–Dicen que los ojos grises tienen el color del mar en invierno, del plúmbeo atardecer en los países norteños. Que es la mirada de las personas soñadoras que miran el mundo con un halo de sutil recogimiento, melancolía y enorme curiosidad.
Acunó su cara entre sus manos, para luego besar su frente con ternura, sin saber que sería su última vez.
Su cabello castaño revoloteaba junto aquella brisa de invierno, sus ojos grisecios transmitían la ternura e inocencia de cualquier niña pequeña, pero sus pequeños jimoteos le destrozaban por dentro, si tan solo tú viera otra oportunidad, el aria las cosas diferentes está vez, si tan solo pudiera arreglar las cosas y evitar aquel trágico final.
Sin tan solo las historias de su abuelo fueran reales, si tan solo pudiera volver el tiempo y salvar lo que juro proteger.
–Apartir de hoy, viviras una vida normal y corriente, vive y se feliz, esa será mi última orden, para ti.
-Diana…
Suplico en vano por qué ella desapareció como aquella brisa de invierno.
A la vuelta de la esquina…