Empezaste a pedirme muchas fotos, como en los viejos tiempos, y tú, no te quedabas atrás. Me enviabas tuyas, salías precioso, me encantabas, y yo te encantaba.
Me sentía incómoda cuando me pedías aquellas especiales, sin ropa o mostrando algo. Jamás había mandado fotos así a nadie, no se por qué lo hice contigo.
Me sentía mal.
"Pero, ¿por qué, mí niña? Soy yo, tu amor, quien te ama". Me compraste con eso.
Otra vez, estaba contigo.
Otra vez era la tonta que estaba contigo, sabiendo lo que eras.
Por eso me desilusioné una vez de ti.
Hablabas más de hacer el amor conmigo, y de verme denuda que de otras cosas.
Era evidente la diferencia de como me tratabas a mí y a las demás.
Pero te elegí.
Elegí amarte y ya no podía revertirlo, ¿o si?