Cuando Shoto Todoroki menos se dio cuenta, se había convertido en todo lo que alguna vez su madre le dijo que sería; era un héroe profesional, aceptado por la gran mayoría de la población, debatiendo el puesto número uno en el ranking con Izuku y Bakugou, tenía una linda novia, una casa bonita, prácticamente lo tenía todo.
Incluso un padrastro.
Siempre pensó que el día en que su madre se decidiera a rehacer su vida con alguien más, luego del divorcio de su padre, la apoyaría en todo, y lo hizo. Pero pese a esto, su experiencia había sido de lo mas incomoda para él por encima de sus hermanos. El novio de su mamá no era una mala persona, todo lo contrario, él también era un héroe profesional. Pero también era uno de los maestros que le dieron clases en UA.
Cuando su maestro, Present Mic, se casó con su madre, Shoto ya se había graduado y mudado de casa. Velozmente los días transcurrían, al igual que el notorio cambio de animo de su madre. Era una mujer totalmente nueva, alegre y risueña. El notar ese cambio solo hizo que para Shoto fuera más fácil aceptar a su padrastro completamente. Nunca le había guardado rencor ni algo así, solo le había parecido que incómodo verlo en cada reunión familiar. Pero al ver lo bien que le hacía a su madre vivir con él, eso dejó de importarle.
Un día había ido a hacerles una visita sorpresa, y su madre apenada le dijo que iban a hacer las compras y que lamentaba no poder atenderlo. Para su sorpresa, su hijo dijo que les acompañaría. Después de todo, no sabía cómo era el verlos juntos cotidianamente. Su hermana Fuyumi le había dicho que eran una pareja interesante, y finalmente ese día entendería la razón.
Antes de entrar en la tienda de rebajas, ambos se amarraron el cabello, se pusieron gafas de sol negras, intercambiaron wekitokies en caso de separarse, se pintaron un rastro negro en cada pómulo, igual que un soldado de película, y se adentraron en la tienda abarrotada de señoras desesperadas por obtener buenos productos en esa tienda de rebajas.
Shoto miró asombrado la forma que tenían de moverse en ese mar de gente, incluso sintió un poco de pena por la forma en que ambos tironeaban de las prendas cuando alguien tenía la mala idea de tratar de robarles su motín.
Shoto simplemente dio media vuelta y se fue a comprar una malteada. Regresaría por ellos en una hora.