Hizashi estaba saliendo de su futura universidad, acababa de ir a dejar un papeleo para poder inscribirse como aspirante. Aunque había llegado medianamente tarde, no habían tantas personas como se imaginó. Las personas que iban a estar atendiendo a los aspirantes se ubicaban en edificios gemelos, separados por pocos metros entre sí pero unificados por pequeños puentes.
Salió del aula suspirando lleno de alivio, ya le habían asignado una fecha para sus exámenes, y entonces escuchó cómo se cerraba una puerta en el edificio de enfrente. Al levantar la vista, miró a una chica albina salir y mirarle fijamente. Esa chica era Rei, estudiaban juntos en la misma preparatoria. Se quedaron viéndose mudos por un instante, antes de que ella le sonriera pícaramente y se girara moviendo su cabellera blanca. Hizashi sonrió sintiéndose atraído. Ella quería jugar con él, así era cuando lo ignoraba de esa forma, y él quería impresionarla.
Silvó un poco para llamar su atención mientras ambos se dirigían hacia las escaleras de sus respectivos edificios. Cuando ella se giró, Hizashi comenzó a hacer movimientos como si parodiara a algún rapero para hacerla reír. Ella sólo rodó los ojos divertida y se giró ignorándolo nuevamente. Hizashi infló las mejillas, en esa ocasión se estaba poniendo más difícil el juego.
Entonces tuvo una grandiosa idea y corrió a toda prisa hacia las escaleras ella le miró atentamente mientras caminaba, y al llegar a su destino, miró cómo se sentaba en el barandal y se deslizaba escaleras abajo, como en una resbaladilla. Luego le esperó apoyado coquetamente en la pared, y ella, ni se inmutó y continuó su camino sin siquiera mirarlo.
Hizashi la miró alejarse, jugar a que ella se hacía la difícil siempre era emocionante, y pronto se le ocurrió otra idea. Corrió hasta los arbustos y arrancó una pequeña flor para después correr hacia Rei y entregársela. Ella sonrió y posó una mano en su pecho en un gesto exagerado de gratitud antes de acariciarle la mejilla.
Oh si, ya venía la mejor parte del juego. Siempre que el rubio ganaba, ella le premiaba con un beso en la mejilla.
—¡Hey tú! —ambos se giraron y vieron cómo un hombre con el cabello canoso vestido de jardinero se acercaba rabioso a Hizashi—. ¡¿Quién te has creído que eres para arrancar las flores de la escuela?! Ni siquiera a los estudiantes se les tiene permitido. Eres un aspirante, ¿verdad? Siempre es lo mismo con ustedes...
Y el hombre continuó regañando a Yamada. Éste se giró a ver a Rei, ella sólo rió y se despidió con la mano en un gesto que expresaba un: "Sigue participando."
Rei se fue al jardín, donde tomó asiento en debajo de un árbol para poder esperar a Yamada, quería regresar con él a casa. Se preguntó cuánto tiempo el jardinero le regañaría, y entonces sintió que alguien le picaba el hombro. Se giró a su derecha, y no vio a nadie. Suspiró y devolvió la vista al frente y entonces sintió como unos labios se posaban en su mejilla. Se giró a la izquierda, miró la cara burlesca y sonriente de Yamada, y ocultó su rubor tras la palmas de las manos.
Sin lugar a dudas, Hizashi había ganado ese juego.