Arami.
Habíamos pasado la tarde juntos luego de nuestra sesión de besos y siesta, más que acompañarme a mi cabaña me hizo compañía en la cama, dormimos abrazados luego de confesar que nunca había estado en esta misma situación con ningún otro hombre. El sonrío contra mis cabellos olfateándolos antes de quedar completamente dormido.
Al cabo de dos horas nos despertamos a consecuencia de unos ruidos provenientes de la sala, nuestros amigos habían regresado. Algo somnolientos fuimos hasta ellos, allí todos nos veían con unas sonrisas enormes en sus rostros.
– Vaya, miren a los tórtolos.
– No molestes – dice Alejo, dándole un puñetazo a Ezequiel.
– ¿Qué haremos esta tarde? Ya saben, algo que podríamos disfrutar todos.
Todos lo pensaron por un momento. Hasta que Anabelle pegó un salto, todos la observaban, Constanza se volvía loca cuando Any reaccionaba de esa forma.
– Ya dilo de una vez.
– Podríamos ir a navegar – dice ella con una cara llena de felicidad, sabía cuánto amaba esa actividad – Alquilamos un yate. Tomaremos sol, beberemos tragos de colores, incluso podríamos preparar un picnic para la merienda.
– A mí me gusta la idea – festeja Martín.
– Bien, nos debemos organizar. ¿Quiénes irán a preparar el alquiler? ¿Quiénes se encargarán de preparar el picnic?
Alejo claramente había tomado el mando y la batuta de la actividad, su actitud mandona logró ganarse la simpatía de Constanza, la mujer más dominante del planeta. Pero rápidamente tomó su cuaderno rojo y comenzó a distribuirnos los deberes.
Los chicos se encargarían del alquiler y buscarían las bebidas, nosotras nos encargaríamos de la comida. Por suerte se trataría de cosas como sándwiches, quesos, frutas y algunas cosas como pastelitos y galletitas. Cosas que podríamos conseguir en alguna pastelería porque si se trata de cocinar no podían contar conmigo. Lo odiaba.
Aprovechando que no se encontraban las chicas nuevamente comenzaron con su interrogatorio, amaban los chismes, pero aún más verme con Alejo cuando nunca había estado ni cerca de un chico por alguna relación. Disfrutaban de verme tan distraída de todo lo demás, incluso a mí me agradaba.
– ¿Cómo estuvo esa siesta? – Sabía que Any no podía resistir tanto para preguntar por la siesta.
– Bien y aunque no me crean solo dormimos, nada más.
– ¿Enserio? – pregunta algo dudosa Cony, así como era de mandona también de desconfiada – No puedo creerlo, ¿Ni siquiera besos?
– De esos sí y muy buenos. – respondo provocando un gran tumulto entre mis amigas que comenzaron a dar pequeños saltitos y a aplaudir – Creo que enserio me gusta, me aterra, pero me gusta.
– Bueno amiga, aprovéchalo. Un amor de verano, una aventura más que apropiada para alguien que luego dejará todo para probar suerte en otro continente.
Me quedo observando a Constanza, tenía razón, me lo merecía. Me merecía conocer el mundo mucho mejor antes de embarcarme a otro por completo nuevo. Debería de arriesgarme en esta última etapa de mi vida y disfrutar lo que pueda, hasta lo que dure. Luego, aunque me duela, deberé aprender a superarlo y seguir adelante, solo esperaba que el dolor no sea tan grande.
– ¡NO PUEDO CREERLO! – Constanza gritaba de la emoción desde la parte trasera del yate, específicamente sobre la tabla que estábamos arrastrando.
Increíblemente decidieron sumar a la diversión esquí acuático y la persona que estuvo negada a montarse en la tabla era justamente la persona que en estos momentos gritaba llena de emoción, por completo invadida por la locura y la adrenalina que le generaba aquello.
Todos reímos ya que realmente lo estaba disfrutando, jamás imaginé que se hubiera animado. Es una persona metódica y calculadora, enfrentaba situaciones diariamente, pero las que escapaba por completo de su control era algo que le costaba mucho y verla animarse me decía que este verano nos cambiaría la vida a todas.
Pero algo aún más interesante surgió, algo que me emocionó enormemente por una de mis amigas. Tras navegar con nuestros nuevos amigos pude notar que yo no era la única que había logrado encontrar un amor de verano, tal parece que Anabelle estaba en las mismas.
La vi tan contenta con Ezequiel y él parecía adorarla, la trataba como a una princesa cumpliendo hasta el más tonto capricho. Tal parece que se enteró de su fascinación por navegar que en un momento donde creyó que nadie observaba fueron junto al capitán del yate a pedirle si podía darle unos minutos a ella con el timón, por supuesto el hombre cedió unos pocos minutos y pude ver como la alegría de mi amiga iba por las nubes. Para ella había sido mágico.
Estaba feliz por ella, feliz por las tres en verdad. De algún modo estás vacaciones serán inolvidables para nosotras y realmente necesitaba algo así para lo que estaba por venir. Sé que mi decisión es drástica y quizás mis padres no lo entiendan, pero lo necesito. Y ahora encontrarme con estas personas disfrutando de estos momentos tan divertidos y únicos, siendo testigo de que no importa donde vayas puedes conocer personas increíbles que pueden cambiarte la vida en cuestión de segundos.
– Otra vez estás pensativa, ¿Qué sucede? – pude notar que estaba preocupado por mí, Alejo era un chico realmente observador y atento, pero no quería lastimarlo diciéndole que estaba feliz por nosotros, pero triste de que algún día, uno muy cercano, todo termine.
– Solo estoy feliz, eso es todo.
– ¿Enserio, por qué lo estás? – se acerca aún más a mí, reparte besos pequeños sobre mis hombros con toda la intención de distraerme – Cuéntame, debes saber que me interesa todo de ti.
– Solo estoy feliz por haberte conocido, feliz porque un idiota me haya molestado hasta el cansancio.
– Feliz porque tuviste la oportunidad de desquitarte conmigo con un buen golpe – continua el por mi utilizando el mismo tono que yo había estado utilizando segundos antes.
– Deja de copiarme – digo riendo mientras le doy un codazo. – ¡No que estás haciendo!
Ya fue muy tarde.
Me había tomado por la cintura elevándome como si no pesara nada y entre risas y varios gritos de mi parte pidiéndole que no lo haga y varios gritos más de los demás apoyando su idea. Sentí por un momento como flotaba en el aire y como en cuestión de segundos me zambullía en el mar. El muy idiota me había lanzado por la borda, literalmente.
Cuando logré nadar a la superficie vi como mis amigos estaban carcajeándose y como Alejo estaba disfrutando ver mi ceño fruncido, pero en ese momento vi claramente como Bastián se colocó detrás suyo y en otros breves segundos el que volaba por los aires había sido Alejo. El victimario se había vuelto la víctima.
Martín hizo señas al capitán para parar y luego en minutos estábamos todos nadando muy contentos molestándonos unos a otros en el mar. Aunque aquí las aguas no eran claras y perfectamente azul, este día particularmente se veía hermoso y estaba agradecida por esto, ahora cuando tuviera un tiempo nuevamente para pintar sabía exactamente que sería. Una vista desde el mar era realmente grandiosa.
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Editado: 18.02.2022