Trágame tierra.
¡Trágame tierra!
No sabía en donde meter mi cara.
Que vergüenza.
Que dolor.
Que decepción.
Aunque me explicaste porqué no podía mencionarte siquiera en un comentario. No te creía, se me hizo muy sospechoso. Algo me decía que todo eso era mentira.
Bien.
No me quedaría tranquila.
Tenía que hacer algo.
Estaba contigo a ciegas, sin saber quién diablos eras, ni cuáles eran tus verdaderas intenciones. Tenía que quitarte esa máscara.
Quería matar mis dudas.
Quería saber si podía o no amarte.
Entonces, se me ocurrió una idea.
Hice un facebook falso, puse fotos de otra chica, hice publicaciones, agregué varios amigos y luego, te envié la solicitud.
Al rato la aceptaste.
Te hablé.
Te dije que mi nombre era Verónica y que era un placer enorme saludarte.
Dos días hablando de esa forma y no sopechaste nada. Ya era hora de sacarte la verdad.
Te envié fotos y una nota de voz de mi mejor amiga, así confundirte, para que no sospecharas que era yo.
Poco después, la conversación se puso interesante.
Dijiste que vivías solo, lo que era correcto.
Que hace años te sentías muy solo,
y que, a lo mejor así te ibas a quedar.
Entonces, te pregunté que si no tenías al menos una novia que te acompañara.
Respondiste que no, que solo habías tenido dos novias a distancia, y las dos relaciones habían fallado. Sabía de esas dos chicas que habías tenido.
Y, a mí... no me mencionaste.
Me negaste.
¡Hijo de p&7#!
(Perdón señora "sobre protectora")