Martes 22 de Octubre. 11:30 pm
Querido Diario:
De nuevo solo descanse media hora. Y al despertar estaba confundida y adolorida. Mi cuerpo ya no está soportando esto. Mi inconsciente está empeñado en hacerme soñar con él, y cada que lo hace aparecer, se esmera en que se vea tan real, razón de mi confusión por la mañana. Ese sueño que me hace extrañarlo aun más...
Me encontraba en una especie de cafetería, tenía pinta de New York pero era en el centro de mi ciudad. Parecía que estaba trabajando en algo en una laptop y, el cliché, yo estaba sentada frente a un gran ventanal con vista a la calle. Y en la acera, iba él con un amigo suyo, uno desconocido para mi. Él se separa y entra conmigo a saludar y se sienta a mi lado a disfrutar de un jugo de naranja natural. Su favorito. Le decía que yo me sentía lista, lista para él, le pregunté tímidamente si estaría conmigo pero solo me besó. Quisiera sentir de verdad ese beso.
Desperté pensando que de verdad pasó, no sabia si fue un sueño o realidad pero después de un par de minutos mi cerebro reaccionó. Él no estaba. Ya no estaba conmigo. El clima hoy es caliente, pero siento frío, no el clima frío que me encanta, es un frío de soledad, de abandono que hace que me cuestione sobre si de verdad yo valgo la pena.
Hoy salí con una amistad. Una amiga. Le conté lo que me pasó con él. Estuve horas esperándola, siempre llega tarde. Por ahora eso no es lo más importante, mientras esperaba su llegada, estaba en una de las bancas del centro comercial, la gente me miraba raro porque llevaba ya mucho tiempo ahí. Veía a las personas pasar y comencé a soñar despierta. Sobre un encuentro casual con él. O que llegue de la nada a pedirme que esté con él. O que venga un día a mi puerta y me de un beso, de esos que reparan los pedazo de tu corazón. Pero se que nunca pasará. Realmente dudo que el vuelva antes de lo planeado...
Cuando llegó mi amiga, nos sentimos por la zona de comidas, no pasó ni tres minutos y ya estaba explicándole todo con lágrimas en los ojos. Diciéndole lo mucho que me dolía esta situación. Ella casi no es empatia con ese tipo de cosas, pero entendió porque lo hacías y entiende porque me duele. Me dió consejos que ya había seguido antes y no me funcionaron. Lloré aun más, no me importaba que la gente me viera llorando en plena plaza comercial o plena calle. Cuando no puedo seguir guardando mis sentimientos, estos salen solos. Le dije de mis malestares físicos, me obligó a comer un cono de helado, le pedí que no me dejara ir al baño, porque seguramente lo vomitaria. Llegó la hora de regresar a casa, de regresar a fingir una sonrisa y que todo esta bien. Todo bien.
También tengo una duda que necesito resolver, sobre mi, quizás cuando lo resuelva sea la llave para hacer que él vuelva, quizás...
¿Quién soy?
¿Hay algo que me defina? Realmente no sé quién soy. ¿Qué soy?, ¿a dónde voy?.
De alguna manera siento que haga lo que haga nada me define. Nada me dice quien soy. Soy un humano cualquiera en este planeta donde hay maldad y bondad, ignorancia y sabiduría, luz y oscuridad, gente vinculada de alguna forma. Debo tener algún camino que no he descubierto.
Muchas veces en el día me pregunto, ¿si yo fuera diferente tendría este mismo camino?
No recuerdo si alguna vez en esta vida me llegué a amar, que no me importara lo que dijeran de mi, que supiera lo que quería. Cuando pienso en mi pasado, sólo veo colores grises.
Lágrimas saladas y corazones amargos.
Veo este presente, tantas fallas en mi, demasiadas que hasta se puede hacer una gran lista. Si tan solo yo fuera diferente...
#39500 en Novela romántica
depresion y ansiedad, diario personal de una joven, amor adolecente y adulto
Editado: 05.11.2019