90 días para enamorarnos

El idiota

Capítulo.

 

—Vaya, hola, chica de la estación —quiso bromear y puse mala cara.

 

—Fale —corregí y juntó las cejas.

 

—¿Disculpa?

 

—Qué me llamo Fale, no chica de la estación —contesté molesta.

 

—Ah, perdón, es que no soy bueno con los nombres —dijo en un tono bastante odioso que me irritaba.

 

—Bien, igual también no es para tanto, además, yo tampoco recuerdo el tuyo, como es que te llamabas… —hice una pausa larga en un gesto pensativo—, Era algo como Garro, no, no… Garza, ah, no, no, espera, espera, Gilipollas —lo señalé y sonrió divertido.

 

—Sí que eres rencorosa —reconoció y me crucé de brazos. 

 

—No te imaginas cuánto, así que no me molestes —advertí dejándolo solo, para buscar a mi amiga, la desaparecida y su prometido, un camarero se acercó con una charola y antes de poder ofrecerme algo, Gael se interpuso y tomó la última copa que quedaba.

 

—Ups, lo siento, mejor suerte a la próxima —expresó una falsa disculpa, que en efecto solo era sarcasmo puro.

 

—Da igual, yo no bebo, a diferencia de otros, no sufro de alcoholismo —señalé y parecía no inmutarse con mis insultos, de hecho cualquier señal de ofensa no existía en su rostro.

 

—Siempre estás así tan a la defensiva, pareces tensa, ¿mala noche? —insinuó algo que no debía y a diferencia de él, yo no tenía suficiente paciencia. Lo confronté viéndolo a los ojos señalando con mi dedo índice. 

 

—Será mejor que dejes tus jueguitos cretino, porque de lo contrario voy a hacer algo que no te agradará para nada —amenacé y se cruzó de brazos.

 

—Me gustaría ver que lo intentes —me retó y suspiré hondo en un esfuerzo por mantener la calma.

 

—¿Acaso eres retardado o qué? Hasta puedo creer que te colaste a esta fiesta, quizás estás acosándome, no entiendo tu obsesión, amigo —eché en cara y amplió una sonrisa maliciosa.

 

—Cariño, tú no eres el tipo de chica que yo saldría a perseguir, de hecho como todo un profesional que soy en el oficio de psicópata como tú me llamas, prefiero las chicas menos mojigatas —soltó un insulto que en realidad no esperaba fuera tan directo y aproveché que otro camarero pasó con una charola y tomando una copa se la eché completa en el rostro.

 

—Vete al infierno idiota —gruñí dándome media vuelta en busca de la salida. Miré a todos lados una última vez para asegurarme de que Clarisa estuviera cerca, pero no la vi. Cuando salí del gran salón atravesé un pasillo y luego llegué a la sala, dispuesta para irme de ahí cuanto antes, no obstante mi amiga por fin apareció de un lugar que parecía la cocina y me vio extraño, tenía una expresión de preguntarse a dónde rayos me dirigía yo.

 

—¿Fale? A dónde vas —cuestionó.

 

—Clarisa, me voy a casa estoy cansada y no me siento bien —mentí y se aproximó hacia mí. 

 

—Qué pasa, te notas molesta, alguien te hizo algo —indagó y negué. 

 

—No, solo quiero irme a casa, yo… —no pude terminar de hablar porque la voz de Deny me interrumpió. 

 

—Clarisa, estaba buscándote, ven a conocer a mi mejor amigo de la primaria —anunció y ambas volteamos—, Él es Gael —añadió finalmente y solo sentía ganas de desaparecer, yo acababa de insultar y echarle en la cara una copa de champaña al mejor amigo del novio de mi amiga, sonaba loco, pero así había ocurrido. 

 

—Oh, vaya, que maravilla, ven, Fale —me haló porque obvio ya sabía sus intenciones, Clarisa entró en modo casamentera con el sujeto menos indicado.

 

—Es un placer Clarisa, Deny me habló cosas muy buenas sobre ti —halagó y ella por supuesto que se sonrió porque amaba ser alabada por otro ser humano. 

 

—Es placer es mío Gael… Oye, también quiero que conozcas a mi mejor amiga y dama de honor, Fale —me presentó al sujeto, aunque ya nosotros nos conocíamos. Yo estuve a punto de comentarle a Clarisa la verdad, pero Gael hizo algo que me dejó con la boca abierta. 

 

—Un placer Fale, vaya que eres hermosa —soltó otro empalagoso halago, me quedé en shock porque no entendía a qué estaba jugando él. 

 

—Eh, yo... Pues, un placer —tartamudee confundida y sonrió acercando sus labios al dorso de mi mano para dejar un beso sobre ella, Clarisa empezó a darme golpecitos con su codo y sonreír en complicidad hasta que él se volvió a enderezar. 

 

—Bueno, vamos a la fiesta, la mejor parte está por comenzar —intervino Deny quien llevó a su prometida de la mano. Ambos nos dejaron atrás en un intento de crear una conexión entre Gael y yo, sin embargo, ellos no sabían que a diferencia de eso únicamente existía tensión. 

 

—Así que eres la mejor amiga de la novia —empezó.

 

—Mejor cierra la boca, no entiendo por qué fingiste no conocerme, a qué juegas —cuestioné sin verlo al rostro. Antes de entrar al gran salón él se atravesó en mi camino impidiéndome pasar.

 

—Fale, solo quiero que dejemos el pasado atrás, qué te parece —propuso y sonreí. 

 

—Pensé que era muy mojigata para ti —le recordé y contuvo una risa, negando con su cabeza. 

 

—Por favor, solo olvida eso y tratemos de pasar una noche agradable, me lo debes por haberme lanzado esa copa —quiso manipularme y arrugué la frente. 

 

—No te hubiera lanzado la copa, si no estuvieras molestándome, en todo caso eso fue culpa tuya —repliqué dando mi punto de vista y suspiró. 

 

—Eres demasiado testaruda, solo acepta las disculpas y olvida ese estúpido suceso, pasa la página —puntualizó irritado y me quedé pensando. 

 

—No lo sé… —hice una pausa larga y me haló del brazo, llevándome a la pista de baile—, Oye, déjame, no —me quejé y no tuve tiempo de reaccionar cuando ya estábamos frente a frente, él sosteniendo mi cintura con firmeza a la espera de que yo rodeara su cuello con mis brazos para empezar a bailar al ritmo de ese jazz lento, me quedé sin opciones así que cedí solo por ese momento. 




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