— ¡Vamos a atravesarlo! — le digo a Dan y él niega.
— ¡Vamos a rodearlo!— me dice Dan
— Chicos... — Nos llama Lois — llevan así diez minutos, ¿pueden tomar una decisión de una vez? — Asiento.
— A atravesarlo — digo y me encamino al túnel, escucho pasos tras de mí, entro en el túnel que está horriblemente oscuro — enciendan las linternas — digo para quien me quiera escuchar, saco mi linterna y alumbró dentro del lugar, algo cruje y me detengo en seco. Muevo la linterna hacia una pared del túnel, hay un aparato colocado allí que sube por la pared, pasa por el techo, llega a la otra pared del túnel y baja al suelo, es como un tipo de cuerda. Lois llega a mi lado, no se ha dado cuenta del aparato, da un paso y ahora el sonido se hace más fuerte. Algo me golpea la cabeza, levanto la vista y veo la cuerda brillar en un rojo intenso.
— ¿Qué es eso? — Pregunta Daila, ella está al otro lado de la luz roja y yo justo debajo, Lois hace un movimiento brusco y empiezan a caer más pequeñas piedras sobre mi cabeza.
— Daila, necesito que le alejes lentamente, muy lento de esta línea roja — ella asiente y comienza a hacer lo que le digo — ve hasta el auto rojo, abre la puerta y quédate allí — de uno de los laterales exteriores del túnel aparece Dan.
— ¡Es más fácil rodearlo! — grita y Daila contiene el aire — ¿tenemos que ir a cámara lenta? — Pregunta fastidiado, Daila llega al auto y abre la puerta. Lois hace un ruido con la boca, Dan mira al techo del túnel, justo cuando yo me lanzo hacia el lado de Lois el techo se rompe en pedazos.
— ¿Estás bien? — me pregunta Lois y toca mi mejilla, nadie hacía esto desde Cole.
— Sí y ¿tú? — le pregunto y él asiente, sin quitar su mano de mi mejilla.
— ¿Chicos? — escucho decir a Daila, me levanto del piso y voy hacia el montón de rocas sobre los autos
— Seguimos vivos — le digo, veo un hueco entre las rocas y allí está su cara. Voy hacia ella, cuando llego me siento el suelo frente a ella.
— Puedo pasar bajo los autos y... — dice pero niego con la cabeza.
— No, de ninguna manera vas a cruzar a este lado, pueden haber más cosas de esas — digo y una pequeña roca cae sobre mí cabeza — metete en un auto que hay fuera, voy a va salir de aquí y luego rodearemos el túnel.
— Puedo rodearlo con Dan — dice
— No vas a rodearlo con Dan — digo rápidamente.
— Para algo estoy acompañándolos — dice Dan y su cara aparece en un hueco al lado de Daila.
— Lois y yo podemos pasar por debajo de un auto — digo y Dan hace un ruido con la boca.
— Error — dice — ya los examine todos, están aplastados y la gasolina está saliendo de ellos, no hay posibilidad — dice.
— No se que sea la “asolina”, pero no será tan grave — digo y miro a Lois que me mira, como analizando la situación aunque no ha escuchado nada de lo que estamos diciendo ya que está a una distancia prudente.
— Sí será grave, los autos que riegan GASOLINA — hace énfasis en la palabra solo para hacerme ver que antes la dije mal— son de los últimos que salieron antes de que todo se fuera a la mierda — dice rápidamente — la gasolina de estos vehículos es tan mala como la radiación — Daila contiene el aire asustada
— Nos enseñaron de la radiación en el colegio de Toev — dice.
— Okey, no es tan potente — habla otra vez Dan, tal vez un poco arrepentido y avergonzado de exagerar — pero sí hace daño a los humanos, era un compuesto de gasolina creado por Digue-neute, tiene la misma función de la gasolina solo que esta versión hace menos daño a la naturaleza — dice — Así que no es una opción, termina de cruzar el túnel, Daila y yo lo rodearemos — la niña asiente y su cara desaparece del hueco.
— Eres hombre muerto si algo le pasa — le digo y él rueda los ojos.
Me reúno con Lois y le hago una señal para comenzar a caminar.
— ¿Por qué quieres tanto a Daila? — me pregunta y yo río, le doy la luz de la linterna en la cara y él aparta los ojos.
— Porque me dió esperanza, me vio de una forma que nadie me había visto después de lo sucedido con Cole. Es pequeña, puede aprender y apreciar la vida — y sus ojos son como los de Cole, digo en mi mente.
— ¿Qué es eso? — Pregunta y mueve su linterna hacia una figura, hay un zombi en el piso comiendo, lo miro y suspiro
— Baja la luz de la linterna, y estudia más el perímetro — subo al techo de un auto, le hago una seña, él sube, movemos las linternas por el lugar y cuento unos doce zombis — no están en el final, — le digo a Lois— tal vez son los conductores.
— o tal vez son personas que entraron por el otro lado y no salieron por miedo a que pasara lo que nos pasó —dice y asiento.
Caminamos sobre el techo de los autos sin hacer mucho ruido, me detengo un momento y una mano podrida toma mi tobillo, tira de mi y resbalo del techo del auto, doy un grito mientras desciendo y tomo el cuchillo de la parte de atrás de mi short, lo entierro en la parte trasera de la cabeza del zombi y este cae. Lois llega a mi lado y me ayuda a subir.
—¿Estás bien? — Pregunta tomando mi mejilla de nuevo, asiento y miro a los once sombis que quedan.
— Vamos a acercarnos con cuidado, desde aquí arriba y se los enterramos — digo levantando el cuchillo, él asiente y nos ponemos en marcha.
Entierro mi cuchillo una y otra vez en la parte trasera de la cabeza de los zombis al igual que Lois.
Cuando ya no queda ninguno, caminamos seguros hacia el otro lado del túnel, Lois guarda su cuchillo al igual que yo.
— Tienes que mejorar la técnica de enterrar y sacar — le digo y él asiente — estuviste bien, castaño — lo empujó suave con el hombro y él hace lo mismo, me rio y le devuelvo el empujón.
Editado: 15.08.2019