Mis oídos fueron torturados cada noche por gritos infernales la primera semana que llegué, provocados por cualquier persona... O cosa, o animal, no lo sé. Solo sé que es como si me martillaran los jodidos oídos sin piedad.
¿Le arrancarán una pierna? ¿Le sacarán un ojo? ¿Y si la cortan en pedazos? No puedo ni imaginarlo. Es doloroso, se escucha fatal.
Dos noches sin ruido fue la mayor cantidad de silencio que hubo en el primer fin de semana. Y ya estoy harta de no dormir bien por culpa de esos idiotas con manos de acero.
Por ese motivo, me encuentro detrás de mi ventana viendo el momento exacto en que salgan de su casa con la presa para matarla, cosa que me llevará a la manera 1 de descubrirlos.
El saber alguna cualidad de una persona te da la ventaja de poner mil planes en marcha. Puedes usarla a tu favor a si como el la usará en tu contra.
Me quedo frente a la ventana por dos horas aproximadamente, hasta que salen los 3 con una chica entre sus brazos, con las manos ensangrentadas y atadas, la arrastran con ellos hasta adentrarse por completo al bosque.
Y esa es mi señal para salir sigilosamente y caminar en puntillas siguiendo los pasos que se escuchan junto al sonido de las hojas que pisan. Las ranas están por todos lados, a lo lejos se ven las sombras de los 3 chicos y logró esconderme detrás de un árbol lo suficientemente grande para ocultar mi cuerpo.
No puedo distinguir sus caras, porque como si supieran de mi plan, tienen su rostro ocultos con la capucha del suéter y tapabocas negros. Y a lo lejos no puedo distinguir el color de sus ojos, esa era mi última ventaja y ahora es una mierda.
Tiran a la chica al suelo y uno de ellos se sube arriba de ella, escondo la cara presa del terror y aprieto mis ojos al escuchar como la golpean una y otra, y otra vez. Sus gritos son horribles, puedo sentir yo el dolor y me da miedo que cualquier mujer pase por eso.
Sin embargo aquí estoy, detrás del árbol, a pocos metros, y llevando las manos a mis orejas cuando escucho como cortan su piel y salpica la sangre.
Me asomo un poco y quedo estática, asombrada por la poca piedad y la carencia de sentimientos que tienen al matar a la pobre chica. Solo uno de ellos está golpeando su cabeza con una pala hasta que queda inconsciente, los dos restantes usan otras palas para abrir la tumba.
Me molesta estar aquí y no poder hacer nada, no se quien es quien, están jugando con mis mentes y esto es solo el principio.
Pienso en irme y esconderme en mi closet para dormir segura, pero caigo de espaldas al pisar un tronco cerca de mis pies.
Me levanto rápidamente cuando noto que los tres miraron a mi dirección, y no es hasta que uno de los dos más altos comienza a emprender un camino hasta mi lugar. Y si salgo corriendo me atraparian y harían lo mismo que a ella.
Estoy temblando, cada hueso de mi cuerpo está temblando, tengo miedo, sudo frío. El aire me eleva el cabello, las ranas sigues haciendo su sonido natural mientras que los pasos se escuchan cada vez más cerca y yo no hago nada más que no sea temer por mi vida.
Pego la espalda al árbol como si me hubiera preparado 22 años para esto. Profesora, la matemática no me ayudó en esta situación. Las hojas siendo pisadas crujen hasta detenerse a mi lado, y cuando volteo está allí parado.
Pero hace la simulación de buscar en los demás árboles como si no hubiera nadie y tira algo de su bolso al suelo. Comienzan los golpes a la chica otra vez y también la pala a escavar.
Se pone frente a mi y me agarra de los hombros, me estampa compra el áspero tronco del árbol para empezar a hablar —¿Qué haces aquí?
Cierro los ojos al sentir un escalofrío recorrer mi cuerpo, mi boca no es capaz de pronunciar ni una sola palabra.
—¡Contesta! ¿Quieres que te matemos? ¿Quieres terminar como ella?
—No te interesa que hago aquí. Pero podrías acabar conmigo y aún así estás aquí sin hacer nada —Susurro enfrentandolo.
Escucho su risa, áspera, grave, muy corta, y luego se acerca a mi oído —Solo te digo, que será un placer acabar contigo, en todas las formas posibles, pero esta noche no será. No complacemos órdenes, lobita solitaria —Se escucha como si estuviera dentro de una película de terror, se bajó el tapabocas y su aliento golpeó mi oreja.
—Ya tengo irme.
—¿Ya tienes suficiente evidencia para tu estúpido plan? —Sonríe.
—Puede que si.
—Cuando regrese con mis hermanos, te irás de aquí. Y mañana, tu y yo vamos a hablar de esto —Me guiña un ojo—, voy a enseñarte a cumplir órdenes.
Dejándome aqui, con otra amenaza en un semana, vuelve a la escena del crimen con sus otros psicópatas y endemoniados hermanos.
Al empezar a enterrar el cadaver, siento que debo uir de este maldito bosque. Corro y corro sin mirar atrás a través de los árboles y la neblina, la luz de la luna no ayuda mucho ya que no hay lugar por donde pueda entrar. Mis pies duelen, pero no me detengo, llegar a salvo a mi casa esta noche es mi nueva meta.
Visualizo la luz de mi porche a pocos metros y se siente como la luz al final del túnel, me apresuro a llegar a la puerta y cuando logro abrirla y entrar a mi sala, suspiro. Estoy a salvo, lejos de ellos.
Estoy traumada y creo que saldré mal de todo esto, a penas va una semana. Tengo dos amenazas, en cualquier momento alguno de los hermanos hablará conmigo mañana y vi morir a una pobre chica de una manera atroz y horrible.
Esta noche dormiré en mi closet.
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Editado: 04.12.2021