CARTA #6

CARTA #6

Querido Tú:

En dos días se cumplen cuatro años de que te fuiste. A éstas alturas de tu partida ha sido más el tiempo separados que el tiempo que compartimos. He dejado el dolor de lado y he decidido continuar con mi vida, como tal vez siempre debió suceder. Cada día te extraño menos o eso me hago creer. Es cierto que aún me dueles, que mis vagos deseos y toda mi esperanza descansan continuamente en ti; es cierto que sigo pensando en el “hubiera”. Hoy es una tarde de confesiones en la que espero que el día oscuro de tu partida se transforme en un punto de inflexión y devuelva  mi vida. No quiero que seas el recuerdo más grande en mi mente.

Al año de que te fuiste, estuve de paso en aquella ciudad a la que huiste. Pensé en llamarte, pero los recuerdos y la brisa marina parecían sofocarme. Me quedé por horas en aquel descanso con vista al mar. Pensé en las circunstancias que te podrían llevar ahí, durante mi estancia: una caminata al atardecer, alguna comida que supiera mejor ahí, ¿recolectar piedras? Sentí que si me quedaba en el mirador podría verte pasear por la playa, tendrías el cabello largo, tu fea barba y estarías un poco bronceado. Después del atardecer, me fui. No te llame ni te escribí, no había forma de que supieras que estuve ahí.

¿Sabes lo mucho que planee encontrarme contigo? Al mes de que te fuiste comencé a planear un reencuentro memorable. Todos los días ensaye las posibles preguntas y escenarios. ¿Debía sonar casual o emocionada? ¿Debería decir que me arrepentí? ¿Y si corría a ti y te decía lo mucho que te extrañé?

 ¿Quién hubiera imaginado que huiría de ti?

Fui una persona cruel. Fui cruel por dejarte alimentar mis esperanzas durante todo este tiempo y por alimentar las tuyas. Fui cruel porque a pesar de que volviste, no intente quedarme ni huir contigo. Todos estos años desde el momento en que te conocí han sido maravillosos, pero he pasado cuatro años intentando dejarte ir y estoy lista para hacerlo. Empecé a escribirte porque estoy lista para dejarte.

Nos conocimos durante la mejor época de nuestras vidas, pero nunca tendremos un final feliz. Deseo con todo mi corazón que ambos encontremos personas maravillosas de las que no tengamos que despedirnos nunca. Ignoro la forma en que la vida te ha tratado hasta este momento pero se, que al igual que a mí, te está costando dejar ir todo esto. No finjo ser la persona que mejor te conoce, y al decir que te está costando, lo asumo simplemente por las llamadas que aún recibo.

¿Por qué no terminamos esto de una vez?

Con cariño, yo.