A la espera de ti.

Día 14

Sábado 2 de Noviembre.

Querido Diario:

¡Oh-por-zeus! Este día fue lindo. Me sentí chihuahua emocionado cuando oí sus pisadas en el porche de mi casa y al tocar la puerta. Tuve que aguantar mis ganas de abrazarlo y besarlo como loca. La última vez que lo vi tenía su cabello algo largo y también su barba (que el odia pero yo amo) y hoy llegó con el cabello corto y afeitado. Sus mejillas estaban suaves, aun con cara de bebé, lo amo y es hermoso.

Apenas llegó y le serví de comer algo que preparé sola. Parece que lo disfrutó, dejó el plato limpió. Estuvimos bromeando y jugando, dios santo, si que lo extrañé, vimos también la película de terror que escribí anteriormente. En medio de una escena tensa el me asustó. También se acostó en mi pecho, pude oler su cabello, su aroma, es como una droga para mi. Me sentí más calmada. Más feliz. También acaricio mi cabello, tomo de mi mano a veces... Y nos besamos. Con cada beso yo deseaba más y más de él. También jugamos como si de niños se tratase. Cosquillas, peleas con la colcha, mordidas. Elogió la forma en la que estaba arreglada. La ropa no era hermosa pero mi rostro si, dijo que me veía muy de los 90's (misión cumplida) y que le daba un aire a Selena Quintanilla pero con más cachete, yo sólo reí. También me dijo que me tomara fotos con su celular con esta apariencia nueva y lo hice. Me emocioné cuando me lo pidió. Tal vez vio una foto mía antes de dormir. O tal vez no. Pero al menos tendrá algo mío.

Me da vergüenza contarte esto. Pero llego un punto de la noche donde tuvimos algo de privacidad e intimidad, una cosa llevó a la otra, fue gracioso porque me probé una ropa vieja que el quería ver. Fue como buscar un disfraz de halloween. Pero la cosa se intensificó y...

Y cómo todo lo bueno tiene que acabar, ya era hora de que se fuera. Estaba sola en casa así que no me dejó acompañarlo a la parada del camión. Así que sólo lo acompañé al porche y me besó. Después me regresó y dijo que no se iría hasta que me encerrara bien en casa. Antes de eso me le quedé viendo y me preguntó que ocurría le pedí un segundo beso, me lo dió. Cerré la puerta de mi casa y vi que ya se iba, grité desde adentro, me sentí de nuevo un chihuahua pequeño y tembloroso viendo a su amo partir,  le grité "Te amo", el sonrió y con sus manos formó un corazón. Y fue lo último que hizo antes de irse.

Me di media vuelta y me dejé caer en el sillón, sólo susurré "No lo dijiste..."
Apesar de que fue un gran día, todo el día aguante las ganas de llorar. De felicidad por tenerlo aquí y de tristeza porque prácticamente no lo tengo conmigo. No sé si me di a entender.

Mis lágrimas caían y no pude pararlas. El no sabe que aún tengo una foto nuestra de fondo de pantalla. Ni que mantengo su apodo en mis contactos. No sabe nada.

Por mensaje, cuando el ya estaba en su casa, le di las gracias por haber venido. Que el hecho de que estuviera aquí fue como "recargar mis baterías". Necesitaba de él. Le confesé que había pensado que ya no vendría a pesar de que el me repitió varias veces que lo haría. Que siempre vendrá si lo necesito, pero que también debemos despegarnos un poco. Amor mío tan ingenuo, no tiene idea de lo que he sufrido estas dos semanas y fue ahí cuando se me ocurrió preguntarle

"Sigue siendo difícil. Estás dos semanas, ¿te han servido? ¿Se te ha hecho difícil?"

Me sorprendió su respuesta. Dijo que se sentía más tranquilo. Me alegra que lo esté, de verdad. Pero algo en mi esperaba que dijera que me extrañaba o que lloraba a veces por mi, así como yo he llorado por él. Supongo que la única que está sufriendo soy yo.

De igual manera. Me sentí feliz al verlo. Ver esos ojos que me enamoraron el primer día que los vi. Sentir el calor y la suavidad de sus abrazos... podría morir en sus abrazos




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