Me empezaste a gustar, pero no lo sabías y no planeaba decírtelo, la verdad. Me dijiste muchas cosas de ti que me mantuvieron a raya. Te gustaba hacer daño por placer, te gustaba el alcohol, y fumar marihuana, aunque me juraste más de mil veces que solo lo habías hecho una sola vez o dos... Pero yo, no quería un novio así. No es que los sentimientos se controlen, pero los actos sí. Eso pensaba. Estuve consciente de que amarte era un riesgo que no quería tomar, pero empezaste a insistir.
Además, eras muy bueno en otras cosas. Inteligente, te gustaban los niños, eras voluntario cuidando niños discapacitados. Eras tierno, muy dulce. Amable con los demás, parecía que podías comprenderme en todo.
Nadie es perfecto.
Y yo, siempre he sido muy débil o muy tonta.
Y mi novio me estaba empezando a hartar con sus celos y sus mentiras.