A destiempo...

Capítulo 18 SÍ….SERÍA FELIZ

Acababa de recoger su equipaje. Aún no tomaba el taxi que la llevaría a su hogar temporal por los siguientes meses cuando recibió un mensaje en su móvil.

“Los cambios son retos que abren la puerta a nuevas oportunidades. Esta es tu oportunidad de volver a empezar. Sé que lo harás bien. Sé que serás feliz”_Agustín.

Su rostro esbozó una sonrisa cargada de esperanza. Tenía razón. Esta sería una nueva etapa en su vida. Ya no más relegar siempre sus emociones por debajo de los de los demás. Esta vez sería un poquito más egoísta. De ahora en adelante le diría “SÍ” a las oportunidades y tomaría riesgos. Quería demostrarse a sí misma que su felicidad no depende de otros sino de sí misma. No sería fácil olvidar a Agustín, pero confiaba en sus palabras. Sí……sería feliz.

 

La suave brisa acariciaba su cabello. No tenía frío a pesar de estar en su balcón a unos buenos metros por sobre el suelo. El café de esa mañana se sentía más aromático que nunca. Le recordaba el café parisino que compartió con Agustín cuando abrió su tienda en esa maravillosa ciudad. Era un recuerdo lejano pero marcado a fuego en su corazón.

Fueron dos semanas de arduo trabajo para acondicionar la tienda y dejarla lista para empezar a funcionar. Estaba cansada sin duda, pero el esfuerzo bien valdría la pena. Esperaba tener el mismo éxito en Barcelona como en todas las otras ciudades donde su marca se establecía. Si reflexionaba cuidadosamente, todo lo que siempre soñó lo había alcanzado. Estudiar diseño, ser dueña de una marca internacional, posicionarse como una de las diseñadoras top a nivel mundial, tiendas en diferentes países, una familia maravillosa, el mejor amigo que pudiera tener, hasta un hijo adoptivo al que adoraba. Pero aún había algo que rehuía de ella……el amor.

No supo si llamarlo mala suerte, o era simplemente que la vida le estaba haciendo esperar por algo mejor. La cosa era que ansiaba llenar el vacío que Agustín dejó. No podía negar que su corazón seguía latiendo aceleradamente cada vez que pensaba en él, sin embargo, dentro de la tristeza, se alegraba que estuviera con Elisa. Ella fue mucho más valiente, se arriesgó por Agustín y aprovechó las oportunidades. De cierta forma la envidiaba, pero la había impulsado a tomar una actitud distinta si el amor tocaba a su puerta nuevamente. Esta vez no callaría sus sentimientos.

 

La primera vez que la vio sintió mariposas en el estómago, su corazón se revolucionó y su respiración se entrecortó. Tenía solo 15 años cuando llegó a su vida. Había dejado su anterior escuela, según ella, por ser demasiado elitista. No le gustaba mezclarse con hijitos de papá que alardeaban de sus millones y no hacían otra cosa que hablar de vanidades. Y no es que ella no tuviera de qué jactarse, pero su orgullo era su familia y de ellos sí presumía. Ellos le enseñaron que la riqueza no era un fin si no un medio, que lo más importante es el amor y la amistad, los valores, la espiritualidad y la simpleza de la vida libre de pretensiones.

Ella era así, humilde de alma y libre de espíritu. Alguien imposible de no amar.

Ese día era la primera vez que volvía a verla después de 13 años y la sensación era la misma que en aquel entonces. Guardó distancia. No quería que ella lo viera, mucho menos en calidad de acosador. ¡En qué se había metido! ¡En qué hora le hizo caso a su amigo de seguirla a todos lados para saber sus horarios, sus lugares favoritos, su rutina! Aunque no lo aceptase, esa era la única forma de encontrar el momento preciso para formular el reencuentro de una manera que no levantara sospechas. Ahora solo quedaba armarse de valor y dejar la cobardía a un lado, esa misma que lo hizo huir de su lado una vez.  No permitiría que se apoderase de él nuevamente.

Tenía miedo y mucho. “¿Y si me olvidó? ¿Y si me odia por haberme ido sin despedirme? ¿Y si aún lo ama?”, se cuestionaba con inquietud. Sabía que para Rocío no sería fácil olvidarse de Agustín. Tendría una lucha constante con su sombra, pero estaba dispuesto a pelear la batalla. Ganar el corazón de la doncella se convirtió en su cruzada, una que estaba a punto de iniciar.

 

Llevaba dos semanas observándola. Usualmente lo hacía cuando ella terminaba de trabajar. Él terminaba el suyo y corría hacia donde estaba la tienda de Rocío. Se sentaba cada día a tomar un trago en el restaurante de enfrente a una distancia considerable para que ella no lo viera pero que aún así le brindara la oportunidad de verla. Sabía que trabajaba más de la cuenta. Hasta ese momento no era consiente de todo el esfuerzo que conllevaba abrir una tienda. Había tantas cosas que considerar. Debía lidiar con los contratistas que remodelaban el local, quienes muchas veces se tomaban atribuciones y hacían arreglos sin tomarla en cuenta. También debía comprar los muebles, aparadores, vitrinas, colgadores, exhibidores y un sin número de accesorios para darle vida al proyecto que flotaba en su mente. Otro dilema era tratar con las costureras, que por lo visto tenían métodos de costura un poco diferentes a los que ella estaba acostumbrada. Y ni hablar de los aspectos legales. Con razón la pobre terminaba tan agotada. Pero nada que un suave y relajante café no pudiera remediar. Cada tarde, como si de un ritual se tratara, al terminar de trabajar, caminaba un par de pasos y entraba en la cafetería que estaba casi al lado de su tienda. Se sentaba cada día en una mesa diferente, quizás para ver las cosas desde una perspectiva distinta, vaya uno a saber. Lo que no variaba era lo que pedía. Siempre lo mismo. Un Caramel Macchiato acompañado de una tarta de manzana asada. Qué placer le reportaba ver las ganas con que ella disfrutaba cada mordida de esa tarta o cada sorbo de ese café. Y es que Rocío disfrutaba de las cosas simples de la vida por muy sencillas que estas fueran. Sin duda nunca dejó de amarla y el tenerla frente a él despertó sentimientos que creía haber enterrado hace mucho tiempo atrás. ¡Qué mentira!.....nunca estuvieron enterrados…..siempre permanecieron ahí…..en su corazón, llenando cada fibra de su ser.



#33601 en Novela romántica

En el texto hay: drama, amor, amistad

Editado: 04.05.2022

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