Pasados los días, semanas y meses, me iba dando cuenta de lo que sentía, cada día que pasaba, ese sentimiento se hacía más intenso, tanto así que ahora estaba agradecida de que nos hayamos alejado, ya que con tan solo verle a los ojos cuando nos mirábamos, sentía todo mi cuerpo vibrar, mis piernas temblaban como queriéndose dejar caer, mi rostro tomaba un color tomate, jamás había sentido algo así por alguien, sé que piensan que es el cuento de siempre, pero no lo es para mi.
(Ese año también conocí a quien ahora es como mi hermana, mi mejor amiga)
Ese año pasó fugazmente, sin tanta emoción como claramente sería el próximo, ya que, al entrar a 3ero, la cosa se iba poniendo cada vez más complicada.
En las vacaciones, me volví fría, no me interesaba saber nada de nada y centrarme en mis estudios, eso fue por la confesión de Gilbert, ya que, cuanto más se intensificaba mi ilusión por él, el dolor se hacía más fuerte, así que decidí alejarme de los sentimientos.
Y bien? Al entrar a 3er año de Secundaria, conocí a mi ahora segunda mejor amiga, las tres nos volvimos inseparables, ellas me comentaban todo lo que pasaba con Gilbert, y si que eran más situaciones.
Anécdotaaa!!!
Cuando estaba conociendo a mi segunda mejor amiga, ella me comentó que cuando iba a hablarme, en los recreos, notaba que un chico de otro salón me veía constantemente, eso encendió de nuevo una delicada llama de fuego en mi corazón, porque al referirse a él, señaló a Gilbert, me sorprendí.
Fin de la anécdota.
Cuando salíamos a los recreos, ellas hacían lo posible para avisarme los momentos en los que Gilbert me miraba, al avisarme yo no lo dudaba y volteaba a verle, había momentos en los que él quitaba la mirada, y otros en los que manteníamos un contacto visual muy cómodo, o al menos para mi.
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Editado: 12.09.2020