MAIA
Como aquel chico no escucho mis pasos ni le respondí sobre las llaves, se voltio y con lentitud bajo su brazo, en donde su mano sostiene una toalla que hace unos segundos lo uso para secarse el cabello y de seguro estuvo a punto de desmayarse, su rostro lo dice todo, claramente no soy “Dylan” por lo que su cuerpo se tensó. Yo completamente empapada, supongo que pálida, con mis ojos rojos, al igual que mi nariz, demuestra el inicio del proceso de una ruptura amorosa.
Como el chico quedo sin habla decidí aclarar mi garganta y soltar algunas palabras para este incómodo momento.
— Hola, ¿este es el departamento de Dylan Reynolds?— pregunte con timidez.
Claro que dije nuestro apellido, tengo que asegurarme.
— Si, lo es—hecho un vistazo a su alrededor tocando su cabello oscuro, para luego encontrar mis ojos— está ensayando con su banda, debería estar en camino, pasa.
Solo asentí y murmure un simple “Gracias”.
— Espera, te ayudo con las maletas— dijo esto dejando la pequeña toalla en una silla.
Se acercó deprisa para tomar mis maletas lo cual ya no pude negarle, entonces cerré la puerta y camine detrás de él cargando con mi bolso. Dejó mi equipaje al lado del sofá y me dijo que me ponga cómoda y que buscaría una toalla para mi cabello. Con una miradita a mí alrededor obtuve una conclusión, definitivamente es el departamento de mi hermano, está igual que la primera y última vez que estuve por aquí, aunque hay algunos adornos nuevos que no había visto antes.
Él regresó y me entrego una toalla, seguido a esto clavó su mirada en mí por unos minutos, mientras me secaba el pelo, lo cual me intimido un poco y solo mantuve mi mirada en otra dirección. “Supongo” que noto que le falta una polera, porque él desapareció de la sala muy inquieto.
Imagínate como estoy yo.
Mi cabello esta menos húmedo que antes así que deje la toalla doblada a un lado y nuevamente él se acerca al sofá en donde estoy sentada, con su celular en mano, ojalá que esté intentando comunicarse con mi hermano.
Esta vez él si está completamente vestido y fije mi mirada en su polera.
“Artic Monkeys”.
Es la banda favorita de Mateo.
Mis ojos nuevamente se humedecieron así que mordí mi labio inferior para contenerme de las lágrimas.
DYLAN
Ya perdí la cantidad de veces que ha vibrado mi celular en mi pantalón pero continúe deslizando mis dedos por las cuerdas de mi guitarra. Hemos ensayado toda la tarde porque tenemos que aprovechar el tiempo al máximo, ya que este fin de semana mí mejor amigo Blake no estará en la ciudad.
— Chicos, un descanso— Alce un poco mis brazos para que se detengan.
— ¿Qué sucede ahora Reynolds?— Suspiro Nick y tomo su botella de agua que estaba en el suelo.
Deje mi guitarra en su funda y con mala gana saque mi celular, para apretar la opción “Modo Avión”, pero antes, por curiosidad deslice la parte superior de mi celular, encontrándome con varias notificaciones, como por ejemplo Instagram, Twitter y algunos mensajes en WhatsApp. Hasta que me detuve por una notificación que no veo a menudo “Maia la intrusa te ha enviado cinco mensajes”. Así que lo abrí.
Odio cuando me interrumpen en mis ensayos.
Dylan, ¿estás?
No seas cruel respóndeme, necesito de tu ayuda.
¡Joder respóndeme!
Créeme que si estas con una chica ahora mismo ¡es muy temprano para hacer ESO!
Además, ¡soy más importante que todas las chicas con las que te has metido!
MATEO ME ENGAÑO Y NECESITO URGENTEMENTE HELADO, UN ABRAZO Y ALOJAMIENTO
(¡Odio cuando se meten con mi hermana!)
¿¡QUE!?
Mierda ¿¡Dónde estás!?
¡MAIA!
¡PEQUEÑA INTRUSA RESPONDEME!
Me ha enviado mensajes cada cierta hora y yo un completo estúpido ignorando el celular. Al ver que no respondía, me preocupe bastante, es de noche, está lloviendo y no tiene un lugar cómodo para quedarse, entonces decidí llamarla.
— Dylan ¿Qué pasa?— pregunto Blake junto a mí.
— No responde— murmure.
Levante mi vista y mis tres amigos observándome, esperando una respuesta.
— Chicos, ya es tarde, el tiempo se nos pasó volando— respondí entre titubeos, dejando mi celular en el bolsillo de mi pantalón.
— Dylan ¿Qué hiciste? tus ojos van a explotar de los gigantes que están— comento Jacob soltando una carcajada junto a Nick.
— ¿A quién dejaste embarazada?— Nick continuo con el juego, por supuesto, no se puede quedar atrás.
— Ya chicos, basta— Blake detuvo las carcajadas de los muchachos con seriedad.