Desde que era pequeño siempre soñé en estudiar en la Academia de artes Hamilton. Y por fin después de dos años logré entrar. Niños pueden entrar desde los 10 años hasta los 20 aunque ya a últimas edades ya no es tan benéfico. Lo ideal es estudiar los diez años, pocas personas lo han logrado pero esas personas han sido las más talentosas.
Cuando tenía seis años le compuse una canción a mi madre, fue tan buena que comencé hacer canciones de cualquier cosa. Entraba al baño o a la cocina y hacia una canción de lo primero que veia. La cancion favorita de mi mamá es la cómo lavar la verdura. Después a los siete mi madre me compro una guitarra, y unas clases con un maestro que apenas podía pagar. Me esforcé en aprender lo más rápido que podía para que no pagará más de lo que necesitara.
A los ocho años conocí a mi mejor amigo, un día en la clase de música el maestro no llego y mi madre ya me había dejado ahí. Así que los dos hablamos entre nosotros, él tocaba el piano así que me enseñó como vio que me encantó tanto iba a mi casa y me enseñaba a tocar el piano para que mi madre no pagará más clases.
Éramos tan unidos que a la semana estábamos juntos 100 horas. Nos cambiaron a la misma escuela e incluso se habían mudado cerca de nosotros. Me prestaba su piano algunos días de todos modos tenía mas en su casa, pero en especial me prestaba su favorito.
Un día hubo un accidente por el cual nunca lo volví a ver, nunca supe si falleció o solo se mudó y mi madre nunca me dijo nada. Al ver que era tan doloroso para mí, decidió que teníamos que mudarnos. Con el paso del tiempo volví a estar bien, obvio nunca lo olvidé.
He estudiado en miles de escuelas de arte pero en ninguna tan importante como lo es Hamilton. Cada una me ayudó a mejorar y obtener recomendaciones de mis profesores y por fin estudiar en mi escuela de ensueño. Mi madre ha gastado tanto dinero en mí, incluso dinero que ni tiene así que espero yo mismo pagar esta escuela. Ya que para poder entrar tuve ganar una gran beca.
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—Quiero que me llames todos los días que me cuentes todo —dice mi madre acomodando mi saco y mi corbata —. Si necesitas cualquier cosa también puedes llamarme, yo te enviaré dinero cada que pueda y...
—Mamá —contesto mirando a otro lado para no llorar —. Yo te llamaré lo prometo, pero no tienes que enviar dinero. Conseguiré un trabajo, la ciudad está cerca.
Mi madre solo asiente pero comienza a llorar, volteó hacia los demás lados para ver si alguien nos está mirando pero no hay nadie cerca.
—Mamá te amo, pero tengo que irme nos veremos en un par de meses. Aprovecharé esto todo lo que pueda, lo prometo.
—Confio en ello —dice para después darme un beso en la mejilla y darme una señal de que puedo irme.
Tomo mis maletas y camino hacia la escuela, el tan solo hecho de estar parado afuera de esta escuela es tan gratificante. Aunque nadie más que yo parece emocionado.
Volteó a ver a mi madre quien aún no se ha movido, está quieta solo mirandome. Solo me giro y continuo mi camino, le debo todo a mi madre así que haré que este orgullosa de mi.
Lo primero que veo al entrar es el logo de la escuela en escultura, para mí esto es una leyenda. Estudié todo sobre la escuela y dónde está cada cosa para no perderme. Mínimo lo que venía en internet.
—¡Okey! Los alumnos nuevos de este año favor de seguirme —una chica de cabello largo y rubio llama la atención de los que están cerca por lo que la miró fascinado. Sinceramente es una chica hermosa.
Camino hacia ella al igual que varias personas más. Hay niños pequeños y si me ponen en una clase con ellos me pondré a llorar. No quiero que me traten como un niño o un novato. Si estoy en esta escuela es por algo.
—Bien primero los guiare a sus habitaciones, las habitaciones están divididas en edades así que no se preocupen de estar con un adolescente o un niño. En cuanto a las clases esas estarán divididas algunas en edades y otras por talento. Aunque es una Academia de artes no por eso debemos dejar al lado las demás materias.
Veo como niños pequeños cargan su equipaje y yo ya me cansé de cargar el mío. Enserio que esta escuela me hace ver mal, en mis anteriores escuelas siempre fui el chico sobresaliente.
Veo como algunas personas de años pasados están practicando y lo hacen tan espectacular, es tan armónico que ni de broma podré hacer eso yo. Soy mejor en el violín que en cualquier otra cosa, en la guitarra también y un poco de piano pero de cualquier otro no sé ni cómo se usa.
—Antes de colocarlos en sus habitaciones debo preguntar si alguien de aquí es homosexual, no es por exhibir a nadie es solo que no puedo colocarlos con alguien de su mismo sexo si lo son —algunas personas rien y hacen comentarios entre ellos —. Debe quedar en claro que esta es una escuela de alto prestigio y no se tolera las relaciones amorosas, no se permite el sexo. Así que ni lo piensen será causa de expulsión al igual que acoso o alguna pelea somos compañeros en esta escuela todos nos apoyamos. Todos se ganaron su lugar así que si alguien piensa tan solo en hacer alguna de las actividades antes mencionadas de una vez se puede ir. Y debo volver a preguntar ¿Alguien de aquí es homosexual?
Algunas personas alzan sus manos por lo que la chica los separan de los demás. Observo a cada persona que alzo la mano, si los viera en la calle nunca pensaría eso de ellos.
—¿Puedo saber su nombre? —pregunta un chico por lo que está solo le regala una sonrisa.
—Perdonen a todos. Estoy tan emocionada que se me olvidó presentarme. Mi nombre es Emily, seré su coordinadora este año aunque con el tiempo verán que hay más como yo. Yo les ayudaré sobre sus horarios y sobre alguna inquietud que tengan sobre la escuela.
—Bueno pues Emily es un gusto, mi nombre Jackson y espero que esta charla continue otro día en la cafetería —dice el mismo chico caminando hacia ella por lo que está da un paso atrás.