintas posiciones. Sobre él, dejándose empalar por su miembro, o contra una pared, embistiéndolo contra ella.
Pasaron algunos minutos antes de que se viniera y acomodara su ropa, además de desear que todo eso ocurriera.
***
Puso todo su esfuerzo en rastrear su olor. Generalmente no se acercaba al bosque, debido a que su comida se encontraba en la ciudad.
Estuvo deambulando por un buen rato, recorriendo calle por calle hasta que finalmente identificó su olor. Llegó a la zona y sonrió irónico en cuanto vio la residencia en la cual Taemin parecía alojarse.
—¿Por qué todos los vampiros tienen mansiones?—comentó por lo bajo y se concentró en seguir su olor. Llegó hasta una de las ventanas y trepó rápidamente.
Cuando ingresó, no vio al vampiro por ningún lado, pero definitivamente era su habitación, estaba impregnada de su olor. Aspiró profundamente cerrando los ojos. Su simple aroma lo enloquecía.
Recorrió con su vista toda la habitación. No había demasiadas cosas, sólo un escritorio, un gran librero, un armario y una cama. Incluso su habitación era lacónica.
—¿Por qué tiene una cama si no duerme?—soltó por lo bajo.
—Ya estaba aquí, pero no la utilizo.
Se giró y vio a Taemin parado frente a la puerta, recién acababa de entrar. Tenía puesta una camiseta blanca y un jean negro. Minho le sonrió y éste mantuvo su distancia, pero no pudo mantener su mirada contra la de Minho.
—¿Qué haces aquí?
El licántropo lo ignoró y avanzó hacia él mientras Taemin continuó parado en el mismo sector. Minho acarició unos mechones de su cabello y luego posó su mano en su mejilla, se dirigió hacia su nuca y la mantuvo allí mientras comenzaba a hablar nuevamente.
—Podemos darle uso—sus ojos cambiaron de color y lo miró juguetonamente—Tengo ganas de conocer tu interior y llenarlo de calidez—se mordió el labio seductoramente y Taemin cambió su expresión a una un poco más tímida. Minho abrió más los ojos, sorprendido.
Editado: 25.07.2020