Su sonrisa cínica adornaba su rostro angelical y su cabello rubio se encontraba mejor peinado que hace unas horas.
-Pero si es la huérfana – sonrió ella – Y la mentirosa
-¿Disculpa? – dije confundida
-Como escuchaste – dijo ella cruzándose de brazos – Eso que sucedió en el centro comercial, fue una vil mentira, es obvio que no sales con nadie, es decir, mírate, nadie querría a una huérfana como tu
-Yo…
-Eso pensé – dijo sonriente – Nos vemos – se dio la vuelta, pero un brazo en su hombro la hizo girar de nuevo a mi
Así es, yo tomé su hombro y la hice girar.
-Si salgo con alguien – dije mintiendo
-¿A si? – levantó la ceja
-Si – levanté el rostro con superioridad – Su nombre es Alex y es el mismo chico de hace unas horas – mentí
-Vaya… ¿Y desde cuando están juntos?
-Hace un… tiempo
-Claro – rio ella y se giró, pero yo la volví a girar hacia mi
-Él vendrá – dije y ella alzó la ceja – Y tendremos la mejor cita del mundo – mentí de nuevo
-Espero ver eso – rodó los ojos y esta vez, la dejé ir
Golpeé mi rostro con mi mano, la había regado y demasiado.
Sé que no está bien mentir, pero quizá con eso ella podría dejar de molestarme. Y lo peor es que involucré a Alex, el cual no estaba enterado de esto que acaba de suceder.
Salí del baño y me dirigí hacia la mesa de mis amigos, pero mi vista se detuvo en un chico que iba entrando, su cabello negro y largo lo reconocí al instante, se trataba de Alex.
Volteé y noté la mirada de Samantha puesta en él, estaba segura de que en algún momento ella iría directo hacia él y mi mentirá habrá terminado.
Decidí adelantarme y me apresuré a llegar a su lado, haciendo que se sobresalte un poco y me mire con cara de pocos amigos.
-Vaya, sabía que te gustaba, pero no creí que llegarías al punto de ser acosadora – rodó los ojos y miró hacia el chico que lo atendía – Una hamburguesa para llevar, sin pepinillos – dijo y el chico asintió tomando su orden, para luego alejarse
-Necesito tu ayuda – dije y él me volteó a ver
-¿Qué quieres? – se recargó en el mostrador
-Necesito que finjas ser mi novio en lo que resta del verano – dije algo rápido y él alzó la ceja divertido
-Ni en tus sueños - se giró
-Por favor – dije y volvió a girarse para mirarme – ¿Recuerdas esa chica del centro comercial? – él asintió
-¿La chica rubia sexy que te miraba con superioridad? – yo rodé los ojos y él rio divertido – Si la recuerdo
-Bien, ella se encuentra en este lugar – dije algo nerviosa – Lo que es raro porque aquí venden hamburguesas grasosas y ella no suele comer eso
-También venden ensaladas – dijo cruzándose de brazos
-El punto es que… puede que le haya mentido – dije mordiendo mi labio, nerviosa
-Le dijiste que tú y yo somos novios – alzó la ceja y yo asentí
-Algo así – suspiré – No te pediría nada si realmente lo necesitara – él suspiró y miró al chico que lo atendía
-Que sean dos – dijo Alex y el chico asintió de nuevo – ¿Te gustan los pepinillos? – yo asentí y él le guiñó el ojo al chico dándole a entender que debían estar en el pedido
Al entregarle su pedido una chica se acercó a nosotros junto con su grupo de amigos, Samantha se encontraba con una sonrisa cínica mientras me miraba, para luego posar su mirada en Alex y cambiar esa sonrisa por una más coqueta.
-Así que… – dijo ella enredando un mechón de su cabello en su dedo – Raenda ha mentido diciendo que son novios, algo patético – rio ella mientras seguía tocando su cabello – Así que dinos la verdad y así podrás unirte a nosotros – posó su mano en el hombro de Alex – Es divertido fastidiarla
-¿Quién dijo que mentía? – dijo Alex quitando la mano de ella y a la vez tomando el pedido que ya estaba listo – Vamos, cariño – dijo pasando su brazo en mis hombros y después llevarme a la salida – Nos espera una noche apasionada
-Cla…Claro – dije nerviosa
Antes de salir fijé mi vista en la mesa donde se encontraban mis amigas, las cuales me miraban sorprendidas y Michael con cierto enojo en su mirada.
Al final, salimos y nos dirigimos a su moto.
-Aguarda – dije y él se detuvo para observarme – ¿A dónde vamos?
-A un lugar especial – dijo subiéndose a su moto y pasándome su casco
Yo asentí y tomé el casco para ponérmelo, y posteriormente, subirme detrás de él, abrazándolo por la cintura.
Ambos recorríamos la ciudad hasta llegar al final de esta, justo donde había un puente solitario, pareciera que ningún auto pasaba por este lugar en un buen tiempo.
Nos bajamos y lo seguí hasta el borde de este, vi como él se sentí dejando sus piernas al aire, así que lo imité.
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Editado: 03.04.2021