Capítulo 8

Estaba ahí... Sin aliento, congelado y delante de la puerta del baño. No lo podía creer, dos siluetas negras perfectamente definidas estaban frente a mis ojos. No era una ilusion, ni un sueño. Un hombre alto por delante y una mujer alta pero arrodillada jugaba con sus largos y delgados brazos, no podía apreciarlos con más detalle. A pesar de que la luz de la cocina estaba encendida solo podía apreciar siluetas sin definición de expresión.

Mi corazón golpeaba con fuerza de mi pecho, impaciente por salir corriendo del lugar. Sin oportunidad de pensar el hombre comenzó a retorcerse lentamente sobre el mismo punto.

Los lentos y macabros movimientos me permitieron apreciar que sus pies no tocaban el suelo como pensaba.

"¡Estaba flotando!"

En un parpadeo el hombre desapareció a gran velocidad. Una respiración helada recorria de mi cuello hasta la espalda. No pude evitar girar la cabeza para encontrarme con una aterradora mirada.

"¡¿Cómo es que no tenía ojos?!".

Luchaba por no desmayarme de la impresión, mis piernas comenzaban a perder fuerza y un sudor excesivo recorría mi cuerpo. Todo eso en un segundo.

En ese preciso momento sentí que ahí terminaría todo. Mis padres, mis amigos, Victoria. Todos pasaban por mi cabeza. Una voz ronca me sacaba de mis pensamientos, pronunciaba un par de extrañas palabras, no entendía lo que decía, hablaba fuerte y a gran velocidad. No comprendía nada, cerré mis ojos y pedía por desmayarme, no quería sentir, ni ver nada más.

De pronto, un fuerte golpe choca contra mi garganta, pude sentir mis ojos salir y escuchar el gemir de mi dolor. Su mano era grande, caliente y áspera. Apretaba con tal fuerza que esperaba romper mi cuello y separar mi cabeza del cuerpo.

Se me dificultaba gritar por ayuda. Mis pies sobresalían varios centímetros del suelo, lo que no me permitía apoyarme y  ejercerla la fuerza suficiente para soltarme de su agarre. Entre las mil y un vueltas que daban mis ojos pude apreciar unos segundos a la mujer que seguía ahí, sin moverse, solo movía su cabeza de lado a lado, como si visualizara de diferentes puntos lo que sucedía.

Ya no podía respirar, mi panorama empezaba a nublarse y pequeñas luces inundaban mi visión. Antes de siquiera perder el conocimiento un fuerte golpe impacta mi cabeza contra la pared, desmayandome al instante.

1:30 AM

<Los padres de Gael regresan a casa minutos más tarde de lo planeado. Al entrar, todas la luces se encuentran apagadas. Deducen que Gael probablemente ya se encuentra en cama descansando.

La madre de Gael se encamina a la cocina, al encender las luces, encuentra a Gael sobre el suelo semidesnudo y con una herida en la cabeza que expulsaba una pequeña cantidad de sangre. Atrás de él, se hacía notar un enorme agujero sobre la puerta del baño, producto del impacto que sufrió con la cabeza de Gael.

El horror y la desesperación de ver a su hijo en ese estado, la madre de Gael grita ppr ayuda. Alarmado a su esposo y ahciendolo entrar con prisa al lugar. Sin dudarlo toman de  él y se dirigen con prisa al hospital más  cercano.

Esto solo era una advertencia, nada comparado a lo que le esperaba.> 
 

2:07 AM

Un fuerte dolor en mi cabeza y un frío agobiante me hizo despertar. Cuatro paredes ajenas a mi habitación me rodeaban. Blancas e iluminadas.

—¿Estoy muerto...? —dije miedo y dolor aparente.

Una mano se reposo sobre la mía. Haciéndome recordar pequeñas escenas de lo que había sucedido.

—¿Cómo te sientes mi amor? —preguntó mi madre y mi padre al mismo tiempo.

—Bien... Con un poco de dolor de cabeza y algo de frío, solo eso... —Me recuesto en la camilla.

—Tranquilo, no te levantes tan rapidamente, en un momento más vamos a casa ¿Si?. —La mirada de mi madre era de desconcierto y preocupación. Mi padre solo se cubría la boca con su mano, me miraba fijamente y pensativo.

Minutos más tarde soy dado de alta. El doctor da las ultimas indicaciones a mis padres y nos retiramos. Todo estaba bien con mi salud. Solo debía reposar en casa y esperar que la herida di cabeza sanara.