Estabas decepcionado.
No podías creer que yo enviara una amiga mía a interrogarte.
Te chocaba que no confiara en ti y te espiara.
Que eras incapaz de contarle a una extraña, lo más importante del mundo para ti, que era yo.
Sí, ajá...
Yo estaba muy enojada, la verdad no quería ni hablar contigo, pero algo, no se que, me hizo darme cuenta de que no estaba en posición de exigir, porque yo también te mentía.
Traté de calmarme.
Quise que las cosas se resolvieran.
Te dije que trataras de entenderme, que te pusieras en mi lugar.
¿Qué hiciste tú?
Me dejaste.
O mas o menos algo así.
Dijiste que nos diéramos un tiempo, que estábamos discutiendo mucho, que no nos estábamos entendiendo, que yo desconfiaba de ti, y era verdad, pero dejarnos, no era una solución, era empeorar las cosas.
Pero lo quisiste así, y lo tuve que respetar.
Amigos...
Quedamos como amigos.