¡Un gato! Un muerto, tieso, fallecido, como quieran decirle, ¡Gato! En el regalo de hoy. Y ni siquiera tiene el cuerpo completoo, solo es la cabeza, y sus ojos totalmente abiertos están viéndome.
Doy vueltas al rededor de la condenada caja. Que asco, que asco, huele horrible, es otro animal muerto, hay sangre en el papel y uno que otra mosca se pone encima. ¡Malditos! Cada día los odio más, John es un asqueroso sin escrúpulos.
Agarro una pequeña pala de plástico junto con el paquete y salgo al patio trasero a enterrarlo en la arena así como hice con la antigua rana.
¿Y yo por qué me vine a vivir a esta mierda? Pensé que todo iba a ser como un cuento de hadas, ¿Qué es esto? ¿Qué essss?
Hago el mismo proceso, abro el hueco, meto la caja, y no me quedo tranquila hasta que la arena la cubra completamente.
Necesito aire fresco, no entiendo como nadie se ha dado cuenta de que Jahn no está rondando la zona, de seguro se están haciendo los estúpidos. Pero igual saldré.
Rodeo mi casa y veo al señor Davis sentado en su porche con un lazo púrpura entre sus dedos. Me acerco al mismo tiempo que limpio un poco mis manos con la parte trasera de mi pantalón.
—Buenas tardes, señor Davis, ¿Como va todo?
Sube la cabeza y me ve, tiene los ojos rojos y el rostro húmedo —Debería decirte la verdad, pero luego me metería en problemas. Así que supongamos que todo va bien —responde con la voz débil.
—Puede confiar en mí...
—Debes irte de aquí —interrumpe—, este lugar está maldito, vas a terminar muy mal si no agarras tus maletas y te vas de este pueblo. Van a arrebatarte todo: tu vida, tu felicidad, se adueñaran hasta de tus peores pesadillas y se convertirán en ellas para hacerte sufrir. ¡Corre! ¡Vete! —Empieza a gritar repetidamente las ultimas palabras como si estuviera loco.
—Calmese, voy a traerle algo de tomar para que se relaje y me explique bien —Doy la vuelta con la intención de buscar algo en mi casa, pero su mano sujeta fuertemente mi muñeca y me hace girar.
—Ve a tu casa, empaca todo, y sal de aquí. Se ve que eres una mujer con ganas de vivir la vida, pero ellos te robaran esas ganas. No deseo que te pase lo mismo que a mi hija.
¿Su hija? ¿Estuvo en mi posición?
—¿La hicieron cumplir un reto? —pregunto curiosa, no sé qué le ocurrió.
Frunce el ceño confundido —No, no se de ningún reto. Solo sé que ella ya no está aquí por culpa de esos... De esos malditos locos con sed de sangre que solo buscan divertirse con las vidas ajenas.
—Murió...
—Ni siquiera sé que ocurrió. Pero regresó una noche diciendo que John trató de abusar de ella y al día siguiente no volvimos a verla.
De seguro la mató, o la tiene secuestrada. Tal vez era la chica a la que enterraron en el bosque aquella noche. Me da pena de solo pensar en que viví esa escena y probablemente el era su padre, quien estaba esperando que ella cruzara la puerta de su casa.
—Pero tal vez yo pueda...
—Debo irme, si no, ellos sabrán que hablaste conmigo —Se levanta y me da la espalda.
—¿Los Johnson?
No, ridícula, los Smith.
—No lo sé —contestó.
—Por favor, espere un segundo.
—No van a quitarme la familia que me queda, vete —Entra a la casa, y sin darse cuenta, la cinta púrpura que entrelazaba en sus dedos, sale volando y la agarro en el aire.
Me escondo en una esquina cuando veo que los Johnson salen de su casa con algunas maletas y bolsas, que poco a poco empiezan a subirlas a su auto. Se me hace raro que estén tan tranquilos.
En unos minutos, todos suben al auto y se alejan cada vez más, John, Joahn, la señora y el señor, dejando a Jahn, probablemente muerte en el bosque, cerca de la avenida.
Su casa debe esconder secretos, sus fotos familiares, algunas notas deben estar en sus cuartos, ese cuaderno en el que escribía Jahn cuando me asomé por la ventana. Debo encontrar alguna pista que me permita saber sus puntos débiles.
Corro hasta la casa, y si es tal como la mía, debe tener una entrada trasera. La rodeo y encuentro la puerta medio abierta, entro y la cierro detrás de mi.
El ambiente es horrible, se siente pesado, huele a quemado, a gas y cualquier cosa asquerosa, todo junto. Arrugo la nariz y me dirijo hasta la cocina, no hay nada cocinandose, ni hecho. Paso los dedos por el mesón y no hay ni una pizca de polvo sobre el, todo está impecable, pero no entiendo de donde viene ese olor.
Dejo atrás el espacio, yendo hacia la sala, los muebles rojos hacen contraste con las paredes blancas y negras del lugar, la mesa del medio tiene unas revistas regadas sobre "Novedades del mundo". Claro, como si lo necesitaran.
Aquí no hay nada, tal vez en los cuartos si. Empiezo a subir los escalones, estas paredes están llenas de cuadros, pinturas profesionales sobre demonios, muertes, figuras desnudas llenas de sangre. Malditos psicópatas y raritos.
Pero no hay ninguna foto familiar, aún. Terminó de subir y me encuentro con cuatro cuartos frente a mi, cada puerta tiene los nombres. Y luego del descubrimiento sobre que Joahn es el que debe matarme, me entra curiosidad saber que secretos esconderá.
Agarro la manilla, la giro y me adentro al cuarto. Huele a perfume, enciendo la luz y veo que todo es color amarillo. ¿Amarillo? Esto es raro, o bueno, es solo un color, solo que no me imaginaba que fuera... Amarillo.
El perfume inunda el lugar igual que el olor a jabón que proviene del baño que está en una esquina.
Tiene un pizarrón a la derecha de la puerta y la detallo bien, ¡Aquí hay fotos familiares y de otras personas! En una está el con dos chicas rubias abrazandolo y sonriendo, allí no parece un loco...
Hay un montón de fotos de el con esas dos chicas, muy pocas con sus padres y mucho menos con sus hermanos. Encuentro en una esquina una hoja con varios nombres, los leo por encima y noto a varias chicas: Corina Markham, Louisa Smith, Denisse Messina, Alice Robinson y Emma Holland.
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Editado: 04.12.2021