Mis amigas casi explotaron cuando les dije que me gustaba un chico. Según yo, el asunto no era para tanto. Tal vez ellas creen que me voy a enamorar de Nate, pero la verdad es que solo me gusta contemplarlo mientras caminaba por los pasillos y obviamente, en clases de música.
Me gustaría que Ronnie y Elaine estuvieran en clases de música con nosotras y no en artes, así ellas también podrían escucharlo cantar.
Nate ni siquiera me miraba, soy bien consciente de ello, pero es imposible no querer grabar su voz para escucharla en el celular de vuelta a casa. Como Nate no sabía de mi existencia, yo era consciente de que era un amor imposible. Un amor platónico, como cuando te enamoras de tú artista o actor favorito.
Carter no había venido en su camioneta, por lo tanto eso significaba que tendría que volver a casa en autobús. Carter solía pasar a dejarnos en el camino más cercano a casa, ya que a ella le quedaba de pasada, pero esta vez su camioneta se había vuelto a averiar.
Al llegar a casa, mi madre me había estado esperando con una noticia. Normalmente prefería que me esperara con comida, ya que no como mucho en el instituto, pero esa tarde tenía una noticia. Me senté en la mesa de la cocina con recelo, mi madre me entregó una copa de helado de vainilla y pastel de plátano (mi postre favorito), pero no sabía por qué me estaba consintiendo de esa manera si no era una ocasión especial. Mi madre andaba particularmente nerviosa y feliz.
Ella me entendía, siempre le hablaba de mis cosas personales porque ambas somos muy unidas. Supongo que tuvimos que serlo, después de que mi madre se divorciara de mi padre y ambas quedaramos a la deriva y con ninguna otra persona con la cual hablar por las noches. Mi madre era la persona que yo más amaba y admiraba, a mi corta edad la vi levantarse y superar un matrimonio fracasado, la vi trabajar al mismo tiempo que me protegía y me educaba, la vi crecer y convertirse en una gran mujer, por eso no pasó tanto tiempo soltera, porque otro hombre vio lo mismo que yo en ella. Perfección.
Me preocupé cuando su sonrisa desapareció de su rostro.
- ¿Cuál es la noticia? – Pregunté finalmente.
Phill no era una persona que resultaba de mi agrado, no sabía por qué, pero así era. Conozco a Phill desde que tenía 10 años, él y mi madre han estado juntos durante 7 años y prácticamente su familia y la mía habían estado unidas desde entonces. Tengo que admitir que Phill es un buen hombre, es dueño de su propia empresa de periodismo en Nueva York, la cual está asociada a varias empresas de revistas de moda y varias veces tiene contacto con personas famosas. Phill siempre está preocupado de las cosas del hogar, aunque varias veces tiene que viajar hasta NY por su trabajo (como esa semana), pero cada vez que volvía, me traía más ropa de colección de temporada. Amaba la ropa, pero no me gustaba que él me la trajese, sentía como si intentara comprarme con ello.
Phill también tiene una familia. Antes estuvo casado con una mujer con la cual tuvo un hijo, llamado Elliot, un chico vanidoso y fanático de los deportes que se había convertido en mi hermano mayor. Cuando Phill se divorció de su ex esposa, Elliot se vino con él, yo tenía 10 años para ese entonces y él tenía 14, había una diferencia de edad entre nosotros considerable, él estaba en plena etapa de adolescencia cuando lo conocí, pero a pesar de ser bastante amable conmigo, siempre supe que era una caja de problemas que Phill había arrastrado hasta mi casa.
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Editado: 14.05.2019